sábado, 22 de diciembre de 2012

Val Louron, el primer amarillo de Indurain

La etapa de Val Louron del Tour de 1991 significó un relevo generacional para la carrera. Hasta ese momento la carrera había estado dominada por la generación del 61, liderados por el tricampeón Lemond o por Fignon, o corredores de más edad, como Pedro Delgado, quien además cedía ese mismo día su jerarquía en favor de su compañero Miguel Indurain. Ahora la nueva generación que iba a dominar el ciclismo mundial sería la generación del 64, cuyos máximos exponentes serían Indurain, Bugno, protagonistas ese día. El otro protagonista del día, Chiappucci, sería un año mayor que los corredores de esta nueva generación que dominaría durante el siguiente lustro el ciclismo mundial.

La decimotercera etapa de la ronda francesa de 1991, con final en Val Louron, la etapa reina de la ronda francesa aquel año. El perfil de la etapa presentaba un recorrido en el que se iban a subir cinco puertos puntuables repartidos en 231 kilómetros: Col de Portalet (2ª categoría), Col d´Aubisque (HC), Tourmalet (HC), Col d´Aspin (2ª) y Val Louron (1ª).

La etapa comenzó con bastante tranquilidad, y los ciclistas subieron agrupados el Col de Portalet, pero esa calma duraría pocos kilómetros más y en el Aubisque se desataron las primeras hostilidades. Primero fue por parte de corredores de poca importancia en la general de la carrera, pero nada más superar la estación invernal de Gourette es el italiano Bugno quien arranca. A su rueda salta en primer lugar Mottet y a continuación Chiappucci. Ese ataque deja el pelotón reducido a una veintena de unidades y con el líder, Leblanc, muy nervioso ante la situación que se está produciendo en la carrera. Leblanc lanza un ataque y consigue enlazar con los tres corredores que marchaban por delante. Finalmente es Winterberg quien corona en primer lugar el Aubisque, pero el grupo está roto, aunque en el descenso habrá un reagrupamiento general.

En esa situación de tensión general se llegó a las faldas del mítico Tourmalet, y la situación no iba a decepcionar a nadie. Las primeras bajas reseñables de la carrera serían los Banesto Jean François Bernard y Pedro Delgado, o el reciente campeón de la Vuelta a España (que por aquel entonces se disputaba en abril), Melchor Mauri. La primera de tantas ocasiones en las que se le atragantaría el Tour al director de la ONCE, Manolo Saiz. 
En las rampas más duras del Tourmalet el grupo se iba a quedar reducido a apenas nueve unidades, a saberse: Conti, Rue, Hampsten, Mottet, Chiappucci, Bugno, Lemond, Indurain, y el líder Leblanc. Este grupo permanece uniforme hasta el último kilómetro, en el que Chiappucci realiza un acelerón, en la búsqueda de los puntos de la montaña. Ese acelerón provoca que Conti y sobre todo Lemond cedan terreno en los últimos metros. Nadie se dio cuenta de esa circunstancia, salvo un corredor, que la iba a aprovechar en favor de sus intereses.

Nada más comenzar el técnico descenso del Tourmalet, mientras todos los corredores buscaban periódicos para ponerse en el interior del maillot, ese corredor que había visto flojear a Lemond se lanzó a tumba abierta en el descenso. Las palabras de ese corredor al cruzar la línea de meta fueron significativas “todos se pusieron a coger periódicos, para ponérselos en el pecho, ropa y bidones de agua y alimento. Yo no paré y me tiré para abajo: ‘El que quiera, que venga’, me dije a mí mismo. No sé qué harían los de detrás, pero yo bajé a tope, comiendo las hierbas de las cunetas. Hasta pasé al coche de la organización que abre carrera”. Ese corredor que había visto magníficamente la situación de la carrera era Miguel Indurain. Rápidamente abrió hueco el navarro con el grupo de favoritos, y al paso por el avituallamiento de Saint Marie de Champan, ese hueco ya era de nada menos que 52 segundos de ventaja.
 
La luz de alarma se había encendido entre los favoritos, pero ninguno quería sacrificarse en ese grupo, en donde se vivían momentos de incertidumbre. Aprovechando ese parón en el grupo, al paso por el avituallamiento, Chiappucci lanzó un ataque al que tampoco ningún otro corredor respondió.
 
El director de Miguel, José Miguel Echávarri, que había bajado el puerto en el coche jugándose el tipo, e incluso llegando a perder una de las bicis que llevaban en la baca, viendo que Chiappucci se había marchado a la caza de su corredor, se acercó al coche del equipo Carrera y se produjo un pacto muy rápido. Echávarri buscó a su corredor y le explicó el pacto. Fue entonces cuando Indurain levantó el pie y esperó `al diablo´, rubricando de esta forma un pacto que haría que la carrera saltase por los aires.
Por su parte, en el grupo trasero enlazaban Eduardo Chozas y Laurent Fignon, los que iban a provocar que por fin se lanzase la carrera por detrás. Pero la desventaja de ese grupo era ya de 1 minuto y 45 segundos. Al tiempo que Fignon lideraba ese grupo, su compañero y líder de la carrera, Leblanc, comenzaba a sufrir. A unos 5 kilómetros de coronar el Aspin, Lemond lanzó un primer ataque, secundado por Bugno, Leblanc y Chozas. El resto de corredores fue entrando tranquilamente en ese grupo, y una vez que hubieron entrado todos, se produjo un segundo ataque, en esta ocasión de Bugno. Al tiempo Leblanc dice basta y se queda cortado de ese grupo, prácticamente parado sobre su bicicleta. Mottet y Fignon son los únicos corredores que pueden seguir el ritmo del corredor italiano, mientras que Hampsten, Lemond, Chozas y Rue se quedan rezagados.
 
Para colmo de males en aquel momento para Lemond, fue cuando el grupo de Bugno le aventajaba en más de medio minuto y dirección de carrera dio paso a los coches de ese grupo delantero para secundar a sus corredores cuando el coche del equipo Gatorade (el de Bugno) golpeó al campeón norteamericano y le derribó de su bicicleta. Iba a ser la imagen de la jornada, el campeón había caído.

Chiappucci e Indurain coronaron el Col d´Aspin manteniendo una perfecta armonía entre ellos y con una ventaja de 2 minutos y 15 segundos con respeto al trío perseguidor, Bugno, Mottet y Fignon, y más de tres minutos y medio con el grupo de los norteamericanos.
 
El dueto cabecero mantenía las distancias con el grupo de Bugno en el descenso del Aspin y durante el falso llano, antes de llegar al último puerto del día, el de Val Louron. Pero las distancias no se mantenían con el último ganador de la carrera, el norteamericano Lemond, y con sus acompañantes, ya que estas aumentaban de forma considerable durante este tramo. Las diferencias del dueto de cabeza son respecto al gran favorito al empezar el Tour, Lemnond, se estaban disparando, a pesar de que el corredor del equipo Z recibió la ayuda de su compañero Eric Boyer, aunque de poco serviría, ya que nada más comenzar las primeras rampas del Val Louron, ambos corredores del equipo Z se quedarían descolgados, con respecto a Hampsten y Chozas. Lemond estaba perdiendo toda esperanza de hacer una buena clasificación en el Tour.

También en esas primeras rampas del puerto, Gianni Bugno aceleró el ritmo, consciente de que había perdido el Tour con su indecisión por saltar o no en Saint Marie de Champan, y descolgó rápidamente a sus dos compañeros de fuga, Fignon y Mottet. Bugno dio el todo por el todo, y consiguió ir reduciendo las diferencias con respeto a cabeza de carrera. Pero no había nada que hacer, sus opciones de ganar el Tour se había esfumado muchos kilómetros antes, cuando su indecisión le impidió irse con Chiappucci.

Al llegar a la línea de meta, Chiappucci se impuso en el sprint por la victoria a un Indurain que levantaba el puño al cruzar la meta, supuestamente en señal de júbilo. Aparentemente se había cumplido el pacto alcanzado unos 50 kilómetros antes, mediante el cual el corredor navarro se vestía de amarillo y el transalpino se haría con el triunfo de etapa.

Un Gianni Bugno desatado, fue el siguiente corredor en cruzar la línea de meta, pero lo hizo a casi un minuto y medio de distancia. La distancia a la que llegaría Fignon ya comenzaba a ser preocupante para el resto de aspirante a la carrera, llegando a 2 minutos y 50 segundos. Un minuto más le caería al siguiente corredor en meta, Mottet, quien pasaría en ese momento a ser el segundo clasificado de la general. Pasaron dos minutos más para que hiciera su entrada Hampsten y una veintena de segundos más para que llegase Chozas.

Si las distancias ya estaban siendo muy importantes, siderales fueron a la llegada de Lemond, quien precedido por su compañero Boyer, cedió en meta 7 minutos y 18 segundos. Se había acabado así el Tour para el triple campeón de la carrera. El que hasta ese momento había sido el líder de la carrera, Luc Leblanc, cedió en meta más de 12 minutos, y Pedro Delgado, compañero de Miguel y teórico líder del conjunto, llegó a más de 14 minutos a meta.

Miguel Indurain se vestiría por primera vez, aquel 19 de julio de 1991, con el maillot de líder del Tour de Francia, un maillot del que no se desprendería hasta cinco años más tarde. Miguel se retiraría en 1997 habiendo lucido el amarillo hasta en un total de 60 jornadas, con cinco victorias consecutivas en la general de la carrera.

Clasificación etapa 13 Jaca-Val Louron:
1- Claudio Chiappucci (Carrera) 7 horas 11 minutos 16 segundos
2- Miguel Indurain (Banesto) a 1´´
3- Gianni Bugno (Gatorade) a 1´ 29´´
4- Laurent Fignon (Castorama) a 2´ 50´´
5- Charly Mottet (RMO) a 3´ 53´´
6- Andy Hampsten (Motorola) a 6´ 01´´
7- Eduardo Chozas (ONCE) a 6´ 24´´
8- Eric Boyer (Team Z) a 7´ 17´´
9- Greg Lemond (Team Z) a 7´ 18´´
10- Jean François Bernard (Banesto) a 7´ 38´´

Clasificación General:
1- Miguel Indurain (Banesto) 
2- Charly Mottet (RMO) a 3´
3- Gianni Bugno (Gatorade) a 3´ 10´´
4- Claudio Chiappucci (Carrera) a 4´ 06´´
5- Greg Lemond (Team Z) a 5´ 08´´
6- Laurent Fignon (Castorama) a 5´ 52´´
7- Andy Hampsten (Motorola) a 7´ 25´´
8- Luc Leblanc (Castorama) a 7´ 51´´
9- Jean Françoiz Bernard (Banesto) a 8´ 39´´
10- Eduardo Chozas (ONCE) a 13´ 11´´


Saludos a todos!!

sábado, 15 de diciembre de 2012

Francisco Cepeda, la primera víctima del Tour

El Tour de Francia es probablemente la carrera más grande que existe en el ciclismo, pero ni ese motivo impide que esta tenga su propia leyenda negra. Una leyenda negra que escribió su primera página con el malogrado Francisco `el Negro´ Cepeda.

