martes, 25 de octubre de 2011

Como perder una Vuelta

El 11 de mayo del año 85 se iba a correr la penúltima etapa de una apasionante 40ª Vuelta ciclista a España. Esa edición tenía, hasta el momento, un nombre propio único. Ese nombre unánime para todos era el del británico Robert Millar, del equipo Peugeot. Era el líder de la general, con un puñado de segundos sobre el colombiano Francisco Rodriguez y el tercero en discordia era el español Peio Ruiz Cabestani, del equipo Gin MG-Orbea.
 
En dicho equipo también corría un, por aquel entonces, joven Perico Delgado, quien estaba muy alejado en la general, a 6 minutos y 13 segundos del jersey amarillo, Millar. Esa penúltima etapa era, a priori, una mera etapa de transición, previa al día de finalización de la Vuelta por las calles de Salamanca. Digo que se preveía una etapa tranquila porque el colombiano Rodriguez no parecía que fuese a presentar batalla, y el resto de aspirantes al amarillo se encontraban bastante más alejados en la general.

Ese día la etapa comenzó subiendo el puerto de la Morcuera, sin mucho que contar, salvo que el soviético Osipov pasó el puerto destacado en cabeza. Sin embargo, poco después comenzaron una serie de hechos que hicieron que la carrera se le torciese a Millar. Rompió un radio de su bicicleta antes de Cotos Osipov, y en pocos kilómetros el Kelme Recio le superó en cabeza. Pincha la rueda Millar, y en ese momento le ataca Peio, secundado por otro corredor. Eso obliga a Millar a quemar al último compañero que le queda en el grupo, Pascal Simon, dejándole a partir de ahora en solitario para defenderse durante toda la etapa.
 
Perico, como siempre, suelta su ataque, al que salta también Belda. Tanto Millar como Rodriguez consiguen coronar muy cerca de este grupo que había saltado, pero en ese momento, Delgado decide atacar de nuevo, esta vez, hacia abajo. Pocos kilómetros más adelante, este consigue contactar con Recio, y como ven que la alianza puede ser buena, deciden colaborar desde un principio.

A pie del puerto de los Leones, la diferencia del dueto cabecero era de aproximadamente un minuto sobre el líder y su pelotón. Todo estaba bajo control... hasta que comenzó la subida al puerto, el último de la etapa.
 
Al comenzar dicha subida los dos Skill se marchan hacia delante, tanto Caritoux como Kelly. Parecía un detalle sin importancia, pero si al final de la etapa hubieran estado al lado de Millar, este podría haber contado con su ayuda, pero claro, en el momento en que se fueron, Millar solo vigilaba a Pacho Rodriguez y a Peio, sus rivales en la general.
 
Pasa el dueto cabecero a toda velocidad por la cima, mientras que el grupeto de Millar pasa a un ritmo bastante más lento. Las imágenes del descenso, visto el resultado final, resultan cómicas; Millar da palmaditas de consuelo a Pacho y a Peio, creyéndose el ganador de la carrera (minuto 3´50´´ aproximadamente). Unos kilómetros más adelante, en el paso por Los Ángeles de San Rafael, la ventaja de la que gozan los dos fugados es de unos 5´30´´, aumentándola todavía aún más en los siguientes kilómetros.
 
Por supuesto, Peio sabía como estaba poniéndose la situación, pero no sería él quien informase a Millar, a quien debía informar Pierre Roland, su director de equipo. La diferencia había subido hasta los 6 minutos, y ahora era Millar quien debía tomar las riendas en la persecución, puesto que no le va a ayudar nadie en el relevo, y si lo hace alguien, este estará muy castigado como para tirar a un ritmo adecuado, mientras que tanto Perico como Recio van relevando a tope en cabeza de carrera.

El final, un auténtico drama para Millar. En la meta de Segovia, obtiene la victoria Recio, con unos metros de ventaja sobre un fundido Delgado. La afición espera ansiosa que pasen los minutos, puesto que han llegado los ecos de la actuación en la etapa de su paisano y desean poder cantar su victoria.
 
El siguiente grupo que hace su aparición en la línea de meta es el grupo de Kelly, que lo hace a unos 3 minutos del ganador. Ay si Millar se hubiera preocupado un poquito más de los del Skill y no tanto en vigilar a los miembros que compartían pódium con él en ese momento.
 
