martes, 26 de junio de 2012

Vicente Blanco, "el Cojo"

La historia nos ha legado que Vicente Blanco, conocido como "el Cojo", fue el primer español que participó en el Tour de Francia. Un Vicente Blasco que recibió ese peculiar sobre nombre a raíz de sufrir dos accidentes antes de su etapa como ciclista profesional, cuando era trabajador en la industria siderúrgica.

Vicente Blanco nació en el barrio de Larrabetzu, en Bilbao, en el año 1884, y como sucedía con la mayoría de la sociedad de la España de finales del Siglo XIX, desde muy joven se vio obligado a trabajar para no caer en la pobreza. Sus primeros trabajos tuvieron lugar en el mar, trabajando desde las cocinas hasta como palero de barcos. Así trascurrió su vida, entre barcos, desde poco después de cumplir los 10 años hasta que cumplió la veintena.
 
Una vez que cumplió los 20 años, en 1904, Vicente entró a trabajar en la industria siderúrgica. Primero fue contratado en La Basconia, en Vizcaya. Sufrió un accidente al poco tiempo de entrar en esa empresa a trabajar, que perfectamente podría haber acabado con su vida, debido a que se cayó  desde el último piso de una construcción. Tuvo suerte y "simplemente" se le seccionaron algunos músculos de su pie izquierdo, debido a que una barra de metal incandescente le atravesó el pie. Vicente, tras recuperarse, siguió trabajando, y cuando hacía unos dos años que había empezado a trabajar en la industria, sufrió un nuevo accidente, el cual esta vez le supondría perder los dedos del pie derecho. Este segundo accidente, cuando trabajaba para la empresa Euskalduna, le supuso tener que abandonar este trabajo, ya que estaba incapacitado para realizarlo.
 
El legado que le dejó la industria siderúrgica a Vicente fue una cojera vitalicia y el estar incapacitado para realizar dicho trabajo. Pero debido a su problema, Vicente Blasco comenzó a usar la bicicleta como medio de transporte. Un medio de transporte que le cambiaría definitivamente la vida, en este caso, para mejor.
 
Era 1906 y "el Cojo" se había quedado sin trabajo, debido a su incapacidad y tenía tan solo una bicicleta destartalada y oxidada que había conseguido de segunda mano (hay otra versión que dice que fue en un basurero), la cual carecía incluso de neumáticos y que a falta de dinero para comprar unos nuevos, Vicente se decidió por colocar unas anchas cuerdas de amarrar barcos en su lugar.
 
Siguió trabajando, esta vez en el muelle de Bilbao, pero los recursos económicos que obtenía eran más bien escasos, y Vicente comenzó a entrenar a diario sobre su bicicleta, la sustituta ideal para sus pies. Como esos trabajos que ahora desempeñaban le daban poco dinero, Vicente quería ser ahora deportista profesional en el País Vasco, a pesar de su cojera, y por ello probó con varios deportes, como las regatas, donde según crónicas de la época ganó alguna que otra competición, o incluso el correr, hasta que se decantó por el mundo de la bicicleta.

En ese 1906 fue cuando solicitó el federarse a la Federación Atlética Vizcaína (FAV). Se le dio una licencia federativa para participar en carreras a pie y en bicicleta que se celebrasen en Bilbao. En las primeras dejó de competir al poco tiempo, y con la bicicleta, aunque no tenía ni la equipación adecuada ni la bicicleta tampoco. No fue muy lejos con ese material, pero a la FAV le parecieron buenas sus actuaciones y para el año siguiente le proporcionaron ellos el material adecuado y pudo participar en el Campeonato de España, que se celebraba en Bilbao, y donde quedó en undécimo lugar.

Durante un breve periodo ese mismo año, estuvo retirado del ciclismo, periodo en el cual se casó con su novia. Durante un tiempo no apareció en las carreras y circularon todo tipo de rumores sobre su salud, incluso llegando a decirse que había muerto, debido a los excesos etílicos que vivía en las numerosas juergas en las que participaba. Pero nada más lejos de la realidad, Vicente volvió a reaparecer un tiempo después de la boda, en la concentración anual de la Federación, dispuesto a seguir demostrando su clase sobre la bicicleta.
 
