Hace unos días se cumplieron 2 años del fallecimiento, debido a un cáncer de páncreas, de un ciclista muy denostado por la prensa española, a veces con motivos pero otras muchas sin ellos. Un ciclista más recordado por sus derrotas que por sus triunfos importantes, ya que estos tuvieron lugar principalmente al comienzo de su carrera. Ese corredor, más odiado que querido a este lado de los Pirineos, no podía ser otro que Laurent Fignon.
El 16 de julio de 1984 los corredores iban a afrontar en el Tour de Francia la disputa de la 17ª etapa, de un total de 23, en una carrera que aunque no era el líder, Laurent Fignon estaba dominando a su antojo, mostrándose muy superior al resto de corredores. Esta iba a ser la primera de las cuatro grandes etapas alpinas que se
disputarán de manera consecutiva de lunes 16 de julio a jueves 19 de julio, y
resultó ser esta etapa una bomba de relojería para la general de la carrera. Todo
voló por los aires, desde el líder Vicent Barteu hasta el héroe local, Bernard
Hinault.
La carrera comenzó para los favoritos cuando a más de 100
kilómetros de meta (de un total de etapa de 151 kilómetros) un enloquecido
Bernard Hinault decidió que ya había esperado bastante ese día y decidió pasar
a la acción. Hinault ya había sido batido durante la carrera por Fignon y
decidió jugarse el todo por el todo contra el parisino.
Todo comenzó en un entonces desconocido Col de Coq, un puerto catalogado
como un 1ª del que los corredores no tenían muchas referencias y que se
coronaba en un terreno que no estaba
asfaltado, lo que le añadía un grado de dificultad. La idea de Hinault era
clara, destrozar a los rivales, y especialmente a su antiguo discípulo, Fignon.
El ataque de Hinault era digno de todo un campeón, sentado sobre su bicicleta,
con un pedalear majestuoso y lleno de fuerza y rabia. Pero Fignon también era
un campeón y aguantó el envite que le estaba lanzando su rival, a más de 100
kilómetros de meta.
Fignon le había aguantado al tetracampeón el primer pulso.
Pero no sería el último. Arroyo coronaría en primer lugar el puerto, seguido de Delgado y Millar, en una calma que no era sino el preludio de una gran tempestad.
Laffrey sería la siguiente dificultad montañosa de la
jornada, también catalogada como de primera categoría. Nada más alcanzar la
primera de las rampas del puerto Hinault vuelve a pasar a la ofensiva. Pero la
acción queda rápidamente neutralizada por un superlativo Fignon, quien se pega
a su rueda como si fuese lo último que fuese a hacer en su carrera deportiva.
Breu y Dietzen también consiguen pegarse en un primer momento a la rueda del
pequeño tejón. Posteriormente también podrían unirse a ese cuarteto cabecero el
escocés Robert Millar y el colombiano Herrera.
Poco antes de alcanzar la cima del puerto Fignon y Herrera demarran, aparentemente
buscando la montaña, pero consiguen abrir un importante hueco, coronando en
cabeza el corredor colombiano, seguido a 3 segundos por el parisino y por detrás
de ambos un importante hueco de 21 segundos con respecto a Dietzen y de 31 con
el trío formado por Hinault, Millar y Breu.En el descenso todo se mantendría
igual, salvo por el hecho de que Dietzen pincharía y ya no se le volvería a ver
en los puestos cabeceros aquel día.
Al concluir el descenso el dueto cabecero contaba con una pequeña ventaja con respecto a Hinault y un grupo del que ya formaba parte el español Ángel Arroyo. La ventaja había aumentado en unos segundos, pero siendo esta en todo momento inferior al minuto. En el grupo perseguidor no dudaron en ningún momento en iniciar una feroz persecución, comandada por Hinault, pero secundada de una forma extraordinaria por Arroyo, al que también beneficiaba una posible neutralización. El pelotón se encontraba, ya al inicio de ese falso llano antes de llegar a la base de Alpe D´Huez, de categoría especial, a más de un minuto y medio y no tendrían ninguna posibilidad en la etapa.
Fueron unos 15 kilómetros de persecución entre el dueto
Herrera-Fignon y el cuarteto de Hinault, pero al final la superioridad numérica
de los perseguidores dio sus frutos y lograron alcanzar a la cabeza de carrera.
Fue entonces cuando, al poco de neutralizar y aún quedaban
unos 20 kilómetros de etapa se produjo otro nuevo hecho inesperado. Un tercer
ataque de Hinault, más un ataque a la desesperada que un ataque cerebral.
Buscaba desfondar, destrozar, provocar el hundimiento de un rival que se había
mostrado muy superior durante toda la carrera a él, que psicológicamente le
tenía la moral tocada al campeón francés. Pero aún así seguía intentándolo, no
le valía ser segundo. Atacaba y atacaba, buscando signos de debilidad, alguna
mínima señal de flaqueza, que hasta ese día no había mostrado un espléndido
Laurent Fignon. Quería reventarle, y por eso seguía atacando, porque él ya no
podía mostrar más de si mismo.