Francisco Cepeda nació un 8 de marzo de 1906 en la localidad de Sopuerta (Vizcaya), siendo hijo de Agustín y Tomasa, quienes además de a Francisco, tuvieron otros cuatro hijos y una hija más. Su familia no era especialmente pudiente, por lo que se ganaban la vida en un pequeño comercio que tenían en los bajos de su casa, además de con el trabajo en el campo.

Francisco se aficiono a la bicicleta muy joven, siendo apenas un adolescente, con la que iba y volvía continuamente de Bilbao, en donde vivía su prima Teresa, con quien tenía una gran afinidad. Allí, además de su gran relación con su prima, también podía dedicarse a hacer algo que le encantaba al `Negro de Sopuerta´, como también era conocido, que era tontear con las mujeres. Francisco, o Paquillo como le conocían en su pueblo, a pesar de que se dedicaba desde joven a las bicicletas, también gustaba de ayudar en la huerta que trabajaban sus padres en cuanto tenía algo de tiempo libre.
Con apenas 19 años, en 1925 comenzó a competir como profesional del ciclismo, participando en varias carreras y siendo campeón de Vizcaya. También participó en varias ocasiones en carreras como la Eibar-Madrid-Eibar, una competición de gran relevancia en el norte del país. Mientras, al tiempo que realizaba competiciones por el país, era juez municipal en su pueblo, hasta que su ilusión por participar en la carrera más importante del mundo del ciclismo, su sueño y el de todos los corredores que se precien, el Tour de Francia, hizo que tuviera que decantarse por abandonar su profesión, ya que esta era totalmente incompatible con sus entrenamientos.

Con ese buen palmarés y renombre que se había ido labrando en sus años de profesional, en 1930 por fin consigue participar en el Tour de Francia, su verdadero sueño. Para ese año se formaría el equipo estatal vasco y él, con el dorsal 101 a su espalda fue uno de los miembros del equipo. Su experiencia fue bastante positiva, ya que finalizó en la posición 27ª, dando buenas sensaciones como escalador y siendo el primer corredor español en concluir la carrera, lo cual fue un motivo de gran orgullo para su familia. En 1931 la selección estatal no iba a participar en la ronda francesa, por lo que teóricamente no iba a participar en la carrera, pero Desgrange abrió la puerta a los corredores que no tuvieran equipo, con la categoría de tourista-routier, en la que se apuntó Cepeda. Allí tuvo peor éxito que el año anterior, ya que tuvo que abandonar la carrera debido a un forúnculo que casi le costó la vida y le causó una baja muy prolongada hasta su total recuperación. No pudo volver a participar hasta 1933, en donde iba a ir acompañado por un ciclista de bastante renombre a ambos lados de los Pirineos, Vicente Trueba. Pero esa en edición tampoco tuvo la fortuna de su lado y después de llegar fuera de control en una etapa, tuvo que abandonar la carrera.

Su siguiente, y última participación en el Tour de Francia fue en el año 1935. Él sería uno de los 93 valientes que el 4 de julio tratarían de ser los primeros en recorrer los casi 4.500 kilómetros de los que constaría ese año la edición número 29 de la carrera. Ese año la participación española era excepcional, pues aparte del propio Cepeda, también son partícipes en la carrera Mariano Cañardo, Federico Ezquerra o Vicente Trueba, destacando de entre los once participantes españoles. Pero la carrera no comenzó nada bien para el equipo español, ya que en la quinta etapa de la carrera, la que unía Belfort y Ginebra, abandonan Ezquerra, Trueba y Cañardo, siendo este último el que en mejor forma se encontraba. Ezquerra, por su parte, sufre de colitis y Trueba señala a la prensa que el había sido obligado a participar contra su voluntad, ya que no quería haber acudido a la prueba francesa. Por supuesto, la prensa francesa cargó muy duramente contra todos ellos.

Pero si las noticias para el ciclismo español en aquella edición del Tour no estaban siendo positivas, estas noticias se iban a teñir de tintes negros a partir del día 11 de julio, en el que se disputaría la etapa que uniría Aix Les Bains y Grenoble, en la que sería la tercera etapa montañosa de la carrera. El día comenzaría mal para la organización de la carrera, ya que Gustave Danneels y Antonin Magne son atropellados por un coche y se ven obligados a abandonar la carrera como consecuencia del atropello. Pero esas desgracias no serían nada comparadas con la que iba a ocurrir unas horas más tarde.

El Galibier había sido coronado por el grupo cabecero de la carrera, grupo en el cual se encontraba Cepeda. El grupo comienza un descenso bastante rápido y cuando están cerca de terminarlo, al paso por el Lautaret, un ciclista pierde el control de su bicicleta y da con sus huesos en el suelo, de manera bastante grave. Ese hombre es Paquillo Cepeda, el Negro de Sopuerta. La versión oficial que da el Tour es que reventó el tubular delantero de la bicicleta, pero muchos sectores señalan que el ciclista fue arrollado por un nuevo vehículo, versión que no iba a tolerar la dirección de la carrera, después de los dos accidentes ocurridos durante la mañana. Aquella etapa fue vencida por Francesco Camusso y el maillot amarillo seguiría, como durante toda la carera, en la espalda del mismo corredor, Romain Maes.

Cepeda es trasladado en estado grave y sin conocimiento al hospital de Grenoble, en donde confirman la gravedad de sus heridas: fractura de clavícula, de húmero y la más preocupante de todas, fractura en la base del cráneo. En el hospital deciden practicarle la trepanación, realizada con éxito, pero el corredor ya no conseguirá recobrar el conocimiento. Finalmente el corredor fallecería tres días más tarde, un 14 de julio, día grande en Francia, sin haber sido capaz siquiera de haber recobrado el conocimiento tras su grave caída. Testigo directo del fallecimiento fue su hermano mayor, Gerardo, que había llegado al hospital pocas horas antes de que se confirmase la muerte del corredor.

Al día siguiente a la muerte de Cepeda, el presidente del comité regional vasco de la U.V.E, Gervais, pide que se retiren todos los corredores españoles de la carrera, en honor al fallecido, pero los españoles decidieron llegar hasta París, portando brazaletes negros, y una vez allí, donar parte de los beneficios para sufragar el traslado del cadáver hasta Sopuerta.

Ese mismo día, uno después de confirmarse la muerte, entre coronas de flores, los cónsules de Alemania, Italia, más representantes del periódico L´Auto, la Unión Velocipédica de Francia, y un largo etcétera de personalidades del ciclismo, parte desde Grenbole en dirección a la frontera el tren que iba a trasladar los restos mortales del Negro de Sopuerta. Junto a él partiría también su bicicleta, una máquina maravillosa para la época, ya que incorporaba el piñón de varias coronas, una bicicleta a la que con los años se le perdió el rastro. El día 19 sería cuando llegaría el cadáver a Bilbao y de allí será conducido hacia su localidad natal en coche, donde le aguardaban sus padres y los millares de personas que acudirían a Sopuerta al funeral del corredor vasco. Siendo especialmente destacable la presencia de gente del mundo de la bicicleta, como fue el caso de Vicente Trueba.

 
Hasta aquel 11 de julio de 1935, en las rampas del Lautaret, llegó la leyenda de Francisco Cepeda, un bravo y ágil escalador vasco que no solo pasó a la leyenda como el primer corredor vasco en conseguir finalizar el Tour de Francia, en su primera participación, sino que pasó a la leyenda mundial por ser la primera víctima que se cobraban las carreteras del Tour de Francia.


Saludos a todos!!

jueves, 6 de diciembre de 2012

Chava Jiménez, su penúltimo acto

La vuelta España llegaba a su octava etapa de la carrera, en la que los corredores iban a afrontar como única dificultad montañosa del día el puerto del Alto de la Cruz de la Demanda, en donde estaría situada la meta. La etapa fue muy tranquila, hasta que llegaron a ese puerto, en donde en sus primeras rampas los corredores del conjunto ONCE llegaron situados en cabeza del pelotón, intentando apretar al líder de la carrera, un Santiago Botero, que el día anterior se había exhibido en la contrarreloj. Pero poco aguantaron en cabeza los corredores del conjunto amarillo, ya que a la orden de un reaparecido Chava Jiménez, fueron sus compañeros del iBanesto.com los que se pusieron en cabeza. 

Al paso por la pancarta de 10 kilómetros a meta los corredores, comandados por los hombres del conjunto de Eusebio Unzué, marchaban a mil kilómetros por hora. Dos kilómetros más adelante comenzaron las hostilidades, siendo el vasco Iban Mayo, del Euskaltel, el primero que intentó abrir hueco, aunque su acelerón apenas inquietó a los favoritos, donde rápidamente se puso en cabeza Pipe Gómez, compañero del líder Botero, para intentar mantener un mínimo de control en la carrera. A la rueda de los Kelme van tomando posiciones los Beloki, Mercado, Chava Jiménez o Leipheimer.

Aprovechando una de las múltiples zonas de descansillo que ofrece el puerto, Botero se puso en cabeza del grupo, pero nada más pasar por la pancarta de 7 a meta, y al tiempo que las cámaras enfocan a un Igor González de Galdeano que sufre en la cola del pelotón, Chava Jiménez lanza un ataque y coge unos metros de ventaja, justo cuando los corredores afrontaban nuevamente las rampas duras del Alto de la Demanda. Situado a más de 6 minutos en la general, no suponía ningún problema para los hombres fuertes, por lo que nadie salta a por su rueda, otrora peligrosa para los favoritos.

Carlos Sastre vio como el resto de corredores no salían a por el hombre del iBanesto.com, por lo que decidió que ya había aguantado bastante en el pelotón y se fue a por el Chava, al que alcanzó enseguida. A pesar de ser un corredor del equipo de Manolo Saiz y otro del de Eusebio Unzué, con una simple mirada se entendieron en busca del objetivo, la victoria de etapa. No obstante, y a pesar de esa gran rivalidad existente entre ambos conjuntos, ellos eran cuñados, y eso estaba por encima de cualquier otro aspecto.