En 1908 la FAV le envió a competir en el Campeonato de España, que se disputaría en Gijón, el cual vencería a pesar de padecer una fuerte diarrea producto de un exceso de días antes. Este éxito en el Campeonato de España lo repetiría al año siguiente, esta vez en Valencia, igualando a Peñalva y Amuñategui como bicampeón español.
 
Vicente comenzaba a dar muestras de su superioridad en la bicicleta, marchando sobre la suya de la marca Armor, ganando muchos adeptos gracias a los buenos artículos que la prensa realiza sobre él, pero las carreras de su tierra habían comenzado a quedársele pequeñas, necesitaba un nuevo gran reto. Y ese reto no podía ser otro que el participar en la mayor competición de ciclismo del momento, el Tour de Francia, una carrera a la que aún no se había atrevido ningún corredor ibérico a participar.

Vicente Blasco anunció que participaría en el Tour de Francia del año 1910, noticia que desde la FAV se acogió con fervor, pero sin recursos. Eso suponía que no podrían financiarle ni su estancia en la carrera ni siquiera su viaje a tierras francesas, pero si podían pudieron facilitarle una carta de presentación para el organizador del Tour, Desgrange. Vicente tampoco podía costearse el viaje a Francia de su bolsillo, por lo que decidió que él iba a llegar a París (lugar de salida de la carrera), y lo haría yendo sobre su bicicleta, llevando poca comida y menos dinero aún. Llegó a París el 2 de julio, un día antes del comienzo de la carrera. Llegó desnutrido y con una pequeña enfermedad. A pesar de esos inconvenientes, tuvo tiempo de inscribirse y conseguir una mejor bicicleta, ya que la suya tenía los neumáticos destrozados.
 
En esa época, los corredores que llevaban una misma marca de neumáticos se agrupaban en un mismo equipo, al que apoyaba dicha marca de neumáticos, mientras que los había que no tenían esa suerte y se inscribían sin equipo, como le sucedió a "el Cojo", que se inscribió sin equipo y para competir la organización de la carrera (el periódico L´Auto) le dio el dorsal 55.
 
Vicente llegó al inicio de la carrera en unas condiciones bastante lamentables, debido a la paliza que le había supuesto el realizar un viaje en bicicleta desde Bilbao a París. Su aventura en la carrera francesa apenas se pudo prolongar en el tiempo, puesto que apenas pudo concluir 2 etapas, pero en el transcurso de la tercera, que concluía en la localidad de Belfort, se vio obligado a abandonar la carrera, ya que estaba completamente agotado.

Vicente no volvió a correr ningún Tour de Francia más, aunque siguió siendo un profesional de la bicicleta durante 5 temporadas más, hasta 1916, cuando decidió poner fin a su carrera, después de 4 años en los que no consiguió ninguna victoria más. También su fama de juerguista y de cuidarse poco en la alimentación provocó ese declive en sus facultades sobre la bicicleta. Tras retirarse, se sabe que se dedicó al transporte de mercancías, y parece ser que años más tarde realizó otra serie de negocios que resultaron un fiasco económico y le dejaron en la ruina. De sus últimos años, prácticamente no hay nada conocido, y se le atribuye como fecha de su muerte un 24 de mayo de 1957, en Bilbao, entre la más absoluta miseria económica.

Vicente Blanco, "el Cojo", un gran deportista de la región de Vizcaya, que ha pasado a la historia como el primer español que tomó parte de la salida de un Tour de Francia, en el año 1910, pero la historia se olvida de José María Javierre, natural de Jaca, o Joseph Habierre, nombre bajo el cual participó en la carrera francesa, declarándose natural de Lesca, cerca de Pau, localidad a la que se trasladó junto a su familia cuando apenas contaba con 4 años de edad. Corrió el Tour de Francia de 1909, es decir, un año antes de que el Cojo participase en la Grande Bouclé, finalizando en la 17ª posición final. También participó junto a el Cojo en la edición de 1910, la cual también terminó. Tiempo más adelante, en la I Guerra Mundial, obtuvo la nacionalidad francés, por lo que realmente fue él quien fue el primer corredor español que participó en el Tour de Francia.