Finalmente hace su aparición en meta el grupo de un bloqueado, mentalmente hablando, Millar, que ha visto como lo tenía todo, y por ello daba palmadas de suficiencia a sus rivales tras el último puerto, a no tener nada, haberlo perdido todo por no haber sido oportunamente informado por su director, y por qué no decirlo, por una coalición española antibritánica. Tanto Orbea como Kelme se habían alineado, pero otros equipos como Fagor o Zor, no movieron un dedo más de lo necesario por ayudar al escocés.
 
En línea de meta, Roland no tiene forma de calmar a su corredor, quien llora desconsolado por lo que acaba de perder. 36 míseros segundos serán los que le separen finalmente de la victoria, y le otorguen a Perico su primera victoria en una gran general. Al día siguiente, ya no hubo nada que hacer, y Millar no tuvo forma de enmendar su error del penúltimo día de la carrera.


Perico narra su propia victoria en la general:



Saludos a todos!!

martes, 18 de octubre de 2011

El despiste de Perico

El primero de Julio del año 1989, el mismo año de la caída del Muro de Berlín, comenzaba la 76ª edición del Tour de Francia. Ese año tomaban la salida nada menos que 4 corredores que habían sido campeones de la carrera.
 
Cronológicamente, por antigüedad de ganadores, el primero de esos corredores era el francés Laurent Fignon, ganador de las ediciones de 1983 y 1984. Único bicampeón en la salida de la carrera. El ganador de 1985 fue Hinault, corredor que se retiró al finalizar la temporada siguiente, tras ayudar a su compañero de equipo, Greg Lemond a ganar el Tour de 1986. Lemond era, por lo tanto, el segundo corredor en activo campeón de la carrera.
 
En 1987 el ganador fue el irlandés Stephen Roche, que le ganó el Tour a Perico Delgado, tras un mano a mano impresionante de ambos, culminado por la gran última CRI del corredor irlandés, en la que superó a Perico por tan solo 40 segundos en la general final. El último de esos campeones aún en activo era el propio Perico, quien en su año victorioso, 1988, se mostró intratable durante la carrera, venciendo por más de 7 minutos a Rooks, aunque a punto estuvo de no poder celebrar el triunfo por un problema con una sustancia dopante. Por fortuna suya, el problema se solventó con la AMA y pudo saborear su merecida victoria.

De todos estos ganadores, Lemond era una auténtica incógnita, no por le hecho de pertenecer a un equipo de medio pelo, el ADR, sino porque meses después de ganar el Tour del 86, sufrió un grave accidente de caza, provocado por su cuñado, quien accidentalmente le disparó. Esto le dejó gravemente herido durante las dos siguientes temporadas, y además, con restos de plomo en el cuerpo, que posteriormente le obligaron a retirarse de la práctica profesional, además de hacer disminuir su rendimiento deportivo.
 
Fignon era doble campeón, pero en los años siguientes había vivido su propio vía crucis particular, con multitud de lesiones y bajo rendimiento. Roche era un gran campeón, como demostró en la temporada 89, pero ahora mismo no era un favorito de primera línea. Por último, estaba Perico Delgado, el gran favorito a priori, recordando el Tour de la temporada anterior.

Con esa situación se llegaba a la salida de este Tour, cuyas primeras 5 etapas no iban a finalizar en territorio galo. La primera etapa sería la tradicional etapa prólogo, que constaría de una CRI por las calles de Luxemburgo, de tan solo 7.8 kilómetros. A dicho prólogo, tenía el privilegio de salir a competir el último el ganador de la edición anterior, Perico, además de salir a la competición luciendo el maillot amarillo que consiguió en la temporada anterior, y por supuesto, de lucir el ansiado dorsal número 1.
 
Como la etapa era corta, pues eran menos de 8 km., los corredores salían a rodar por las calles cercanas a la disputa de la prueba, para calentar bien para la disputa de una actividad intensa durante poco tiempo. En aquella época no había bicis estáticas, por lo que era la única forma de calentar para los ciclistas.
 
Ese día, Pedro salió a rodar por ahí cerca, como todos, y en contra de lo que mucha gente dice, no se prolongó mucho en el calentamiento, ya que tal y como reflejan los medios de la época, llegó al control de firmas a 15 minutos de su hora de salida. A la hora de salir el corredor anterior, Kelly, estaba a un centenar de metros de la salida, acompañado por una cantidad ingente de periodistas. Eso pudo provocar que decidiera aislarse y alejarse un poco de la rampa de salida.