Por detrás todos los corredores marchaban al ritmo que seguía marcando Pipe Gómez, con corredores que iban cómodamente tras él, como Óscar Sevilla, Joseba Beloki, Levi LeipheimerIban Mayo, quien disputaba su primera grande. El líder, Botero, comenzaba a sufrir el ritmo que marcaba su compañero, en la persecución de los líderes, por lo que se podía ver como la apuesta del conjunto Kelme de cara a la general iba a ser Sevilla. Ángel Casero, por su parte, estaba pasando sus peores minutos, marchando a cola del grupo de favoritos.

El líder de la carrera estaba pasando unos momentos muy malos, con grandes dificultades para aguantar la rueda de los hombres más fuertes, y el primero que vio eso fue Manolo Saiz, que no dudó en sacrificar una posible victoria de etapa y al paso por la pancarta de 6 a meta, mandó parar a Carlos Sastre, quien con todo el dolor de su corazón, pero cumpliendo muy profesionalmente con su labor, dejó escapar a su cuñado, el Chava, y se dejó atrapar por un grupo que ahora comandaba su compañero Zarrabeitia, haciendo mucho daño dentro del grupo.

Le quedaban 5 kilómetros al Chava de lucha en solitario contra los pocos favoritos que marchaban comandados por los ONCE. Zarrabeitia se apartó según neutralizaron a Sastre, quien tomó el relevo, demostrando que se encontraba muy fuerte aquel día. Beloki se estaba mostrando ambicioso, con Sastre marcándole un fuerte ritmo, en el intento de eliminar de la lucha a Botero y a todo aquel corredor al que pillasen por el camino. Las diferencias se estaban estabilizando, con el Chava a unos 20 segundos de ventaja y Botero a más de 50 por detrás, pero sin llegar a eliminar a otros hombres como Casero.

El gas de Sastre se estaba acabando y al pasar por la pancarta de 3 a meta se apartó, habiendo realizado un trabajo excelente y dejando solo a Beloki contra unos corredores que no habían dicho su última palabra. Laiseka fue el primero en lanzar un pequeño demarraje, seguido Heras, ambos con más intenciones que fuerzas realmente. Sus ataques no dieron mucho de sí y Beloki se puso a tirar del grupo, destrozándolo por completo y provocando que los corredores ahora marchasen de uno en uno. Solo Laiseka, Leipheimer,  Mercado y Heras fueron capaces de aguantarle a rueda, aunque el bejarano pocos metros pudo hacer en ese grupo. Mientras, por su parte, Sevilla entraba en una grave crisis y era rebasado hasta por un Casero que estaba recuperando sensaciones. Beloki seguía con su ofensiva y tan solo Juanmi Mercado, a duras penas era capaz de seguir al corredor vasco, que se estaba mostrando agresivo como nunca en su carrera deportiva, en las búsqueda del liderazgo de la carrera.

El Chava había entrado en el último kilómetro del puerto, donde suavizaban los porcentajes del mismo, y lo hacía con una veintena de segundos con respecto a Beloki, por lo que la victoria era prácticamente suya. Sólo le quedaban mil metros más de sufrimiento, después de ese último año tan duro que había pasado, especialmente en el plano psicológico, más que en el físico. Cruzó la meta en primer lugar, con 23 segundos de ventaja con Beloki, quien se iba a colocar como nuevo líder de la carrera, merced a los más de 40 segundos que había cedido Sevilla y el minuto y medio que cedió Botero. El tercero de la etapa fue Juanmi Mercado, que entró cinco segundos detrás de Beloki. Leipheimer y Laiseka serían los siguientes en entrar, casi a rueda de Mercado.

El `Chava´ ya lo había anunciado el día anterior: "un escalador nunca deja de serlo", y cumplió con su palabra. Ganó en lo Alto de la Cruz de la Demanda, con un ataque sensacional, en la que era su primera victoria desde hacía catorce meses y la primera de las tres parciales que obtendría en aquella Vuelta a España, su última gran aparición ante un público que admiraba sus espectaculares ataques en las rampas de los puerto.


Carlos Sastre: "Mi único sueño en esta vida era haber llegado los dos juntos en una etapa de montaña. Eso pudo haber sido en la Vuelta a España de 2001, pero por diferentes intereses de los equipos, estando los dos escapados, mi equipo me hizo parar para tirar de Beloki".



Clasificación 8ª etapa. Reinosa - Alto de la Cruz de la Demanda (Valdezcaray)
1- José María Jiménez (iBanesto.com) 4 horas 42 minutos 58 segundos
2- Joseba Beloki (ONCE) a 23´´
3- Juan Miguel Mercado (iBanesto.com) a 28´´
4- Levi Leipheimer (US Postal) a 30´´
5- Roberto Laiseka (Euskaltel) m.t.
6- Manuel Beltrán (Mapei) a 47´´
7- Iban Mayo (Euskaltel) a 48´´
8- Iñigo Cuesta (Cofidis) a 57´´
9- Roberto Heras (US Postal) a 1´
10- Ángel Casero (Festina) a 1´ 2´´
...
13- Carlos Sastre (ONCE) a 1´ 36´´

Clasificación general
1- Joseba Beloki (ONCE) 25 horas 6 minutos 17 segundos
2- Óscar Sevilla (Kelme) a 15´´
3- Ángel Casero (Festina) a 51´´
4- David Plaza (Festina) a 1´ 27´´
5- Santiago Botero (Kelme) a 1´ 28´´
6- Levi Leipheimer (US Postal) a 1´ 54´´
7- Juan Miguel Mercado (iBanesto.com) a 2´
8- Roberto Heras (US Postal) a 2´ 47´´
9- Iban Mayo (Euskaltel) a 3´ 14´´
10- Igor González de Galdeano (ONCE) a 3´ 29´´


Saludos a todos!!

viernes, 30 de noviembre de 2012

James Moore, primer campeón de la Historia

Un joven veterinario inglés llamado James Moore, fue el primer vencedor de una carrera ciclista, la París-Rouen de 1869, a raíz de la cual surgió la figura del campeón ciclista. Posteriormente se labró un palmarés de cierta magnitud, pero años después se cansó del camino que estaba tomando su deporte, buscando solo el espectáculo sin pensar en sus protagonistas,  y prefirió retirarse para dedicarse a su afición, ser veterinario.

Durante el mes de abril del año 1868 un grupo de aficionados a la bicicleta (velocípedos en aquella época) decidieron fundar El Veloce Club de París, siendo Galinier su primer presidente, Moret el vicepresidente y Dufresne el secretario. Un club ciclista que surgió con la idea de promocionar el deporte de la bicicleta deporte en la capital del país. Fue por ello por lo que tras pasar solo un mes desde su fundación, se organizó una jornada para dar a conocer la bicicleta entre el público. En dicha jornada tuvo lugar una carrera, la cual ha pasado a la historia como la primera carrera ciclista, aunque tal hecho puede ser discutible.
 
Puede discutirse si fue la primera carrera, ya que según testimonios, en 1865 se disputó el Grand Prix de la Ville d´Amiens, u otra carrera que se celebró en diciembre de ese mismo año, cubriendo una distancia de 17 kilómetros, trayecto que separa la Avenida d´Antin de los Campos Elíseos (primera prueba de fondo de la historia). Pero no han quedado registros de dichas carreras, por lo que la organizada por la Compañía de París sería la primera prueba ciclista de la historia.

Así de esta forma, ante la ausencia de pruebas reales de la existencia de esas carreras, la primera de la historia tendría lugar en las jornadas para dar a conocer la bicicleta, organizadas por la Compañía de París, controlada por los hermanos Ollivier que se disputaría el 31 de mayo de 1868 en el Parque de Saint Cloud de París. En aquellas jornadas, de dos días en principio, se celebró una carrera de una distancia aproximada de un kilómetro dentro del parque. En esa carrera tomaron parte varios corredores aficionados, y entre ellos venció un veterinario británico afincado en Francia desde hacía muchos años, James Moore. Con esta victoria pasó a ser considerado como el primer vencedor de una carrera ciclista de la historia, por lo que el Touring Club de Francia decidió colocar una placa con tal honor en el parque, en la que se leía que él era el primer vencedor de una carrera.

De este gran ambiente de ciclismo que supuso esa prueba organizada por los hermanos Ollivier surgió la idea de organizar una carrera mucho más grande. Una prueba que partiese de una ciudad y que llegase a otra diferente, y que además, estuviese abierta a público y participantes internacionales. Las ciudades elegidas finalmente, como punto de partida y de llegada fueron París y Rouen, respectivamente, que estarían separadas por una distancia de 123 kilómetros, algo sobrehumano para la época, puesto que por aquel entonces las bicicletas tenían un peso de casi 30 kilos y no había prácticamente carreteras, sino que en su mayoría había caminos, embarrados por la fecha en la que se disputaría la prueba, y repletos de piedras. La carrera estaría patrocinada por `Le Vélocipède Illustré´, un periódico de la época y por los propios hermanos Ollivier y su marca de bicicletas, las Michaux. La París-Rouen sería la primera prueba internacional de la historia.

La salida de esa primera carrera internacional tuvo lugar en la Plaza de L´Etoile, un 7 de noviembre de 1869, a primera hora de la mañana, en torno a las ocho. A la salida se presentaron nada menos que cien corredores, aunque tan solo pudo finalizar la carrera la tercera parte de los corredores, 34 héroes. El ganador de la misma fue, nuevamente, James Moore, quien tardó aproximadamente diez horas y cuarenta minutos en recorrer los caminos infernales que separaban ambas localidades, llegó aclamado por el público presente ante la auténtica gesta que acababa de acometer. Había aventajando en quince minutos a André Castera y a Bobillier, y en casi cuatro horas a los últimos clasificados, Fortín y Prosper Martín. Moore declararía años más tarde que los días posteriores a su victoria fueron los más felices de su vida.. De acuerdo con esta victoria, al británico Moore se le considera como el primer campeón de la historia, ya que no hay registros de las dos pruebas citadas al inicio del reportaje

Ese gran primer vencedor de la historia era James Moore, que había nacido un 14 de enero de 1849, en Bury-St. Edmunds (Suffolk, Inglaterra), aunque siendo bastante joven tanto él como su familia se trasladaron a vivir a Francia. Siendo aún joven, se mudó a la capital del país, París, con la ilusión de ser veterinario, y con la intención de ampliar sus conocimientos sobre esa materia, para poder desarrollar la profesión. Unos meses después se fue a vivir a Normandía, y en dicha región fue donde se aficionó al mundo de la bicicleta.

