sábado, 22 de diciembre de 2012

Val Louron, el primer amarillo de Indurain

La etapa de Val Louron del Tour de 1991 significó un relevo generacional para la carrera. Hasta ese momento la carrera había estado dominada por la generación del 61, liderados por el tricampeón Lemond o por Fignon, o corredores de más edad, como Pedro Delgado, quien además cedía ese mismo día su jerarquía en favor de su compañero Miguel Indurain. Ahora la nueva generación que iba a dominar el ciclismo mundial sería la generación del 64, cuyos máximos exponentes serían Indurain, Bugno, protagonistas ese día. El otro protagonista del día, Chiappucci, sería un año mayor que los corredores de esta nueva generación que dominaría durante el siguiente lustro el ciclismo mundial.

La decimotercera etapa de la ronda francesa de 1991, con final en Val Louron, la etapa reina de la ronda francesa aquel año. El perfil de la etapa presentaba un recorrido en el que se iban a subir cinco puertos puntuables repartidos en 231 kilómetros: Col de Portalet (2ª categoría), Col d´Aubisque (HC), Tourmalet (HC), Col d´Aspin (2ª) y Val Louron (1ª).

La etapa comenzó con bastante tranquilidad, y los ciclistas subieron agrupados el Col de Portalet, pero esa calma duraría pocos kilómetros más y en el Aubisque se desataron las primeras hostilidades. Primero fue por parte de corredores de poca importancia en la general de la carrera, pero nada más superar la estación invernal de Gourette es el italiano Bugno quien arranca. A su rueda salta en primer lugar Mottet y a continuación Chiappucci. Ese ataque deja el pelotón reducido a una veintena de unidades y con el líder, Leblanc, muy nervioso ante la situación que se está produciendo en la carrera. Leblanc lanza un ataque y consigue enlazar con los tres corredores que marchaban por delante. Finalmente es Winterberg quien corona en primer lugar el Aubisque, pero el grupo está roto, aunque en el descenso habrá un reagrupamiento general.

En esa situación de tensión general se llegó a las faldas del mítico Tourmalet, y la situación no iba a decepcionar a nadie. Las primeras bajas reseñables de la carrera serían los Banesto Jean François Bernard y Pedro Delgado, o el reciente campeón de la Vuelta a España (que por aquel entonces se disputaba en abril), Melchor Mauri. La primera de tantas ocasiones en las que se le atragantaría el Tour al director de la ONCE, Manolo Saiz. 
En las rampas más duras del Tourmalet el grupo se iba a quedar reducido a apenas nueve unidades, a saberse: Conti, Rue, Hampsten, Mottet, Chiappucci, Bugno, Lemond, Indurain, y el líder Leblanc. Este grupo permanece uniforme hasta el último kilómetro, en el que Chiappucci realiza un acelerón, en la búsqueda de los puntos de la montaña. Ese acelerón provoca que Conti y sobre todo Lemond cedan terreno en los últimos metros. Nadie se dio cuenta de esa circunstancia, salvo un corredor, que la iba a aprovechar en favor de sus intereses.

Nada más comenzar el técnico descenso del Tourmalet, mientras todos los corredores buscaban periódicos para ponerse en el interior del maillot, ese corredor que había visto flojear a Lemond se lanzó a tumba abierta en el descenso. Las palabras de ese corredor al cruzar la línea de meta fueron significativas “todos se pusieron a coger periódicos, para ponérselos en el pecho, ropa y bidones de agua y alimento. Yo no paré y me tiré para abajo: ‘El que quiera, que venga’, me dije a mí mismo. No sé qué harían los de detrás, pero yo bajé a tope, comiendo las hierbas de las cunetas. Hasta pasé al coche de la organización que abre carrera”. Ese corredor que había visto magníficamente la situación de la carrera era Miguel Indurain. Rápidamente abrió hueco el navarro con el grupo de favoritos, y al paso por el avituallamiento de Saint Marie de Champan, ese hueco ya era de nada menos que 52 segundos de ventaja.
 