Y llegó la hora de su salida, y no estaba Perico Delgado. ¿Dónde está Perico? Esa era la pregunta que se hacía toda la gente, desde la prensa a la afición, pasando, como no, por sus directores Echávarri y Unzué, quienes estaban desesperados. Medio minuto y no aparece. Un minuto y sigue sin aparecer. 2 minutos, 2 minutos y 15, 2´20´´ y entonces es cuando aparece el corredor del equipo Reynolds por el horizonte. Mientras el llega a la línea de salida, el reloj sigue corriendo. Por fin, cuando toma la salida, el reloj marca ya un retraso en la misma de 2´40´´, ante los gritos desesperados de su director. Y aún no había recorrido la crono...
 
Finalmente termina su recorrido con un tiempo superior en 2´54´´ al tiempo de Erik Breukink, el ganador del prólogo. Evidentemente comenzaba el último el Tour en el que debía defender su victoria del año anterior. La lectura positiva, es que en tiempo real, su crono había sido casi excelente, puesto que solo se dejó 14 segundos en el asfalto. El problema, el tiempo que le costó su despiste a la hora de tomar la salida, pues no solo le perjudicó ese día, sino que en la CRE de la 5ª etapa, un Perico Delgado hundido psicológicamente fue un lastre terrible para su equipo, lo que le hizo perder unos 5 minutos a final de dicha etapa.

No había empezado casi el Tour, y Perico ya estaba último en la general, a unos 8 minutos del líder, Greg Lemond. Distancia muy inferior a la que terminó cediendo con el ganador final de la carrera, puesto que solo le terminó aventajando en 3 minutos y medio en la general, tras realizar Perico un Tour soberbio. Pero ese despiste del prólogo, le terminó costando un Tour en el que se mostró como el corredor más fuerte de la carrera. Por cierto, como anécdota, decir que en ese prólogo fue 7º un tal Miguel Indurain, a 10 segundos del ganador


Saludos a todos!!

martes, 11 de octubre de 2011

Lance Armstrong. Mi vuelta a la vida

"Quiero morir a los 100 años de edad, con una bandera americana a la espalda y la estrella de Texas en el casco, tras descender gritando por los Alpes sobre una bicicleta, a 120 kilómetros por hora. Quiero cruzar una última línea de meta y oír a mi esposa y a mis diez hijos aplaudiendo, y luego quiero tumbarme en un campo de esos famosos girasoles franceses y expirar con elegancia: es decir, la antítesis perfecta de la patética muerte que un día me anticiparon". 

Así comienza Mi vuelta a la vida, el libro escrito por Lance Armstrong tras haber superado un grave cáncer testicular que le supuso el perder un testículo, pero ganar una voluntad de hierro y sobre todo, el ser mejor persona, según reconoce él mismo.

Tras los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 el norteamericano Armstrong, de apenas 20 años de edad, firmaba su primer contrato como profesional, con el equipo Motorola. Sin duda era uno de los ciclistas más jóvenes del pelotón. Y también tenía gran calidad, puesto que de lo contrario, no habría llegado tan joven a la élite, más aún siendo americano y no haber crecido en la cultura europea del ciclismo, puesto que en su país en esos momentos no había cultura de este deporte, a pesar de Lemond. En su primera carrera, la Clásica de San Sebastián, terminó el último del pelotón, pero no se retiró. Pocos días después, en el GP de Zurich, cabreado consigo mismo, consiguió finalizar segundo.
 
En la temporada siguiente, su primera completa, la del 93, mientras corría por primera vez el Tour, consiguió allí su primera victoria de etapa en dicha carrera. Y tan solo unos meses después se convertía en uno de los campeones del mundo más joven de la historia, tras alzarse con el maillot arco-iris bajo la lluvia de Oslo. Él era así, todo precocidad.
 
1995 fue el año de su explosión definitiva, con 24 años. Consiguió victorias en la París-Niza, la Clásica de San Sebastián, para redimirse de su debut profesional, y de nuevo en el Tour, esta vez en memoria de su compañero Casartelli, fallecido 3 días antes por un accidente en la carretera.

Era un grandísimo corredor en pruebas de un día, quizás el mejor corredor de su país, y tras la aparición de Ullrich, la mayor promesa joven sobre la bicicleta, pero 1996 supuso un frenazo en su carrera. Había firmado un contrato con el conjunto francés Cofidis para las siguientes dos temporadas, pero el 2 de Octubre de 1996 se levanto con un testículo muy hinchado, casi del tamaño de una naranja pequeña. Venía ya de bastantes días de encontrarse mal, llegando incluso a toser sangre, pero como todo deportista de élite, lo achacó al entrenamiento y la actividad física.
 