Con su victoria en la prueba de Saint Cloud ya había adquirido una cierta fama entre el público, y comenzó a ser conocido como el `Parisino Volador´, pero con su victoria en la París-Rouen le llegó una auténtica fama internacional. Pero su calidad no le detuvo en ese punto, y le llevó a labrarse un palmarés bastante más amplio, consiguiente importantes victorias en el Campeonato de Vésinet (1870), la prueba internacional de Lyon (1873), el Campeonato del Mundo oficioso de la milla (Wolverhampton, 1874), el Campeonato de Francia de velocidad (París-Tullerías, 1875-76) y la prueba internacional de Toulouse (1877), carrera con la que puso fin a su vida deportiva, además de ser un especialista consumado en la distancia de la milla, donde llegó a establecer hasta un total de cuatro récords del mundo.
Pero todas esas pruebas que se había organizado a raíz de la París-Rouen ya no llenaban al espectador, que pedía más espectáculo, y los organizadores estaban dispuestos a dárselo, especialmente al otro lado del Océano, en los Estados Unidos. Surgieron carreras como los Seis Días de Chicago, en 1879, que consistía en pedalear en una pista durante seis días con sus seis noches, de forma individual, sin descanso y sin poder siquiera bajarse de la bicicleta, ya que si lo hacían, el público se encaraba con el corredor y le obligaban a volver a la bicicleta. El propio Moore fue invitado a esta prueba, pero declinó tal invitación espantado al saber en que consistía.
Carreras como esta provocaron que el primer campeón comenzase a coger animadversión por el deporte que con tanto fervor había practicado, pero los caminos de locura por los que comenzaba a caminar el ciclismo obligaron a su retirada y que posteriormente, actuando en buena lógica, las autoridades terminasen prohibiéndolas.

James Moore murió finalmente un 17 de julio de 1935, a la edad de 86 años en su localidad natal de Bury-St. Edmunds. James siempre creyó, y murió pensándolo, que fue el primer ganador de una carrera ciclista de la historia, aunque la investigación de Keizo Kobayashi puso en duda dicho título honorífico.

Esa investigación de Kobayashi determinó, según se publicó en The Boneshaker, que esa carrera de Saint-Cloud en realidad había sido una jornada en la que el programa de festejos reflejaba que se disputarían hasta un total de cuatro competiciones distintas:

1- La primera competición tendría lugar, en ese día 31 de mayo a las 14.30 de la tarde, y esta sería una carera de un kilómetro para velocípedos cuyo diámetro de rueda fuera inferior al metro. En esta prueba tomarían parte hasta siete aficionados, y el vencedor fue Eduard-Charles Bon, que completo el recorrido en 2 minutos y 40 segundos, rodando a un ritmo de 22.5 kilómetros por hora.
2- La siguiente carrera cubriría la misma distancia, pero esta vez para velocípedos de un metro de diámetro. El ganador de la misma sería James Moore, quien se impondría con un tiempo de 2 minutos y 35 segundos y una velocidad de 23.2 km/ a los otros cuatro participantes de la carrera. La medalla que consiguió se puede encontrar en el Ely Museum.
3- La tercera carrera sería la carrera lenta de 50 metros, que contaría con seis participantes y la victoria sería para Durruthy.
4- La cuarta y última carrera sería denominada como La Gran Carrera, en la que los corredores lucharían por la medalla de oro (la de Charles Bon y la de Moore eran de plata). Tres corredores fueron participes de la misma y el vencedor fue Polonini, quien venció con un tiempo de 2 minutos y 33 segundos y rodó a una velocidad de 23.5 kilómetros por hora.
La nota curiosa de estas cuatro carreras, es que hay que señalar que todos los velocípedos de los ganadores de aquel día eran de la misma marca, Michaux.

En atención a este detalle de las cuatro carreras, el primer vencedor de la historia debería ser Charles Bon, o en su defecto Polonini, que fue el ganador de la carrera más importante del día, pero ni uno ni otro reclamaron para sí jamás ese honor, ni siquiera cuando el Touring Club de Francia colocó la placa en Saint-Cloud dedicada a Moore.

Aunque Moore murió considerado como ese primer ganador, para desgracia suya, la entrada del nuevo siglo trajo otros aires a este deporte, y con ellos su memoria  y su legado prácticamente cayeron en el olvido, ya no solo de la gente, sino de sus discípulos de la carretera, que prácticamente no reconocían su figura apenas 25 años después de retirarse. Moore, al comenzar el siglo XX ya formaba parte de la Prehistoria en este deporte.


Saludos a todos!!

sábado, 17 de noviembre de 2012

El Tarangu cede ante Merckx

El Giro de Italia de 1974 iba a afrontar su 14ª etapa, que uniría Pietra Ligure con San Remo. En la jornada anterior había vencido Paolini, con Fuente abriendo un pequeño hueco con respecto a Merckx, lo que parecía decantar la carrera en su favor, pero un mal día en una jornada que estaba llamada a ser de transición lo torció todo.

Comenzó temprano la etapa que finalizaba en San Remo, la 14ª de la carrera, que sufrió una modificación de última hora, debido a las condiciones climatológicas, que provocaron que el kilometraje aumentase de unos 165 kilómetros a unos 190. La jornada la afrontaba con Fuente como líder y con Merckx por detrás, en segundo lugar, a algo menos de tres minutos, después del ataque del Tarangú del día anterior.
 
La etapa comenzó con un ritmo bastante alto, con el equipo del Tarangú, el Kas, intentando dar velocidad al pelotón, esperando un nuevo ataque de Fuente. Había olido sangre el día anterior y el asturiano quería sentenciar la carrera antes de llegar a las cimas más decisivas de la carrera, como Lavaredo o Monte Grappa.
 
El ritmo estaba siendo asfixiante en la primera media hora de carrera, sin embargo se produjo un hecho totalmente inesperado. Alrededor del kilómetro 15, a 180 de meta, se produjo el ataque del segundo de la general, Eddy Merckx, en un ataque kamikaze, como el del Tour 69. Un ataque buscando destrozar la carrera y la general. A ese ataque kamikaze de `el Caníbal´ saltó un compañero del Kas del líder, José Luis Uribezubia, llegando a contactar con la cabeza de carrera del día. La ventaja apenas era significativa para el dueto cabecero, siendo de apenas quince segundos en el paso por Alassio, unos kilómetros más adelante de donde se produjo el ataque del belga. Poco después del paso por Alassio el pelotón consigue neutralizar la peligrosísima fuga de Merckx, pero la carrera ya está rota. 

La jornada estaba siendo de perros, con unas condiciones climatológicas bastante adversas, en donde el agua no dejaba de caer sobre los corredores, provocando que el castigo físico que estaban sufriendo ese día fuese terrible. Bajo esas condiciones, el Kas seguía imponiendo un ritmo muy alto en el grupo de los favoritos, ya que el pelotón estaba fragmentado. Aún así, según se van acercando los corredores a la primera dificultad montañosa del día, Colla di Langan, se van produciendo saltos dentro de ese grupo de favoritos, buscando su oportunidad en la etapa. 

Prácticamente según alcanzan por primera vez la primera rampa del puerto del Langan, que se subiría en dos ocasiones, Fuente sufre una avería mecánica y se ve retrasado en el grupo. Merckx, que ha observado el problema, decide intentar aprovechar la oportunidad, acelerando de nuevo el ritmo. A pesar de la avería, el Tarangú se reincorpora rápido al grupo, poniéndose al frente del mismo para abortar el ataque de un corredor belga que, bajo el diluvio, quería poner patas arriba la general del Giro.
 
En un momento de calma entre los favoritos, el equipo Kas decide remover el manzano, a pesar que eran ellos quienes tenían al líder, un líder que hasta el momento se había mostrado bastante sólido. Uribezubia es quien lanza el primer ataque, secundado por Perletto, Panizza y López Carril, compañero también en el Kas del corredor vasco. Rápidamente se marchan y abren un hueco que alcanza el minuto, aproximadamente, mientras que el pelotón de favoritos seguiría estando comandado por el conjunto Kas y estaría formado por unos 50 hombres en su conjunto. Después del avituallamiento, será Baronchelli quien ataque, aprovechando el cierto margen que le daba el ser un desconocido, para marcharse en solitario de ese grupo de favoritos.

La ventaja del cuarteto cabecero comienza a ser definitiva, de cara a la victoria de etapa, puesto que contaba, a falta del paso por el segundo paso por el Langan, por la parte del Ghimbegna con unos cuatro minutos de ventaja. También escapado, y aumentando sus rentas, contaba ya con un minuto con respecto al líder, el joven italiano Baronchelli.
 
Al tiempo que las condiciones climatológicas siguen empeorando, cuando el grupo principal llegaba de nuevo al Langan, este, que estaba formado por unas cincuenta unidades, pasa a encabezarlo el conjunto Molteni, preparando un ataque para su jefe de filas, Merckx. Este acelera el ritmo y ante la sorpresa mayúscula, Fuente se queda cortado. Comienza a sufrir el excepcional escalador asturiano en su terreno,  la montaña, donde hasta ese momento se había mostrado como el hombre más fuerte de la carrera. A falta de más de 30 kilómetros a meta, con una subida y un descenso por delante, Merckx ha atacado y Fuente se ha quedado totalmente cortado, rodando sin fuerza, en lo que parece una pájara brutal.
 
La información que dan desde dirección de carrera en esa última subida sitúan al grupo cabecero, formado por Panizza, Perletto, López Carril y Uribezubia, con una ventaja de unos dos minutos con respecto a Baronchelli y con un minuto y 45 segundos más de ventaja con respecto al grupo de Merckx, en el que ahora marchan todos los favoritos, menos el fugado Baronchelli y el apajarado líder, Fuente, que marcha unos 45 segundos por detrás de este último grupo.
 
Aunque las informaciones que se dan en carrera son muy confusas, el Langan es coronado en primer lugar por Perletto, seguido de Panizza, de Uribezubia, y de López Carril. La desventaja de Baronchelli se había reducido a apenas un minuto, y la del grupo a unos dos y medio. Sin embargo la desventaja del Tarangu, acompañado de sus compañeros Zubero, Aja y Linares, comenzaba a ser preocupante, ya que su retraso era ya de casi cuatro minutos con respecto al grupo de Merckx.
 
Perletto y Panizza se lanzan en el peligroso descenso, con los corredores del Kas sufriendo y con Baronchelli pisándoles los talones y afianzándose en la segunda plaza provisional de la carrera. En un abrir y cerrar de ojos alcanza a ambos corredores del Kas. Las distancias se van manteniendo entre todos, salvo con Fuente, que en los pocos kilómetros que van de descenso, ha cedido un minuto más con cabeza de carrera y con su rival Merckx.
 