La luz de alarma se había encendido entre los favoritos, pero ninguno quería sacrificarse en ese grupo, en donde se vivían momentos de incertidumbre. Aprovechando ese parón en el grupo, al paso por el avituallamiento, Chiappucci lanzó un ataque al que tampoco ningún otro corredor respondió.
 
El director de Miguel, José Miguel Echávarri, que había bajado el puerto en el coche jugándose el tipo, e incluso llegando a perder una de las bicis que llevaban en la baca, viendo que Chiappucci se había marchado a la caza de su corredor, se acercó al coche del equipo Carrera y se produjo un pacto muy rápido. Echávarri buscó a su corredor y le explicó el pacto. Fue entonces cuando Indurain levantó el pie y esperó `al diablo´, rubricando de esta forma un pacto que haría que la carrera saltase por los aires.
Por su parte, en el grupo trasero enlazaban Eduardo Chozas y Laurent Fignon, los que iban a provocar que por fin se lanzase la carrera por detrás. Pero la desventaja de ese grupo era ya de 1 minuto y 45 segundos. Al tiempo que Fignon lideraba ese grupo, su compañero y líder de la carrera, Leblanc, comenzaba a sufrir. A unos 5 kilómetros de coronar el Aspin, Lemond lanzó un primer ataque, secundado por Bugno, Leblanc y Chozas. El resto de corredores fue entrando tranquilamente en ese grupo, y una vez que hubieron entrado todos, se produjo un segundo ataque, en esta ocasión de Bugno. Al tiempo Leblanc dice basta y se queda cortado de ese grupo, prácticamente parado sobre su bicicleta. Mottet y Fignon son los únicos corredores que pueden seguir el ritmo del corredor italiano, mientras que Hampsten, Lemond, Chozas y Rue se quedan rezagados.
 
Para colmo de males en aquel momento para Lemond, fue cuando el grupo de Bugno le aventajaba en más de medio minuto y dirección de carrera dio paso a los coches de ese grupo delantero para secundar a sus corredores cuando el coche del equipo Gatorade (el de Bugno) golpeó al campeón norteamericano y le derribó de su bicicleta. Iba a ser la imagen de la jornada, el campeón había caído.

Chiappucci e Indurain coronaron el Col d´Aspin manteniendo una perfecta armonía entre ellos y con una ventaja de 2 minutos y 15 segundos con respeto al trío perseguidor, Bugno, Mottet y Fignon, y más de tres minutos y medio con el grupo de los norteamericanos.
 
El dueto cabecero mantenía las distancias con el grupo de Bugno en el descenso del Aspin y durante el falso llano, antes de llegar al último puerto del día, el de Val Louron. Pero las distancias no se mantenían con el último ganador de la carrera, el norteamericano Lemond, y con sus acompañantes, ya que estas aumentaban de forma considerable durante este tramo. Las diferencias del dueto de cabeza son respecto al gran favorito al empezar el Tour, Lemnond, se estaban disparando, a pesar de que el corredor del equipo Z recibió la ayuda de su compañero Eric Boyer, aunque de poco serviría, ya que nada más comenzar las primeras rampas del Val Louron, ambos corredores del equipo Z se quedarían descolgados, con respecto a Hampsten y Chozas. Lemond estaba perdiendo toda esperanza de hacer una buena clasificación en el Tour.

También en esas primeras rampas del puerto, Gianni Bugno aceleró el ritmo, consciente de que había perdido el Tour con su indecisión por saltar o no en Saint Marie de Champan, y descolgó rápidamente a sus dos compañeros de fuga, Fignon y Mottet. Bugno dio el todo por el todo, y consiguió ir reduciendo las diferencias con respeto a cabeza de carrera. Pero no había nada que hacer, sus opciones de ganar el Tour se había esfumado muchos kilómetros antes, cuando su indecisión le impidió irse con Chiappucci.