Pero el tamaño de ese testículo le impidió ya ese mismo día retrasar más una visita al médico. Este le dió las malas noticias, tenía cáncer, aunque si este era detectado en las primeras fases, era fácilmente superable. Pero las malas noticias nunca vienen solas, y las pruebas determinaron que el cáncer se había extendido a los pulmones y tras otras pruebas posteriores, también en la cabeza tenía dos nódulos. Debía recibir quimioterapia, y por lo tanto, salvo una gran sorpresa, debía decir adiós a la práctica del deporte profesional con apenas 26 años recién cumplidos.
 
Se le había extirpado el testículo en ese mismo 2 de octubre, y se le había preparado ya para iniciar la quimioterapia. Su médico de confianza, Wolff, le permitió que buscase el lugar que le pareciese más oportuno para superar el tratamiento, y decidió Lance, junto a su madre, el visitar varios sitios. En el que primero le prometieron una pronta recuperación, pero abandonar por completo el deporte profesional era la consecuencia. Eso fue en Houston. Como Lance quería seguir teniendo la posibilidad de volver, también pidió información en Indiana, que fue el lugar que le convenció, porque le dijeron que el proceso no afectaría a su capacidad pulmonar y por lo tanto, podría volver a la élite.

El 26 de Octubre recibió su primera sesión de quimio, y los siguientes 3 meses fueron un suplicio para él, quien comenta que le gustaba seguir saliendo a rodar con la bici durante el tratamiento, hasta que llegó un momento en que una señora mayor le adelantó pedaleando tranquilamente una cuestecilla que a él le estaba costando horrores el subir. El cáncer le estaba destruyendo el cuerpo, y él mismo dudaba que pudiera volver a ser profesional. Pero lo importante es que se recuperó del cáncer, al menos momentáneamente, ya que debía esperar todo un año para comprobar que no se había reproducido en su cuerpo (que finalmente no lo hizo).
 
Durante todo el proceso de recuperación, que duraba un año aproximadamente, sumado al tiempo de duración de la enfermedad, Lance había cambiado, y no solo digo físicamente, sino que algo había cambiado en su cabeza. Nada más superar la enfermedad quiso crear una fundación para ayudar a la gente que había padecido lo que él. Había pasado de ser una persona tremendamente engreída a querer ayudar a la gente, ya que el tuvo la suerte de vencer a la enfermedad. Ese es el gran cambio que él achaca a la enfermedad. Y como muestra de que no todo el mundo tiene la misma suerte que tuvo él, a las pocas semanas de recuperarse él, enfermó su amiga Stacy Pounds, secretaría de su representante. Se le detectó cáncer pulmonar, y para su mala suerte, lo suyo era incurable. Prefirió disfrutar lo que le quedaba de vida y no someterse a la quimioterapia. Lance la regaló una cadena con una cruz, teniendo el otra, diciéndola que la llevase, que él la llevaría siempre en memoria de ella, aunque ninguno de los dos fuese creyente.

1997 fue un año meramente de recuperación, tanto de nivel físico como de las ganas por volver a competir. Había perdido mucha masa muscular, por lo que le beneficiaba para su actividad física, pero no tenía confianza para forzar su organismo, ya que temía enfermar de nuevo. Su equipo, el Cofidis le iba a rescindir el contrato y nadie quería contar con sus servicios para la temporada 98, ya que nadie les garantizaba que fuese una apuesta ganadora (más aún por el salario que pedía, bastante elevado teniendo en cuenta su condición). Pero en estas que apareció un joven equipo de su país, el US Postal Service, que contaba en sus filas con gente como Hincapie o Hamilton, y a partir de ese año, también con Lance. No pasaban más que de ser un equipo de segunda o tercera fila en el pelotón. En esa temporada se dedicó a readaptarse al pelotón, a amar este deporte y además, consiguió finalizar 4º la Vuelta a España que ganó Olano, y solo 6 segundos le separaron de la plaza del pódium del Chava. Su futuro director Bruynell, le envió un telegrama diciendo que el año que siguiente su foto iba a quedar muy bien en lo alto de París.


El resto de la historia de Lance, tras superar el cáncer, es conocido por todos, aunque su sueño no era ya ganar 7 Tours de Francia, su sueño, tras superar el cáncer, era ganar tan solo uno.



saludos a todos!!

miércoles, 5 de octubre de 2011

Tre Cimi di Lavaredo

Hablando de ciclismo, por supuesto no se puede olvidar nadie del ciclista más grande de la historia (solo Coppi podría discutírselo, pero la Guerra Mundial lo impidió). Eddie ha sido autor de numerosísimas aventuras, de grandiosas victorias. Por eso se ganó el sobrenombre de "el caníbal", con el que le apodaban en todo el pelotón. Pero antes de ser conocido de esa manera, contando con tan solo 23 años realizó una proeza al alcance solo de los elegidos. Una de las mejores ascensiones de todos los tiempos, para todo aquel que haya tenido la fortuna de verla, ya sea en directo o en diferido.