Pero la etapa aún no está en absoluto decidida. Panizza se cae durante el descenso, por lo que deja a Perletto en solitario en cabeza, al tiempo que `el Caníbal´ marca un fuerte ritmo en el grupo, tratando de neutralizar al, hasta hace pocos kilómetros, nada peligroso Baronchelli, pero que ahora se está convirtiendo en una serie amenaza para el belga en el intento de conquistar su quinto Giro (tercero consecutivo) e igualar a Binda y Coppi.
 
Llegan los corredores al último kilómetro, con Perletto en cabeza y tan solo una veintena de segundos por detrás marchaba Panizza. Al doble de distancia se encontraba el trio formado por Baronchelli, y los dos Kas, Uzibezubia y López Carril. La etapa está decidida, manteniéndose esas distancias al llegar a meta. Perletto consigue una espectacular victoria, gracias a la fortuna, por la caída de Panizza, quien a pesar de todo consigue hacer segundo en la etapa.
 
El trío perseguidor al cruzar la meta es encabezado por Baronchelli, quien llega a meta con cuarenta segundos de retraso con el ganador. Falta por ver el retraso con el que llegue el grupo de Merckx, ya que podría situarse incluso como líder el joven debutante italiano. Pero no será así esta vez, ya que el grupo llega, encabezado por Bitossi y `el Gitano´ de Vlaeminck a dos minutos y 18 segundos, con Merckx entre los corredores que llegan en ese grupo. Esto propicia que haya cambio de líder, ya que Fuente marcha hundido, en favor del belga, y que este a su vez, aventaje en 35 segundos a Baronchelli, quien había realizado una etapa excepcional, presentándose para el gran público, a pesar de no haber ganado.
Los minutos van pasando y por la línea de meta de San Remo no hay rastro de quien portaba la maglia rossa hasta aquel día, de José Manuel Fuente. Solo se sabe que coronó la segunda vez el Ghimbegna con unos cinco minutos de retraso con respecto a los favoritos. Pero al acercarse a meta se puede observar como su pedaleo es lento, sin fluidez, víctima de una pájara que ha dejado al corredor sin fuerzas, tal y como reconocería el Tarangú a su llegada a meta a la prensa.

Llega Fuente a meta con más de diez minutos perdidos con respecto al ganador del día y con ocho respecto al nuevo líder de la carrera, al que felicitará unos minutos después en el pódium. Un líder al que, hasta ese mismo momento, había conseguido dominar, pero ante el que sus piernas dijeron basta, en una jornada que estaba llamada a ser de transición.

Clasificación etapa: 
1º Giuseppe Perletto (Sammontana) 5h21'58"
2º Vladimiro Panizza (Brooklyn) a 20"
3º Gianbattista Baronchelli (Scic) a 40"
4º José Luis Uribezubia (KAS) m.t.
5º Vicente López Carril (KAS) m.t.

6º Franco Bitossi (Scic) 2´18´´
7º Roger De Vlaeminck (Brooklyn) m.t.
8º Constantino Conti (Zonca) m.t.
9º Francesco Moser (Filotex) m.t.
10º Felice Gimondi (Bianchi) m.t.
...
12º Eddy Merckx (Molteni) m.t.
...
38º José Manuel Fuente (KAS) a 10'17" 

Clasificación General: 
1º Eddy Merckx (Molteni) 70h47'34"
2º Gianbattista Baronchelli (Scic) a 35"
3º Felice Gimondi (Bianchi) a 2'23"
4º Francesco Moser (Filotex)a 2'31"
5º Roger De Vlaeminck (Brooklyn) a 2'33"
6º Giovani Battaglin (Jollj Ceramica) a 2'45"
7º Constantino Conti (Zonca) a 3'05"
8º Gösta Pettersson (Magniflex) a 4'03"
9º Franco Bitossi (Scic) a 4'11"
10º José Luis Uribezubia (KAS) a 5'15"
...
13º José Manuel Fuente (KAS) a 7'43"



Saludos a todos!!

jueves, 8 de noviembre de 2012

Maurice Garin, el primer ganador del Tour

Maurice Garín, el pequeño deshollinador que un día decidió subirse a una bicicleta y competir, puesto que esa era su pasión, fue el primer vencedor de la historia del Tour de Francia, en el año 1903, a pesar de ser un corredor alejado del prototipo de corredor de la época. En dicha carrera aventajó al siguiente clasificado en casi tres horas, la mayor diferencia de la historia de la carrera.
 
Maurice Garin nació un 3 de marzo de 1871, en el valle de Aosta, en Arvier, al año siguiente de la unificación de toda Italia y de ser nombrada Roma como capital del país. A pesar de nacer en territorio italiano, no llegó a hablar ese idioma, sino que hablaba el francoprovenzal, también conocido como arpitano (actualmente no lo hablan ni 60.000 personas, en su mayoría de avanzada edad).
 
Su infancia la transcurrió atravesando la frontera gala, para trabajar como deshollinador en las casas de las familias burguesas, tal como era tradición en los Alpes. Cuando ya era más mayor, aunque aún joven, recorrió una larga distancia a pie, junto a su padre y hermanos, para asentarse en la localidad de Lens, que por aquellos años finales del siglo XIX era un pequeño pueblo. Allí fue albañil, gracias a la recomendación que de él hizo un paisano que había llegado a Lens años antes que su familia.
 
A los 20 años, entusiasmado al ver las hazañas que realizaban aquellos locos que montaban en bicicleta en esa última década de siglo, consiguió reunir el dinero suficiente para comprarse él mismo una bicicleta, y comenzó a montar en ella. Debido a su pasado de deshollinador, el apodo que se ganó entre sus compañeros y la prensa fue el de “el Pequeño Deshollinador”, debido también a su estatura y peso (1,62 metros y 61 kilos en plena forma), lo que chocaba con los grandes corredores (por corpulencia) de la época.

En 1893 se impuso en dos carreras que contaban con gran prestigio en la época, los 800 kilómetros de París, sobre pista, y la Dinant-Namur-Dinant. La temporada siguiente sería aún más exitosa, con triunfos en 24 horas de Lieja, en pista, en el Prix d'Avesnes-sur-Helpe, y en la París-Saint-Malo. Su resistencia física iba camino de ser legendaria, muy en contra de lo que su físico hacía presagiar. En 1985 iba a acrecentar su leyenda sobre pista, consiguiendo la victoria en las 24 horas de las Artes libres de París , además de batir el récord del mundo de los 500 kilómetros en ruta detrás de un entrenador humano.

Pero eso no era suficiente, ya que se le estaban quedando pequeñas todas esas carreras, por lo que amplió su horizonte, fijándose nada más y nada menos que en la París-Roubaix, creada en 1896. Ese primer año se le escapó la victoria, siendo “solamente” tercero. Pero no se le escaparía en las dos siguientes ediciones. Si su primera victoria, en 1897 causó un entusiasmo inusitado en la gente, la segunda victoria, la del año siguiente, provocó un fervor por parte de los asistentes al velódromo nunca visto hasta entonces. Tanto fue así que los que no encontraron su sitio en el velódromo se subieron al techo de una casa de las proximidades para ver la llegada del corredor italiano (nacionalizado francés), provocando el hundimiento del techo de la casa.
 
El Pequeño Deshollinador no solo era uno de los mejores corredores de la época, con victorias en las carreras más importantes, sino que también era probablemente el corredor más querido por el público de la época, siempre acompañado de sus hermanos Cesar y Ambroise, debido a que era el corredor más cercano con el pueblo. Al palmares que había acumulado en esos últimos años del siglo XIX, en los primeros años del siglo XX, concretamente en 1902, iba a sumar un triunfo en la legendaria Burdeos-París.

Cuando al año siguiente, en 1903, Henri Desgrange, director de la revista L´Auto, lanzó la idea de crear el Tour de Francia, Garin fue el primer corredor en inscribirse. La afición esperaba que se alzase con la victoria final, vistos los antecedentes, algo en lo que no les defraudó.
A la salida se presentaron nada menos que 60 valientes (se inscribieron 78 corredores, siendo 11 extranjeros), que tomaron la salida el primero de julio, portando Garin el primer dorsal número 1 de la carrera, pocos minutos después de las 3 de la tarde, con dirección a Lyon, en una etapa de más de 460 kilómetros, a las puertas del restaurante El Despertador, en Montgeron, próxima a París. Solo 50 kilómetros más adelante, la carrera ya veía como se retiraba el primer corredor en la historia de la carrera. También, poco más adelante se viviría la primera descalificación de la historia, la de Jean Fischer, por usar un coche. A la mañana del día siguiente, tras casi 18 horas de recorrido, sería Garin quien llegaría en primer lugar a la línea de meta de esa primera etapa de la historia del Tour de Francia, aventajando en un puñado de segundos a quien le había acompañado casi todo el día, Emile Pagie, por lo que se convertiría en el primer líder de la carrera, un puesto que ya no abandonaría hasta el final de la carrera.
 
Por su parte, el que consideraban los medios como la otra alternativa a Garin para la victoria final, Aucouturier, tuvo que abandonar la etapa durante la noche, debido a problemas estomacales. Los corredores afrontarían ahora varios días de descanso, antes de disputar la segunda etapa de la carrera, entre Lyon y Marsella, de 374 kilómetros.

Pasadas las 2 de la madrugada del día 5 los corredores afrontarían esa segunda etapa. Hippolyte Aucouturier sería el ganador de esta etapa, la única que incluiría algo de montaña en esa primera edición de la carrera. Y sería el ganador, a pesar de haberse retirado el día anterior, ya que en ese momento la carrera permitía que un corredor que no hubiera terminado una etapa, se reenganchase a la carrera, aunque sin ninguna opción por pelear por la clasificación general.
 
La siguiente etapa saldría en la madrugada del 8 de julio, y en ella los corredores tendrían que llegar a Toulousse, desde Marsella, después de recorrer 423 kilómetros. El ganador de esta agotadora etapa sería nuevamente Aucouturier, quien sería el primer bicampeón de etapas del Tour. Aquel día ganaría gracias a un sistema que hoy podría chocarnos, ya que él tomaría la salida, junto con varios corredores más, una hora más tarde que los que aún peleaban por la victoria de la general. Quien primero cruzó la línea de meta fue Eugène Brange, pero su tiempo fue 33 minutos superior al que invirtió Aucouturier, por lo que este fue declarado como ganador de aquella etapa.