Al llegar a la línea de meta, Chiappucci se impuso en el sprint por la victoria a un Indurain que levantaba el puño al cruzar la meta, supuestamente en señal de júbilo. Aparentemente se había cumplido el pacto alcanzado unos 50 kilómetros antes, mediante el cual el corredor navarro se vestía de amarillo y el transalpino se haría con el triunfo de etapa.

Un Gianni Bugno desatado, fue el siguiente corredor en cruzar la línea de meta, pero lo hizo a casi un minuto y medio de distancia. La distancia a la que llegaría Fignon ya comenzaba a ser preocupante para el resto de aspirante a la carrera, llegando a 2 minutos y 50 segundos. Un minuto más le caería al siguiente corredor en meta, Mottet, quien pasaría en ese momento a ser el segundo clasificado de la general. Pasaron dos minutos más para que hiciera su entrada Hampsten y una veintena de segundos más para que llegase Chozas.

Si las distancias ya estaban siendo muy importantes, siderales fueron a la llegada de Lemond, quien precedido por su compañero Boyer, cedió en meta 7 minutos y 18 segundos. Se había acabado así el Tour para el triple campeón de la carrera. El que hasta ese momento había sido el líder de la carrera, Luc Leblanc, cedió en meta más de 12 minutos, y Pedro Delgado, compañero de Miguel y teórico líder del conjunto, llegó a más de 14 minutos a meta.

Miguel Indurain se vestiría por primera vez, aquel 19 de julio de 1991, con el maillot de líder del Tour de Francia, un maillot del que no se desprendería hasta cinco años más tarde. Miguel se retiraría en 1997 habiendo lucido el amarillo hasta en un total de 60 jornadas, con cinco victorias consecutivas en la general de la carrera.

Clasificación etapa 13 Jaca-Val Louron:
1- Claudio Chiappucci (Carrera) 7 horas 11 minutos 16 segundos
2- Miguel Indurain (Banesto) a 1´´
3- Gianni Bugno (Gatorade) a 1´ 29´´
4- Laurent Fignon (Castorama) a 2´ 50´´
5- Charly Mottet (RMO) a 3´ 53´´
6- Andy Hampsten (Motorola) a 6´ 01´´
7- Eduardo Chozas (ONCE) a 6´ 24´´
8- Eric Boyer (Team Z) a 7´ 17´´
9- Greg Lemond (Team Z) a 7´ 18´´
10- Jean François Bernard (Banesto) a 7´ 38´´

Clasificación General:
1- Miguel Indurain (Banesto) 
2- Charly Mottet (RMO) a 3´
3- Gianni Bugno (Gatorade) a 3´ 10´´
4- Claudio Chiappucci (Carrera) a 4´ 06´´
5- Greg Lemond (Team Z) a 5´ 08´´
6- Laurent Fignon (Castorama) a 5´ 52´´
7- Andy Hampsten (Motorola) a 7´ 25´´
8- Luc Leblanc (Castorama) a 7´ 51´´
9- Jean Françoiz Bernard (Banesto) a 8´ 39´´
10- Eduardo Chozas (ONCE) a 13´ 11´´


Saludos a todos!!

sábado, 15 de diciembre de 2012

Francisco Cepeda, la primera víctima del Tour

El Tour de Francia es probablemente la carrera más grande que existe en el ciclismo, pero ni ese motivo impide que esta tenga su propia leyenda negra. Una leyenda negra que escribió su primera página con el malogrado Francisco `el Negro´ Cepeda.

Francisco Cepeda nació un 8 de marzo de 1906 en la localidad de Sopuerta (Vizcaya), siendo hijo de Agustín y Tomasa, quienes además de a Francisco, tuvieron otros cuatro hijos y una hija más. Su familia no era especialmente pudiente, por lo que se ganaban la vida en un pequeño comercio que tenían en los bajos de su casa, además de con el trabajo en el campo.