En el primer sábado del mes de junio (día 2) del año 1968 se va a celebrar la etapa reina de ese Giro d´Italia, la que llegaba a la mítica cima de Tre Cimi di Lavaredo, tras recorrer nada menos que 213 kilómetros antes de cruzar la línea de meta. El día había amanecido nublado, y durante los kilómetros de la última ascensión el mercurio oscilaba entre los 2 y los 4 grados bajo cero. Iba a hacer mucho frio durante la etapa, e incluso en esa ascensión final nevaría.

La etapa transcurre con normalidad para el pelotón hasta las primeras rampas de ese último puerto. Hasta entonces han consentido una fuga de varios hombres, que finalmente ha quedado reducida a 9 unidades, con el español Galero entre ellos, y que en esas primeras rampas de Lavaredo cuenta con casi 10 minutos de ventaja. Es en esas primeras rampas cuando el Faema de Merckx se pone serio, realizando un primer ataque del italiano Adorni, muy poco querido por la prensa local por ser el gregario del belga. A ese ataque responde rápidamente el jefe, el chaval de 23 años Merckx. Ambos se marchan en solitario desde ese momento, sin responder al ataque por parte de Gimondi y de Julio Jiménez, a priori los máximos rivales del belga.
 
Fue la última vez que alguien en esa etapa marchó junto a Merckx. El belga se puso a trabajar a destajo, bajo la fría nieve que ya les estaba cayendo encima a los ciclistas, y aumentó considerablemente el ritmo en su ascensión. Poco a poco fue cogiendo a los escapados, quienes, uno a uno iban viendo como el campeón del mundo del último año les iba adelantando a todos. Era una mancha blanca para todos ellos, que veían como en tan solo unos segundos les cogía y les dejaba retratados en su pedalear, quedando a años luz de él. Su único rival en la ascensión era un Coppi del que la televisión italiana cruzaba imágenes, para comparar la ascensión de ambos a la mítica cima.
 
Favaro o Benfatto fueron rápidamente superados, pero todavía quedaban varios hombres por delante, y la ventaja que tenía que enjuagar a los fugados era muy amplia, de casi 10 minutos al comentar la ascensión, aunque ya algo más exigua. El español Galera, y sobre todo el italiano del Pepsi Cola, Polidori, se lo pusieron muy difícil al campeón del mundo. Tan difícil se lo pusieron que el italiano fue 2º finalmente en la meta, a menos de un minuto, y el español 4º en meta, a un minuto exacto, colándose entre ambos el compañero del Faema de Merckx, Adorni.
 
Era una etapa gloriosa, de ciclismo puro, con mucho frio, pero ciclismo puro, con los ciclistas entrando de uno en uno, con la exhibición de un hombre, pero el hundimiento de otros, también favoritos antes de empezar la carrera. Gimondi, por ejemplo, perdió unos 7 minutos en la meta, entrando en el puesto 28, y Julio Jiménez mucho más aún, con casi 9 minutos perdidos en meta y siendo el 45 de la misma.
 
Merckx, que ese día había dejado sentenciado ese Giro, con más de 3 minutos de ventaja con el 2º en la general, su compañero Adorni, además, tuvo tiempo de bromear con la prensa en la línea de meta. Prensa que también habían sufrido las inclemencias del tiempo a esos más de 2500 metros de altitud a los que estaba situada la cima Coppi de ese año (paso de montaña más elevado de cada edición del Giro).

La ascensión a ese último puerto de Merckx, para los especialistas, ha sido uno de los mejores de la historia, enjuagando todos y cada uno de los segundos con los que habían comenzado los fugados esa ascensión, casi 10 minutos de ventaja. Como muestra de esa impresionante ascensión, hay que mencionar que entre los 10 primeros que cruzaron la línea de meta, solo un corredor más, aparte del propio ganador, no se encontraban en la fuga buena del día, y era su propio compañero de equipo. Exhibición, además, realizada en unas condiciones climatológicas muy adversas para los corredores, que tiraron de épica y escribieron una página gloriosa en la historia del ciclismo.


Saludos a todos!!