La etapa más corta de la carrera sería la cuarta, en la que Aucouturier buscaría su tercera victoria consecutiva. En esta etapa los corredores buscarían la zona este de Francia, llegar a Burdeos, tras recorrer 268 kilómetros. Esta se disputaría el 12 de julio y el corredor francés sería sorprendido usando la estela de un coche en su afán por ganar, por lo que sería descalificado de la carrera. El ganador aquel día sería un absoluto desconocido para el público, el suizo Laeser, quien el día anterior había abandonado la carrera y que aquel día partió en la etapa una hora más tarde que los corredores de la general, pero que completaría el recorrido en 10 minutos menos que el primero de los de la general. Con su victoria se convertiría en el primer no francés en ganar una etapa en el Tour. Garin, por su parte, seguiría manteniendo su primera posición de la general.
 
Como la etapa, comparada con las anteriores, no había sido excesivamente dura, al día siguiente, el día antes de la fiesta nacional francesa, se iba a disputar la penúltima etapa, de 425 kilómetros y que uniría Burdeos con Nantes. Prácticamente no había ya lucha por la general, ya que Garin aventajaba en más de dos horas al segundo clasificado, Georget, pero unos pinchazos y un error de este hizo que perdiera tanto tiempo que llegase a perder su privilegiada posición. Además, Garin sentenciaría la carrera, no solo aventajando a quien hasta entonces era segundo, sino que encima consiguió la victoria sobre el velódromo de Nantes.

La última etapa de la carrera sería la más larga de todas, 471 kilómetros, disputada en la madrugada del 18 de julio. En ella se impondría nuevamente Garin, venciendo en el sprint del velódromo de París, por delante de Augerau y de Lootens, aunque los corredores dieron una vuelta de honor por el Parque de los Príncipes, para que el público pudiera verlos. Garin, con esta victoria, se convertiría en el primer triple vencedor de etapa y además sentenciaría la carrera.
 
Las distancias entre Garin, primer clasificado y Pothier, segundo final, fueron siderales, las mayores en la historia de la carrera, con casi 3 horas de diferencia entre ambos (2h 49´ 21´´). Pero si la distancia entre ambos fueron antológicas, más aún lo fueron con Millocheau, el último clasificado de la general (21º), al que aventajó en nada menos que 64 horas y 57 minutos, es decir, que el también francés Millocheau, había invertido casi dos terceras partes más del tiempo que había tardado el ganador en recorrer los 2400 kilómetros de los que constaba aquel primer Tour de Francia.

Garin era, ya sin duda alguna después de esta victoria en el Tour, si es que no lo era ya antes, el corredor más popular del pelotón, tanto en los aficionados como en la prensa. Esta popularidad explica el porqué, al año siguiente, los comisarios esperaron cuatro meses para descalificarle de su segunda victoria en el Tour de Francia (pensarían que era mejor aguardar a que se enfriasen las pasiones desatadas por su triunfo en la carretera). Si hubiesen tomado esta decisión a pie de meta, seguro que se hubiera producido un motín entre los comisarios, y probablemente avalanchas del público.

Esta descalificación de Garin, que iría acompañada de una suspensión de dos temporadas, puso fin a la carrera de el Pequeño Deshollinador, que contaba entonces con treinta años. Se retiró posteriormente a la localidad de Lens, donde abrió un garaje que mantuvo hasta los años cincuenta, década en la que falleció contando con casi 86 años de edad.

 
Saludos a todos!!

viernes, 26 de octubre de 2012

Fiorenzo Magni, "el tercer hombre"

Legendaria es la rivalidad, que no siempre enemistad, que hubo entre los dos genios italianos de la bicicleta, Gino Bartali y Fausto Coppi. Debido a la antítesis de sus pensamientos y compañías, fueron muchos años de enemistad entre ambos, pero una desgracia, la muerte de Serge, hermano de Fausto, les unió definitivamente, dando paso a una tremenda amistad. Pero esa amistad y respeto que profesaba Fausto hacia Bartali no era tal con Fiorenzo Magni, "il terzo uomo", o el tercer hombre, como ha sido conocido Fiorenzo en su propio país, Italia.

Fiorenzo nació en 1920 en Vaiano y durante la II Guerra Mundial estuvo afiliado a las brigadas negras, participando activamente en la Guerra Civil y en la matanza de Valibona (fue absuelto en el juicio, presuntamente gracias a la declaración de Bartali). Una vez que concluyó el periodo bélico y volvió a la carretera, jamás renegó de su pasado fascista. Quizás por ese pasado, y porque no le consideraba como un rival de su talla, por no tener las condiciones necesarias, Coppi sí que realmente tuvo una muy mala relación con Magni. Ni los 3 Giros que este ganó, ni los 3 Tour de Flandes sirvieron para ganarse el respeto de "il campeonissimo".
O quizás esa enemistad entre Coppi y Magni naciera en 1948, el año en que este último ganó su primer Giro de Italia. En aquel momento, aunque gran rodador, Magni no era tenido en cuenta por nadie para optar a una gran clasificación en una gran vuelta. Tal vez si un top-10, pero nada más. Por ello ni Coppi ni Bartali, en el apogeo de su enemistad, le tuvieron en cuenta para la carrera, y se dedicaban a marcarse entre ellos, dejando total libertad al resto del pelotón para hacer lo que quisiera.
Llegaban a las últimas etapas de la carrera, las que discurrirían por los Dolomitas, y Coppi consiguió una primera victoria de etapa en Cortina d'Ampezzo, colocándose muy cerca del líder, Cechi. La etapa siguiente, la 17ª que finalizaba en Trento, fue la elegida por Coppi para asaltar el liderato, con un ataque a muchos kilómetros a meta. Cechi estaba cediendo terreno con respecto al piamontés, al igual que estaba sucediendo con Magni, pero este, debido a su gran habilidad en el descenso, unido a una serie de empujones ilegales en el Pordoi, pudo enlazar con el grupo en el que iba Bartali, en persecución de Coppi, y se hizo con la maglia rosa de la carrera.
 
Coppi se encontraba incrédulo. Había realizado un ataque tan fabuloso como el del año anterior, y sin embargo ese tal Magni se encontraba aún dos minutos por delante en la clasificación general. No podía ser que ese mindundi le hubiera aguantado a él, a "il campeonissimo" el pulso que les había lanzado, y por eso reclamó al señor Torriani, exigiendo una sanción, o de lo contrario tanto él como su equipo, el Bianchi, abandonarían la carrera. Tal era la influencia del Bianchi, que aún sin pruebas claras, hubo de sancionar Torriani a Magni, con dos minutos en la general, lo que le permitía seguir conservando la primera posición. Coppi consideró que la sanción era a todas luces insuficiente y cumplió con su amenaza de abandonar la carrera su equipo, a tan solo un par de etapas de concluir la carrera y con él muy bien posicionado en la general.

Esa enemistad que quizás se iniciara por el pasado fascista de Magni, o quizás por esos hechos ocurridos durante la primera victoria en el Giro de 1948, perduró hasta la muerte de Coppi, y por supuesto se plasmó en la carretera durante los años 50, hasta la retirada de Magni, en 1956. Fue precisamente en esa última carrera de Magni donde probablemente se plasmó con mayor amplitud la enemistad que se profesaban ambos corredores. Este se iba a despedir del ciclismo después del Giro de Lombardía de 1956, con fecha del 21 de octubre.
 
La carrera marchaba dividida en varios grupos y aunque Coppi ya se encontraba en un clarísimo declive en su carrera, marchaba escapado por delante, con una ventaja que hacía impensable que se le pudiera escapar la carrera. Testigo de lujo de la gran etapa que estaba realizando Fausto era Giulia Occhini, más conocida en el mundo del ciclismo como La Dama Bianca, que viajaba en el segundo coche del equipo de su marido (matrimonio jamás reconocido en Italia), el Bianchi, que durante gran parte de la carrera no pudo superar la altura a la que competía Magni. Parece ser que ella, sabedora de la enemistad entre ambos, miraba en todo momento de forma despectiva a Magni e incluso le llegó a decir que jamás perdería Fausto la ventaja con la que contaba en aquel momento.
 
Con esa declaración, había encendido a un Magni que buscaba una retirada digna, consiguiendo la victoria en una prueba que siempre se le resistió, al igual que la Milán-San Remo. Dos de las tres carreras más queridos por los tiffosi italianos.
 
Si la relación jamás había sido buena, y si ninguno de los dos hubiera querido ver al otro alzando los brazos en ninguna carrera, aquel regodeo de Giulia había sido suficiente para que Magni, encolerizado, lleno de rabia, decidiese tirar como un poseso para evitar que su enemigo alcanzase la gloria en el día en que él se retiraba. A su rueda viajaban gente como Bobet, el favorito de Coppi, o el rapidísimo Darrigade, que no le daban un relevo al encolerizado italiano, pero a este no le importaba, solo le importaba impedir la victoria de Coppi. Mientras delante, el dueto cabecero, economizaba esfuerzos, por detrás Magni iba a tope, sin guardar nada en ningún momento. Tal era la rabia que llevaba el fiorentino que finalmente, en el mismo velódromo de Vigorelli donde terminaba la carrera pudo alcanzar al dueto cabecero y, aunque no consiguió imponerse en la línea de meta, Darrigade sí que pudo batir a Coppi, que fue segundo y no pudo hacerse de esta forma con el que habría sido su último gran triunfo en su exitosa carrera deportiva.
 
André Darrigade se impuso en un sprint de 17 corredores, tras casi seis horas y cuarto, siendo segundo en la carrera Coppi y tercero Magni, a quien le habría gustado retirarse con una victoria, pero al menos había conseguido que su rival y enemigo, Coppi, no consiguiese la misma. Coppi, una vez que se bajó de la bicicleta fue presa de un llanto descontrolado.
 
Aquel Giro de Lombardía fue la última carrera de un Fiorenzo Magni que se había dado cuenta que sus mejores tiempos habían pasado, y se retiró con un tercer puesto en la carrera y la dignidad como ciclista totalmente intacta, algo de lo que no pudo presumir su gran rival, ya que él siguió arrastrándose por las carreteras durante algunos años más, aún sabiendo que sus mejores momentos habían pasado y ya no volverían, pero el alto ritmo de vida de su mujer, la famosa Dama Bianca, le obligaron a tener que arrastrarse por las carreteras hasta que murió, debido a esa malaria mal diagnosticada.
 
Por otra parte, la figura de Fiorenzo Magni no termina sobre una bicicleta, sino que este era un visionario, ya que fue la primera persona que buscó un patrocinador deportivo fuera de una marca comercial de bicicletas (Legnano, Bianchi, Olimpia...). Eso sucedió después de que al finalizar la temporada de 1953, su equipo, el Ganna, se disolviera. Fue entonces cuando buscó un nuevo patrocinador para su equipo, pero no lo hizo, como era lo normal, buscando en otra marca de bicicletas, sino que llamó nada menos que a la puerta de Nivea, con quienes llegó a un acuerdo y se convirtió también en el patrón del equipo, al tiempo que era quien contrataba también a los mecánicos y auxiliares del equipo, siendo la primera persona que invitó a Ernesto Colnago a ser mecánico de su equipo recién creado, un Ernesto del que fue siempre un gran amigo. Esta invitación de Magni introdujo a Colnago en el mundo del ciclismo, escribiendo este posteriormente su propia historia en el ciclismo.
 