Francisco se aficiono a la bicicleta muy joven, siendo apenas un adolescente, con la que iba y volvía continuamente de Bilbao, en donde vivía su prima Teresa, con quien tenía una gran afinidad. Allí, además de su gran relación con su prima, también podía dedicarse a hacer algo que le encantaba al `Negro de Sopuerta´, como también era conocido, que era tontear con las mujeres. Francisco, o Paquillo como le conocían en su pueblo, a pesar de que se dedicaba desde joven a las bicicletas, también gustaba de ayudar en la huerta que trabajaban sus padres en cuanto tenía algo de tiempo libre.
Con apenas 19 años, en 1925 comenzó a competir como profesional del ciclismo, participando en varias carreras y siendo campeón de Vizcaya. También participó en varias ocasiones en carreras como la Eibar-Madrid-Eibar, una competición de gran relevancia en el norte del país. Mientras, al tiempo que realizaba competiciones por el país, era juez municipal en su pueblo, hasta que su ilusión por participar en la carrera más importante del mundo del ciclismo, su sueño y el de todos los corredores que se precien, el Tour de Francia, hizo que tuviera que decantarse por abandonar su profesión, ya que esta era totalmente incompatible con sus entrenamientos.

Con ese buen palmarés y renombre que se había ido labrando en sus años de profesional, en 1930 por fin consigue participar en el Tour de Francia, su verdadero sueño. Para ese año se formaría el equipo estatal vasco y él, con el dorsal 101 a su espalda fue uno de los miembros del equipo. Su experiencia fue bastante positiva, ya que finalizó en la posición 27ª, dando buenas sensaciones como escalador y siendo el primer corredor español en concluir la carrera, lo cual fue un motivo de gran orgullo para su familia. En 1931 la selección estatal no iba a participar en la ronda francesa, por lo que teóricamente no iba a participar en la carrera, pero Desgrange abrió la puerta a los corredores que no tuvieran equipo, con la categoría de tourista-routier, en la que se apuntó Cepeda. Allí tuvo peor éxito que el año anterior, ya que tuvo que abandonar la carrera debido a un forúnculo que casi le costó la vida y le causó una baja muy prolongada hasta su total recuperación. No pudo volver a participar hasta 1933, en donde iba a ir acompañado por un ciclista de bastante renombre a ambos lados de los Pirineos, Vicente Trueba. Pero esa en edición tampoco tuvo la fortuna de su lado y después de llegar fuera de control en una etapa, tuvo que abandonar la carrera.

Su siguiente, y última participación en el Tour de Francia fue en el año 1935. Él sería uno de los 93 valientes que el 4 de julio tratarían de ser los primeros en recorrer los casi 4.500 kilómetros de los que constaría ese año la edición número 29 de la carrera. Ese año la participación española era excepcional, pues aparte del propio Cepeda, también son partícipes en la carrera Mariano Cañardo, Federico Ezquerra o Vicente Trueba, destacando de entre los once participantes españoles. Pero la carrera no comenzó nada bien para el equipo español, ya que en la quinta etapa de la carrera, la que unía Belfort y Ginebra, abandonan Ezquerra, Trueba y Cañardo, siendo este último el que en mejor forma se encontraba. Ezquerra, por su parte, sufre de colitis y Trueba señala a la prensa que el había sido obligado a participar contra su voluntad, ya que no quería haber acudido a la prueba francesa. Por supuesto, la prensa francesa cargó muy duramente contra todos ellos.

Pero si las noticias para el ciclismo español en aquella edición del Tour no estaban siendo positivas, estas noticias se iban a teñir de tintes negros a partir del día 11 de julio, en el que se disputaría la etapa que uniría Aix Les Bains y Grenoble, en la que sería la tercera etapa montañosa de la carrera. El día comenzaría mal para la organización de la carrera, ya que Gustave Danneels y Antonin Magne son atropellados por un coche y se ven obligados a abandonar la carrera como consecuencia del atropello. Pero esas desgracias no serían nada comparadas con la que iba a ocurrir unas horas más tarde.