Se abrió un pequeño hueco entre ambos ciclistas de
aproximadamente medio minuto, pero el ataque era una cacicada; en solitario,
frente a un grupo de 5 corredores y con un puerto por delante.
En esas que Hinault llegó en cabeza a pie de puerto del
Alpe D´Huez. A aproximadamente medio minuto llegó el quinteto perseguidor. En
las primera rampas no pasa nada, pero el joven colombiano, este tal Herrera del
que ninguno de sus competidores había oído hablar hasta ese mismo Tour de
Francia, se va calentando. Las piernas le van pidiendo que eche un poco de
salsa en ese pastel tan delicioso que se está cociendo en la etapa. Sus compañeros
de grupo se van quedando, Breu, Millar y Arroyo, por ese orden. Fignon no
terminaba de cogerle la rueda, pero tampoco terminaba de perder la compostura
sobre la bicicleta y abrirse de piernas. Poco a poco estaba pillando el
puntillo al puerto y su ritmo iba a ir in crescendo durante la ascensión.
Herrera alcanzó a Hinault, no sin ciertas dificultades y
durante dos kilómetros marcharon juntos, alternándose en algún relevo. Los
relevos que daba el bretón estaban llenos de intención, pero a esas alturas de
etapa, poco más podía ofrecer, mientras que los relevos que daba Herrera
estaban llenos de fuerza, pero contando con una facilidad casi insultante para
su rival.
Un par de kilómetros después de alcanzar la cabeza de
carrera, cuando se llegaba al 145 de la etapa, Herrera se quedaba en solitario
como el referente de una etapa que estaba siendo memorable, pero que aún
faltaba mucho por concluir. Herrera podía hacer historia si conseguía aguantar
en esa situación en los apenas 5 kilómetros que le quedaban de ascensión, y es
que si alcanzaba la meta en primer lugar, sería el primer colombiano que
conseguía una victoria de etapa en la Grande Bouclé. Toda una hazaña para un
chico de apenas 22 años de edad y que contaba en esa edición con su primera
participación en una gran carrera por etapas en Europa.
Ese día haría historia, ya que ningún corredor sería capaz
siquiera de verle de nuevo el dorsal aquel día.
Por detrás Hinault, que llevaba ya varios kilómetros pagando los excesos
de sus múltiples ataques del día, veía como su gran rival Fignon no solo le
daba alcance, sino que también conseguía dejarle atrás sin que pudiera hacer
nada por aferrarse a su rueda. No había podido con su rival, pero desde la
primera dificultad a la que la carretera sometió a los corredores, él intentó
hacer lo propio con quien consideraba su máximo rival, que por entonces aún no
era el líder de la carrera. El maillot amarillo de la carrera era otro
compañeros de Fignon, Barteau, pero este ya hacía muchos kilómetros que había
desaparecido de la carrera y había dejado de ser una amenaza por la general
final.
Finalmente, tras más de 4 horas y media de esfuerzos y de lucha titánica, el "Lucho" Herrera conseguía la primera victoria de un colombiano en la carrera francesa. A continuación hizo su entrada en meta un excelso Laurent Fignon, que había defendido su privilegiada posición con gran maestría e inteligencia, en incluso al final de la etapa vería como las diferencias de tiempo jugarían muy a su favor. El siguiente corredor en hacer acto de aparición por meta sería el corredor del Reynolds Ángel Arroyo, pero lo haría ya a más de 2 minutos y medio del ganador.
El gran derrotado de la jornada fue Bernard Hinault, que veía como en meta cedía casi 3 minutos más con respecto a Fignon y 49 segundos más con el ganador de la etapa.
Para el público español, con excepción del tercer puesto de Arroyo, fue una mala jornada, ya que Pedro Delgado llegó a meta en la posición 39, llegando a más de 9 minutos, junto a Sean Kelly.
Clasificación Etapa:
2- Laurent Fignon (Renault-Elf) a 49´
3- Ángel Arroyo (Reynolds) a 2´27´´
4- Robert Millar (Peugeot) a 3´05´´
5- Rafael Acebedo (Colombia - Pilas Varta) a 3´09´´
6- Greg Lemond (Renault-Elf) a 3´28´´
7- Bernard Hinault (La Vie Claire-Terraillon) a 3´44´´
8- Pascal Simon (Peugeot) a 3´58´´
9- Pablo Wilches (Splendor - Mondial Moquettes - Marc) a 4´10´´
10- Pedro Muñoz (Teka) a 4´12´´
Clasificación General:
1- Laurent Fignon (Renault-Elf)79 horas 24 minutos 56 segundos
2- Vincent Barteau (Renault - Elf) a 4´22´´
3- Bernard Hinault (La Vie Claire-Terraillon) a 5´22´´
4- Robert Millar (Peugeot) a 8´25´´
5- Greg Lemond (Renault-Elf) a 8´45´´
6- Gerard Veldscholten (Panasonic) a 9´03´´
7- Ángel Arroyo (Reynolds) a 9´40´´
8- Phil Anderson (Panasonic-Raleigh) a 11´09´´
9- Lucho Herrera (Varta) a 11´12´´
10- Pedro Delgado (Reynolds) a 13´13´´
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