Saludos a todos!!

martes, 19 de junio de 2012

El malogrado Mariano Rojas

Mariano Rojas era considerado por muchos especialistas como la mayor promesa del ciclismo español de su momento, coincidiendo con el ocaso del campeón navarro Miguel Indurain. Lamentablemente un terrible accidente acabó con su vida de forma prematura y de un plumazo también con su fulgurante progresión en el ciclismo. Era Mariano Rojas, el hermano mayor de José Joaquín Rojas, quien actualmente corre en el Team Movistar de Unzué.

Mariano Rojas nació en la misma localidad que quien fuera seleccionador español de futbol, José Antonio Camacho. Nació en Cieza (Murcia), en el año 1974, el mismo año en el que conquistaba su último Tour de Francia el caníbal Eddy Merckx. Mariano, al igual que sucede con casi toda la gente que terminan siendo deportistas, siempre estuvo ligado al mundo del deporte. Desde pequeño practicó deportes como el volleyball o el futbol, hasta que se dio cuenta que su futuro no estaba ligado a ninguno de estos deportes, se dio cuenta de que su deporte era el ciclismo.
 
Una vez que se decidió por dedicarse al mundo de las dos ruedas, Ángel Guardiola fue su primer preparador, en la escuela de ciclismo de su pueblo, y vio en él a un corredor con una gran fortaleza física. Muy pronto se dio cuenta de que tenía un gran futuro y ya siendo cadete consiguió sus primeros triunfos, allá por los años 1989 o 1990. Consiguió triunfos como el del Trofeo Interclubs, un trofeo que se disputó en una localidad próxima a su localidad natal, tuvo lugar en Molina de Segura.

Al año siguiente, en 1991, por razones de edad, pasó a formar parte de la categoría de juveniles. Formó parte del equipo Creamar del Club Ciclista Molinense. Consiguió numerosas victorias ese año, aparte del campeonato regional. Pero realmente un hito de esa temporada hizo que su nombre comenzase a sonar con mucha fuerza. Ese hito fue su 8º puesto en el campeonato de España de fondo en carretera de su categoría. Ya empezaba a ser conocido en el mundo ciclista.

Con estas credenciales, Mariano dio el salto al mundo amateur. Lo hizo de la mano del equipo Gres de Nules, siendo sus directores Pérez Moya y Montoya. En ese mismo equipo, una temporada después, en 1993, fue donde cuando consiguió un gran número de victorias, llegando a los dos dígitos. Pero fue precisamente en una no victoria donde Manolo Saiz le echó el ojo al que sería su pupilo. Fue en el Circuito Montañés, en donde finalizó en tercera posición, después de cuajar una gran actuación durante la carrera. Manolo, quien era director de la ONCE, le propuso entonces el firmar por su equipo y dar el salto a profesionales. Mariano no se lo pensó mucho y antes de cumplir los 20 años, ya pertenecía al pelotón profesional.
 
En 1994 firmó por el conjunto ONCE y pasó a formar parte del pelotón profesional. Durante ese año realizó buenas actuaciones individuales, como en la Vuelta a Murcia, vuelta en la que siempre que participó terminó entre los 10 primeros puestos de la clasificación general, o en el Campeonato de España, en donde en aquella su primera participación finalizó en el puesto 25.
.
1994 había sido el año de toma de contacto con el profesionalismo, teniendo solo 20 años, y lo había pasado con una gran nota. Pero aunque 1994 había sido notable, su actuación podía mejorarse, y eso iba a suceder en 1995, en que alcanzaría el sobresaliente. En esa su segunda temporada como profesional, participaría por primera y única vez en el Tour de Francia, siendo el más joven de todos los participantes en la grande boucle. Habían acordado su director y él que acudiese a la carrera y se retirase después de la 10ª etapa. Querían conocer como era la mejor carrera del mundo con los mejores corredores del mundo.
 
Ese año la participación del equipo en la carrera fue excelente, con una 2ª posición final de Zülle, una 4ª de Jalabert y una 6ª de Melchor Mauri. Y la participación de Mariano no iba a ir a la zaga con la de sus compañeros, estando en todo momento situado en los 10 primeros lugares de la general, lo que hizo cambiar de idea a su director, decidiendo mantenerle en la carrera.
 