El Galibier había sido coronado por el grupo cabecero de la carrera, grupo en el cual se encontraba Cepeda. El grupo comienza un descenso bastante rápido y cuando están cerca de terminarlo, al paso por el Lautaret, un ciclista pierde el control de su bicicleta y da con sus huesos en el suelo, de manera bastante grave. Ese hombre es Paquillo Cepeda, el Negro de Sopuerta. La versión oficial que da el Tour es que reventó el tubular delantero de la bicicleta, pero muchos sectores señalan que el ciclista fue arrollado por un nuevo vehículo, versión que no iba a tolerar la dirección de la carrera, después de los dos accidentes ocurridos durante la mañana. Aquella etapa fue vencida por Francesco Camusso y el maillot amarillo seguiría, como durante toda la carera, en la espalda del mismo corredor, Romain Maes.

Cepeda es trasladado en estado grave y sin conocimiento al hospital de Grenoble, en donde confirman la gravedad de sus heridas: fractura de clavícula, de húmero y la más preocupante de todas, fractura en la base del cráneo. En el hospital deciden practicarle la trepanación, realizada con éxito, pero el corredor ya no conseguirá recobrar el conocimiento. Finalmente el corredor fallecería tres días más tarde, un 14 de julio, día grande en Francia, sin haber sido capaz siquiera de haber recobrado el conocimiento tras su grave caída. Testigo directo del fallecimiento fue su hermano mayor, Gerardo, que había llegado al hospital pocas horas antes de que se confirmase la muerte del corredor.

Al día siguiente a la muerte de Cepeda, el presidente del comité regional vasco de la U.V.E, Gervais, pide que se retiren todos los corredores españoles de la carrera, en honor al fallecido, pero los españoles decidieron llegar hasta París, portando brazaletes negros, y una vez allí, donar parte de los beneficios para sufragar el traslado del cadáver hasta Sopuerta.

Ese mismo día, uno después de confirmarse la muerte, entre coronas de flores, los cónsules de Alemania, Italia, más representantes del periódico L´Auto, la Unión Velocipédica de Francia, y un largo etcétera de personalidades del ciclismo, parte desde Grenbole en dirección a la frontera el tren que iba a trasladar los restos mortales del Negro de Sopuerta. Junto a él partiría también su bicicleta, una máquina maravillosa para la época, ya que incorporaba el piñón de varias coronas, una bicicleta a la que con los años se le perdió el rastro. El día 19 sería cuando llegaría el cadáver a Bilbao y de allí será conducido hacia su localidad natal en coche, donde le aguardaban sus padres y los millares de personas que acudirían a Sopuerta al funeral del corredor vasco. Siendo especialmente destacable la presencia de gente del mundo de la bicicleta, como fue el caso de Vicente Trueba.

 
Hasta aquel 11 de julio de 1935, en las rampas del Lautaret, llegó la leyenda de Francisco Cepeda, un bravo y ágil escalador vasco que no solo pasó a la leyenda como el primer corredor vasco en conseguir finalizar el Tour de Francia, en su primera participación, sino que pasó a la leyenda mundial por ser la primera víctima que se cobraban las carreteras del Tour de Francia.


Saludos a todos!!

jueves, 6 de diciembre de 2012

Chava Jiménez, su penúltimo acto

La vuelta España llegaba a su octava etapa de la carrera, en la que los corredores iban a afrontar como única dificultad montañosa del día el puerto del Alto de la Cruz de la Demanda, en donde estaría situada la meta. La etapa fue muy tranquila, hasta que llegaron a ese puerto, en donde en sus primeras rampas los corredores del conjunto ONCE llegaron situados en cabeza del pelotón, intentando apretar al líder de la carrera, un Santiago Botero, que el día anterior se había exhibido en la contrarreloj. Pero poco aguantaron en cabeza los corredores del conjunto amarillo, ya que a la orden de un reaparecido Chava Jiménez, fueron sus compañeros del iBanesto.com los que se pusieron en cabeza. 