Aunque sufrió sonoras burlas y críticas por ese movimiento de apertura del ciclismo a marcas ajenas al mismo, demostró una capacidad visionaria que desde ese momento dotó de otra dimensión al mundo del ciclismo, una dimensión mucho mayor de la que había tenido hasta ese momento.
 
El pasado 19 de octubre, próximo a cumplir los 92 años de edad, fallecía en el hospital de Monza Fiorenzo Magni, un ciclista que se extralimitó de las funciones de un ciclista al uso y abrió su deporte a una dimensión que este no había alcanzado hasta ese momento. Con su muerte se iba no solo un gran visionario, sino que también se marchaba "el tercer hombre", el último superviviente de los grandes ciclistas italianos que sobrevivieron a la II Guerra Mundial.
 
 
Saludos a todos!!

jueves, 18 de octubre de 2012

Agostinho, la historia de un soldado

Hablar de Joaquím Agostinho es probablemente hablar del mejor ciclista luso de la historia. Un corredor que nació en Torres Vedras, cerca de Lisboa, en 1943 y que compitió nada menos que durante 16 temporadas en el pelotón profesional, de 1968 a 1984, compartiendo pelotón con los Merckx, Ocaña o Hinault, siendo una más que firme amenaza para todos ellos.
 
Nacido en el seno de una familia de campesinos, fue el cuarto hijo de la misma, dedicándose desde muy pequeño al trabajo en el campo, compaginándolo con su sueño de jugar en el equipo de su vida, el Sporting de Lisboa. Entre el campo y su sueño transcurrió su vida hasta que en 1964 es destinado a servir en la Guerra de Mozambique. Allí sufrió la explosión de una mina al paso del camión en el que viajaba, de la que se salvó de milagro. También vio morir a muchos compañeros de forma inútil y lo que trajo mayores consecuencias físicas para él, contrajo la malaria. Pero también estaban los daños psicológicos que pusiera haber sufrido allí. Su vida había quedado marcada, inevitablemente, por casi tres años de guerra.

De siempre se dijo, ya que él jamás lo confirmó, que a su vuelta a casa, y para olvidar todos los males vividos en esos últimos años de su ida, Agostinho se volcó absolutamente en la práctica deportiva. Esta práctica deportiva era ya el ciclismo, una afición de la que se empapó en la guerra, ya con 21 años, debido a que participó en en las carreras que organizaban los propios militares, a pesar de que prácticamente no era capaz de mantener el equilibrio sobre la bicicleta. A pesar de su falta de habilidad, circunstancia que luego se pudo apreciar como profesional, Agostinho se enamoró de la bicicleta, mejorando significativamente sus resultados en esas carreras conforme pasaban las semanas.
 
Ya en su regreso a Lisboa quiso participar en una carrera local, pero al no disponer de una bicicleta propia, participó con una bici prestada por una amiga de su hermana, una bicicleta de mujer. A pesar de que hacía apenas 5 años no sabía montar en bicicleta, y que la que iba a usar aquel día se la habían prestado, Agostinho consiguió la victoria en la prueba con nada menos que una vuelta de ventaja con respecto al segundo clasificado del día.

Ese hito captó la atención de Joao Roque, quien había ganado la Vuelta a Portugal unos años atrás, y lo llevó a participar en carreras de mayor nivel. Poco después ganó el campeonato de Portugal y finaliza segundo la Vuelta a Portugal, por detrás de su compatriota, el corredor del SL Benfica, Américo Silva.

Se encontraba en un momento muy dulce, y le llevan a Brasil a correr la Vuelta a Sao Paulo, en la que se impone a un pelotón en la que corren otros corredores europeos, lo que hace que Jean de Gribaldy, patrón del equipo Frimatic, se fije en él y decida contratarlo para su equipo. En solo un año había pasado de estar participando en una guerra a haber firmado un contrato profesional con un equipo francés.

Hulk, como le apodaba la prensa internacional, debutaba en Francia al año siguiente, con dos victorias de etapa (etapas 5ª y 14ª), pero pudo seguir compaginando el calendario que su equipo le ofrecía en Francia con su participación en las carreras de casa. Durante ese periodo en el que compagina ese calendario, obtiene nada menos que 6 campeonatos de Portugal de forma consecutiva, de 1968 a 1973, consiguiendo la victoria tanto en ruta como contrarreloj, además de ganar en tres ocasiones la Vuelta a Portugal (1970-71-72) y obtuvo nada menos que 23 victorias parciales.

Nadie le puede hacer sombra en Portugal, donde gana prácticamente en todas las carreras en las que compite, por lo que decide tomar la decisión de no volver a disputar ese calendario, aconsejado por Raphael Geminiani, que le dijo: “Tienes que elegir entre ser un campeón portugués o ser un campeón mundial”. No se lo pensó mucho Joaquim y optó por disputar el calendario europeo.
 
Vuelta a España
En la Vuelta a España participó en cinco ocasiones, siendo la primera de ellas en 1972, una participación que pudo ser trágica, ya que camino de Tarragona sufrió una caída contra una montonera de cemento y se fracturó la base del cráneo. Sólo una rápida actuación médica evitó un fatal desenlace.

Al año siguiente, compartiendo equipo con Luis Ocaña en el Bic, intentaron hacer frente al campeón belga Merckx, que iba a participar por única vez en la Vuelta. Pero no hubo forma de parar al belga, que consiguió nada menos que seis victorias de etapa y ganó la gran ronda. Ocaña le siguió en la clasificación y Agostinho fue finalmente sexto en la general.
 
Pero su mejor participación tuvo lugar al año siguiente, en 1974, prueba en la que ya no participó el vigente campeón, Merckx, pero que si contó con la participación de Thevenet, José Manuel Fuente "el Tarangú" aparte de su compañero y último campeón en Francia, Ocaña. Pero poco duró Thevenet entre los favoritos, ya que se hundió en la clasificación general, olvidándose de poder optar a ganar la ronda española. La carrera fue más o menos normal, salvo por el desfallecimiento del galo, hasta la 13ª jornada que finalizaba en el Naranco. Al paso por el puerto de Pajares, Joaquim se escapa junto a Lasa, que era compañero del líder "el Tarangú". Lasa y Joaquim se fueron entendiendo perfectamente, a pesar que el director del español había ordenado que no lo hiciera. En la bajada del puerto, bajo la lluvia, Agostinho se queda cortado con respecto a Lasa y el Tarangú alcanza a ambos corredores, y mosqueado por la actitud de su compañero, ataca en el Naranco, realizando una brutal exhibición, adelantando en aproximadamente un minuto a los siguientes cuatro corredores: Perurena, Lasa, Ocaña y Agostinho.
 
Parecía que esa jornada decidiría la carrera, pero una victoria en Cangas de Onís y una caída de Fuente el penúltimo día, hacen que en la última jornada, una contrarreloj de 35 kilómetros, Agostinho llegue con posibilidades de hacerse con la victoria. Un Ocaña enfermo, cediendo poco más de un minuto, fue el único capaz de aguantar el tipo ante la exhibición descomunal que realizó el portugués aquel día. Pero el final de la Vuelta fue caótico, ya que aunque en un principio dijeron que Agostinho había recuperado los 2 minutos y 35 segundos de retraso que tenía con respecto a Fuente, y que por lo tanto era el ganador de la carrera, minutos más tarde la organización se contradijo y declaró que Fuente había salvado la Vuelta por el estrecho margen de once segundos.

Por supuesto, Agostinho siempre dijo que le habían robado esa Vuelta, que le pertenecía. Pero aunque la organización reconoció errores de cronometraje aquel día, jamás se corrigió el resultado que dieron los jueces aquella tarde del 12 de mayo de 1974. Joaquim jamás volvió a brillar de esa manera en la Vuelta, porque aunque se vistió de líder dos años más tarde, jamás volvió a estar tan cerca del triunfo.
 
Tour de Francia
Como se decía anteriormente, Agostinho debutó en el Tour en 1969, el mismo año en el que “el caníbal” Merckx obtenía su primera victoria en la carrera. Joaquim debutaría con 2 victorias de etapa y con un octavo puesto final en la general. Fue un corredor asiduo en el top-ten de la carrera, ya que en nada menos que en otras siete ocasiones se clasificó entre los diez primeros, incluyendo dos terceros puestos, en 1978 y 1979, y consiguió también cuatro victorias de etapa.
 
El punto álgido en la carrera del luso tuvo lugar precisamente en esos dos años, luciendo los colores del mítico equipo Flandria, ya que pudo finalmente alcanzar un pódium que había estado trabajando muchos años. Es cierto que no pudo ser partícipe en ningún momento de la disputa de la victoria final, monopolizada por la disputa entre Zoetemelk e Hinault, con triunfo de este último.
 
Si 1978 había sido bueno, el siguiente año fue aún mejor, ya que aunque la carrera vio como se repetía la actuación del año anterior, esta vez Agostinho tuvo su día de gloria en la carrera, el 15 de julio, con final de etapa en Alpe d´Huez y pasos previos por Madeleine y Galibier.

A pie del último puerto llegó una escapada compuesta por Alban, Nillson, Laurent y Wellens, pero esta quedó en nada ante la actuación que tuvo el bueno de Joaquim. Este atacó en las primeras rampas del Alpe d´Huez, aprovechando el marcaje mutuo que se hacían los dos grandes favoritos, Zoetemelk e Hinault. A su rueda salió Bernaudeau, gregario del francés, pero poco duró a su rueda, ya que tras varios de los chepazos habituales de Agostinho, este se quedó en solitario y fue adelantando a los componentes de la fuga. Llegó a meta con más de tres minutos con respecto a los dos grandes favoritos de la carrera. Aquel día, un 15 de julio de 1979, contando con 36 años, Joaquim Agostinho se había consagrado ante los ojos de todo el mundo, consolidando, además, su segundo pódium consecutivo en Francia.
 
Aquella fue su última gran participación en el Tour, ya que las caídas fueron su cruz. Esas caídas que le impidieron volver a conseguir ninguna victoria en las siguientes cuatro temporadas, rompiendo el maleficio en su última Vuelta al Algarve. Caídas que, por ejemplo, le llevaron a volver a abrirse nuevamente el cráneo en otra ocasión. Sin duda alguna, estaba gafado en ese aspecto. Pero aún a pesar de todo, llegó a firmar un 11º lugar en la que sería su última participación en el Tour de Francia, contando ya con 40 años.