Al paso por la pancarta de 10 kilómetros a meta los corredores, comandados por los hombres del conjunto de Eusebio Unzué, marchaban a mil kilómetros por hora. Dos kilómetros más adelante comenzaron las hostilidades, siendo el vasco Iban Mayo, del Euskaltel, el primero que intentó abrir hueco, aunque su acelerón apenas inquietó a los favoritos, donde rápidamente se puso en cabeza Pipe Gómez, compañero del líder Botero, para intentar mantener un mínimo de control en la carrera. A la rueda de los Kelme van tomando posiciones los Beloki, Mercado, Chava Jiménez o Leipheimer.

Aprovechando una de las múltiples zonas de descansillo que ofrece el puerto, Botero se puso en cabeza del grupo, pero nada más pasar por la pancarta de 7 a meta, y al tiempo que las cámaras enfocan a un Igor González de Galdeano que sufre en la cola del pelotón, Chava Jiménez lanza un ataque y coge unos metros de ventaja, justo cuando los corredores afrontaban nuevamente las rampas duras del Alto de la Demanda. Situado a más de 6 minutos en la general, no suponía ningún problema para los hombres fuertes, por lo que nadie salta a por su rueda, otrora peligrosa para los favoritos.

Carlos Sastre vio como el resto de corredores no salían a por el hombre del iBanesto.com, por lo que decidió que ya había aguantado bastante en el pelotón y se fue a por el Chava, al que alcanzó enseguida. A pesar de ser un corredor del equipo de Manolo Saiz y otro del de Eusebio Unzué, con una simple mirada se entendieron en busca del objetivo, la victoria de etapa. No obstante, y a pesar de esa gran rivalidad existente entre ambos conjuntos, ellos eran cuñados, y eso estaba por encima de cualquier otro aspecto.

Por detrás todos los corredores marchaban al ritmo que seguía marcando Pipe Gómez, con corredores que iban cómodamente tras él, como Óscar Sevilla, Joseba Beloki, Levi LeipheimerIban Mayo, quien disputaba su primera grande. El líder, Botero, comenzaba a sufrir el ritmo que marcaba su compañero, en la persecución de los líderes, por lo que se podía ver como la apuesta del conjunto Kelme de cara a la general iba a ser Sevilla. Ángel Casero, por su parte, estaba pasando sus peores minutos, marchando a cola del grupo de favoritos.

El líder de la carrera estaba pasando unos momentos muy malos, con grandes dificultades para aguantar la rueda de los hombres más fuertes, y el primero que vio eso fue Manolo Saiz, que no dudó en sacrificar una posible victoria de etapa y al paso por la pancarta de 6 a meta, mandó parar a Carlos Sastre, quien con todo el dolor de su corazón, pero cumpliendo muy profesionalmente con su labor, dejó escapar a su cuñado, el Chava, y se dejó atrapar por un grupo que ahora comandaba su compañero Zarrabeitia, haciendo mucho daño dentro del grupo.

Le quedaban 5 kilómetros al Chava de lucha en solitario contra los pocos favoritos que marchaban comandados por los ONCE. Zarrabeitia se apartó según neutralizaron a Sastre, quien tomó el relevo, demostrando que se encontraba muy fuerte aquel día. Beloki se estaba mostrando ambicioso, con Sastre marcándole un fuerte ritmo, en el intento de eliminar de la lucha a Botero y a todo aquel corredor al que pillasen por el camino. Las diferencias se estaban estabilizando, con el Chava a unos 20 segundos de ventaja y Botero a más de 50 por detrás, pero sin llegar a eliminar a otros hombres como Casero.

El gas de Sastre se estaba acabando y al pasar por la pancarta de 3 a meta se apartó, habiendo realizado un trabajo excelente y dejando solo a Beloki contra unos corredores que no habían dicho su última palabra. Laiseka fue el primero en lanzar un pequeño demarraje, seguido Heras, ambos con más intenciones que fuerzas realmente. Sus ataques no dieron mucho de sí y Beloki se puso a tirar del grupo, destrozándolo por completo y provocando que los corredores ahora marchasen de uno en uno. Solo Laiseka, Leipheimer,  Mercado y Heras fueron capaces de aguantarle a rueda, aunque el bejarano pocos metros pudo hacer en ese grupo. Mientras, por su parte, Sevilla entraba en una grave crisis y era rebasado hasta por un Casero que estaba recuperando sensaciones. Beloki seguía con su ofensiva y tan solo Juanmi Mercado, a duras penas era capaz de seguir al corredor vasco, que se estaba mostrando agresivo como nunca en su carrera deportiva, en las búsqueda del liderazgo de la carrera.

El Chava había entrado en el último kilómetro del puerto, donde suavizaban los porcentajes del mismo, y lo hacía con una veintena de segundos con respecto a Beloki, por lo que la victoria era prácticamente suya. Sólo le quedaban mil metros más de sufrimiento, después de ese último año tan duro que había pasado, especialmente en el plano psicológico, más que en el físico. Cruzó la meta en primer lugar, con 23 segundos de ventaja con Beloki, quien se iba a colocar como nuevo líder de la carrera, merced a los más de 40 segundos que había cedido Sevilla y el minuto y medio que cedió Botero. El tercero de la etapa fue Juanmi Mercado, que entró cinco segundos detrás de Beloki. Leipheimer y Laiseka serían los siguientes en entrar, casi a rueda de Mercado.

El `Chava´ ya lo había anunciado el día anterior: "un escalador nunca deja de serlo", y cumplió con su palabra. Ganó en lo Alto de la Cruz de la Demanda, con un ataque sensacional, en la que era su primera victoria desde hacía catorce meses y la primera de las tres parciales que obtendría en aquella Vuelta a España, su última gran aparición ante un público que admiraba sus espectaculares ataques en las rampas de los puerto.


Carlos Sastre: "Mi único sueño en esta vida era haber llegado los dos juntos en una etapa de montaña. Eso pudo haber sido en la Vuelta a España de 2001, pero por diferentes intereses de los equipos, estando los dos escapados, mi equipo me hizo parar para tirar de Beloki".



Clasificación 8ª etapa. Reinosa - Alto de la Cruz de la Demanda (Valdezcaray)
1- José María Jiménez (iBanesto.com) 4 horas 42 minutos 58 segundos
2- Joseba Beloki (ONCE) a 23´´
3- Juan Miguel Mercado (iBanesto.com) a 28´´
4- Levi Leipheimer (US Postal) a 30´´
5- Roberto Laiseka (Euskaltel) m.t.
6- Manuel Beltrán (Mapei) a 47´´
7- Iban Mayo (Euskaltel) a 48´´
8- Iñigo Cuesta (Cofidis) a 57´´
9- Roberto Heras (US Postal) a 1´
10- Ángel Casero (Festina) a 1´ 2´´
...
13- Carlos Sastre (ONCE) a 1´ 36´´

Clasificación general
1- Joseba Beloki (ONCE) 25 horas 6 minutos 17 segundos
2- Óscar Sevilla (Kelme) a 15´´
3- Ángel Casero (Festina) a 51´´
4- David Plaza (Festina) a 1´ 27´´
5- Santiago Botero (Kelme) a 1´ 28´´
6- Levi Leipheimer (US Postal) a 1´ 54´´
7- Juan Miguel Mercado (iBanesto.com) a 2´
8- Roberto Heras (US Postal) a 2´ 47´´
9- Iban Mayo (Euskaltel) a 3´ 14´´
10- Igor González de Galdeano (ONCE) a 3´ 29´´


Saludos a todos!!