Para la leyenda quedó una frase suya después de una dura jornada en el Tour, hablando sobre la dureza de la carrera: “Cuando me acuerdo de la guerra, me río de los que dicen que subir el Mont Ventoux es duro”.
 
Fin de su carrera
 
1984 iba a ser su última temporada como profesional, para después pasar a ser manager y descubre talentos, tal y como declaró a TVE en una entrevista que le hicieron días antes de la que sería su última participación en la Vuelta al Algarve. Contaba ya con 41 años, y había planeado disputar de nuevo el calendario portugués, con los colores del Sporting, y posteriormente participar por 14ª vez en el Tour de Francia, igualando a Darrigade y a Poulidor.
Pero jamás pudo tomar la salida en el Tour de Francia, ya que disputando la Vuelta al Algarve, que lideraba, en los últimos instantes de la contrarreloj, un perro se cruzó en su camino, no pudiendo evitar atropellarlo yéndose él al suelo y dándose un fuerte golpe en la cabeza.

La muerte fue muy controvertida, ya que el corredor no fue trasladado al hospital de forma inmediata, sino que se le llevó al hotel y se le aplicó una bolsa de hielo en la cabeza. Al poco rato comenzó a sangrarle la nariz, pero en lugar de trasladarlo al hospital al momento, se tardaron más de 4 horas en llevarle, con el agravante de que el hospital se encontraba a 400 kilómetros (la distancia que había entre Faro y Lisboa) y en el traslado el corredor entró en coma. El corredor se debatió 10 días entre la vida y la muerte, hasta que a primera hora del 10 de mayo fallecía de manera trágica, dejando abierto el debate sobre qué habría sucedido si el corredor hubiera recibido una adecuada atención médica.
 
Joaquim Agostinho murió con 41 años de edad, habiendo obtenido un total de 76 victorias en su dilatada carrera. Palmares en el que figuraban 4 victorias en el Tour de Francia, 3 en la Vuelta a España, un pódium en esta última carrera y otros dos en Francia, a lo que hay que sumar su espectacular palmares en Portugal, con 3 Vueltas a Portugal, con 23 victorias de etapa y 6 campeonatos de su país. Como forma de homenaje, el Tour de Francia decidió colocar un busto suyo a tamaño natural en la curva número 14 del Alpe d´Huez.
 
 
Saludos a todos!!

jueves, 11 de octubre de 2012

Jean-Pierre Monseré se presenta al mundo

Desde Flandes ha quedado para la historia el que es probablemente el mejor equipo de la historia a lo largo de varias temporadas, el Flandria. Entre la década de los 60 y la de los 70 pasaron por sus filas muchos de los mejores corredores flamencos de la época, como Leman, los hermanos De Vlaeminck, Zoetemelk, Maertenes o el malogrado Jean-Pierre Monseré, un grupo que luchó de tú a tú con el monstruo belga, Eddy Merckx.

Precisamente este último corredor, Monseré, era un joven de Roeselare que había dado el salto al profesionalismo con solo 21 años, en 1969, en el seno del equipo Flandria.. Una gran temporada en su año de debut, con buenos puestos en Flandes, Flecha Valona o la París-Roubaix. Esa misma temporada consiguió su primera victoria, en el Giro de Lombardía, con polémica, debido a la eliminación de Karstens por dopaje Era sin duda alguna la gran esperanza de su público con vistas al futuro.

Pero su consagración iba a llegar en la temporada siguiente, la de 1970. En aquella temporada, el 16 de octubre, fue el gran día del corredor flamenco, en el Campeonato del Mundo que se iba a disputar en Leicester, en el circuito automovilístico.
 
En el equipo belga se había montado una gran escuadra para cubrir a su líder único, Merckx. Le acompañarían grandes gregarios como Spruyt, Van Lancker, Verbeeck, Huysmans, corredores con total libertad como Van Pringel y Pintens y como secante ante los movimientos Godefroot. A este equipo los acompañarían los jóvenes Roger de Vlaeminck (23 años) y Monseré (aún 21), quienes supuestamente iban a aprender en aquel día.

El gran rival del conjunto Belga sería el equipo de Italia, que contaría en sus filas con gente como Gimondi, Marino Basso, Dancelli, Bitossi, o el antiguo maillot arco iris, Adorni. También habría otros corredores que destacar, como el joven francés Guimard o el español González Linares, que unas semanas antes había derrotado a Merckx en una contrarreloj del Tour.
 
El día se presentó con bastante frio y con mucho viento, por lo que los grandes capos de la carrera decidieron optar por lo lógico, que era lanzar a los gregarios por delante, a ser posible sin que entrasen los de su rival, para así evitarle a su escuadra el desgaste de tener que controlar la carrera.

En los primeros compases de carrera se marchan Adorni y Van Springel, a quienes se une pocos instantes después González Linares. Merckx vio peligro en la situación y decidió tirar con fuerza, saltando varios corredores a su rueda. Rápidamente neutralizaron a ese grupo cabecero, y se formó una fuga con una docena de corredores por delante, entre los que se encontraban Merckx, Ottenbros, Gimondi o los tres señalados anteriormente. Pero atrás no quisieron darles mucho margen, y se formó un nuevo grupo de 25 unidades. Todo eso en aún en el primer tercio de carrera, con los capos dando la cara.

A mitad de carrera se había formado de nuevo un grupo delantero, formado por 7 unidades, compuesto por Santanbroggio, Gimondi, Motta, Dancelli, Alain Vasseur, Wrigth, y Monseré, siendo los cuatro italianos los que llevan de forma descarada el peso de la carrera, en la que además podían jugar varias bazas. Fueron cogiendo tiempo de ventaja, hasta que cuando alcanzaron los 3 minutos, el equipo belga se comenzó a preocupar y se pusieron a tirar nada menos que Godefroot y Merckx, quienes consiguieron reducir la ventaja hasta poco más de medio minuto cuando afrontaban la recta de meta y aún les quedaban 4 vueltas para el final de la carrera.
Gimondi veía como se les echaba encima el grupo de favoritos y optó por hacer un demarraje desesperado, yéndose con él Vasseur, a los que se les unieron más tarde West, Mortensen, Rouxel y de nuevo, Monseré. De repente Italia pasaba a tener una sola baza, al igual que Bélgica, y en ambos casos, ya bastante castigados.

Se abre un hueco entre esos 6 corredores y el resto de favoritos, sin parecer que estos últimos quieran cazar definitivamente al sexteto cabecero, dando una tregua momentánea.
 
A dos vueltas para el final si que empieza a ponerse la cosa seria, con el grupo persiguiendo al sexteto, tirando ambos grupos con todas sus fuerzas, y reduciéndose la diferencia entre ambos.
Sería a 2 kilómetros cuando Monseré lanzaría un ataque y se marcha en solitario, con el resto de corredores lanzándose miradas vigilantes. Abre un pequeño hueco, mientras que en el ahora quinteto se lanzan ataques entre sí, sin que ninguno prospere.

El hueco de Monseré es definitivo, y se planta en solitario en la línea de meta. Brazos en alto celebra su impresionante victoria por la que nadie apostaría. Pero tampoco tuvo mucho tiempo de celebrarlo, ya que con tan solo 2 segundos de retraso llegaron Mortensen y Gimondi, que fueron segundo y tercero respectivamente. El pelotón, por su parte, llegaría a meta con 18 segundos de retraso con respecto al ganador del día, encabezados por Godefroot. Un pelotón en el que se encontrarían nada menos que corredores como Merckx, un jovencísimo De Vlaeminck, Guimard o Basso, además de todos los españoles que no se habían retirado de la carrera.
 
Como había cambiado la historia, ya que un año antes, en el mundial amateur, era Mortensen el que se alzaba con la victoria por delante del nuevo flamante campeón del mundo absoluto, Jean-Pierre Monseré.

La polémica, por supuesto, no faltó en la línea de meta, ya que Monseré dijo que Gimondi le había ofrecido hasta 6 millones de liras (cerca de 10.000 dólares) por dejarle ganar el campeonato. La respuesta de Gimondi no se hizo esperar, siendo totalmente contundente al respecto, negando la acusación: “Es una calumnia; parece que al nuevo campeón no le ha bastado con ir a mi rueda durante todo el recorrido. Prefiero tirar el dinero por la ventana antes que dárselo al belga”.
Fue el día cumbre de un corredor que estaba llamado a ser figura, Jean-Pierre Monseré, que se había proclamado como el segundo campeón del mundo más joven de la historia, solo superado por Karel Kaers. Monseré, una figura que despuntó definitivamente con ese campeonato mundial, pero que vería trágicamente cortada su vida unos meses más tarde, el 15 de marzo de 1971, en el Grand Prix de Rétié à Lille-st-Pierre.


Clasificación:
1º Jean-Pierre Monseré (Bélgica-Flandria) (21 años) 6 horas 33 minutos 58 segundos
2º Leif Mortensen (Dinamarca-Bic) (23 años) a 2´´
3º Felice Gimondi (Italia-Salvarani) (27 años) m.t.
4º Leslie West (Gran Bretaña-Holdsworth) (26 años) a 3´´
5º Charles Rouxel (Francia-Peugeot) (22 años) a 5´´
6º Alain Vasseur (Francia-Bic) (22 años) a 9´´
7º Walter Godefroot (Bélgica-Salvarani) (27 años) a 18´´
8º Frans Verbeeck (Bélgica-Geens Watney) (29 años) m.t.
9º Franco Bitossi (Italia-Filotex) (29 años) m.t.
10º Gerard Vianen (Holanda-Caballero) (26 años) m.t.
11º Roger De Vlaeminck (Bélgica-Flandria) a 23s
...
14º Cyrille Guimard (Francia-Fagor Mercier) m.t.
17º Marino Basso (Italia-Molteni) m.t.
20º Harm Ottebros (Holanda-Willem II) m.t.
21º Miguel María Lasa (España-La Casera) m.t.
29º Eddy Merckx (Bélgica-Faemino) m.t.
38º Ramón Saez (España-Werner) m.t.
43º José Antonio González Linares (España-Kas) m.t.
49º Andrés Gandarias (España-Kas) m.t.
56º Jesús Aranzábal (España-Bic) m.t.
63º Domingo Perurena (España-Fagor Mercier) m.t.
Luis Ocaña (España-Bic) retirado
Agustín Tamames (España-Werner) retirado
José Manuel Lasa (España- La Casera) retirado
Nemesio Jiménez (España-Kas) retirado