Aguantó en carrera, en contra de lo acordado antes de comenzar el Tour, hasta la etapa en la que se subía el Tourmalet. Fue precisamente en una de las laderas de esa mítica montaña donde vivió sus últimos momentos en esa carrera, ya que sufrió una caída en la que se rompió la clavícula y se vio obligado a abandonar la carrera. No terminó su participación en el Tour, pero fue reconocida su labor con el premio al mejor deportista murciando de 1995.

Para el año 1996 ya estuvo recuperado totalmente de su lesión de clavícula y comenzó el año tal y como terminó el año anterior, acumulando puestos de honor en las clasificaciones generales de Mallorca o París-Niza. Entre puestos de honor acudió a disputar la entonces aún llamada Dauphiné Libere. Allí una caída le hizo frenar la progresión que estaba llevando ese año. Se recuperó de la caída e iba a acudir a los Campeonatos de España, que ese año iban a disputarse en Sabiñánigo. Para llegar hasta allí se desplazaría el viernes 21 de junio en su vehículo, un Renault 21.
 
Esta sería la última vez que se viera a Mariano con vida, puesto que mientras iba conduciendo su coche se salió en una curva, teniendo un accidente muy grave. Su coche quedó completamente destrozado, como muestran las imágenes de la prensa, y Mariano quedó en una situación muy grave. Dos días más tarde moría mientras se encontraba ingresado en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, con motivo de una insuficiencia respiratoria.

El día 12 de ese mismo mes había cumplido los 22 años. Era prácticamente un crío y sus ilusiones y las de la España ciclista se quedaban en una maldita curva de una carretera de Murcia, cerca de Archena. La gran promesa del ciclismo español había alcanzado su final de una forma muy trágica, siendo además en un momento crítico para el ciclismo español, ya que ese sería el año de la no victoria de Indurain en París, y con su retirada dejaría un hueco enorme que podría haber sido rellenado, en parte, por Mariano Rojas, y que no pudo ser llenado hasta la aparición de Alberto Contador.

Justo en esta semana, que comenzó con el fallecimiento del joven aficionado al ciclismo de 15 años, Alberto Rueda (el día 17 por la mañana), se cumplirán 16 años del terrible accidente que acabó con la vida de Mariano Rojas. Pero también se cumplen 13 años de la muerte de otra gran promesa española, Manolo Sanroma, quien falleció trágicamente en un accidente durante la disputa de la 2ª etapa de la Volta Catalunya, un 19 de junio de 1999. Dos grandes promesas del mundo del ciclismo que debido a lo prematuro de su fallecimiento prácticamente han sido olvidadas, aún a pesar de las grandes actuaciones que tuvieron durante su corta, pero intensa, carrera deportiva.
Saludos a todos!!

martes, 12 de junio de 2012

El adiós de Big George

El conjunto ciclista BMC anunció recientemente que el ciclista norteamericano George Hincapié, que forma parte de su plantilla, se retiraría del ciclismo profesional. El corredor, que próximamente hará 39 años, correrá, si nada se lo impide, un último Tour de Francia, que sería su 17ª participación, y una última carrera en su país natal durante el mes de agosto, el USA Pro Challenge.
 
George Hincapié nació un 29 de junio de 1973, en Farmingdale al lado de la ciudad que nunca duerme, Nueva York, aunque sus orígenes son de un lugar bastante más lejano, concretamente son colombianos. Próximo a cumplir los 39 años ha decidido anunciar el fin de su carrera deportiva, y lo hará, siempre que no suceda nada extraño de aquí al 30 de junio, fecha en la que comienza la carrera, como el hombre que más veces habrá tomado la salida en el Tour. Nada menos que hasta en 17 ocasiones habrá portado un dorsal en la carrera más prestigiosa del mundo, desde que en 1996 formara parte del conjunto Motorola en tierras francesas, hasta que el 30 de junio vuelva a hacerlo, por última vez, con el conjunto BMC. 17 participaciones consecutivas, habiéndose retirado, a falta de lo que suceda este año, tan solo en la primera ocasión en la que participó (una caída en la 15ª etapa le obligó a abandonar, llevándose de recuerdo numerosos puntos en la cabeza).
 
De momento se encuentra igualado con el gran Joop Zoetemelk en cuanto a número de participaciones, con la salvedad de que holandés subió al podium en numerosas ocasiones, e incluso llegó triunfante a París en 1980, y que este acabó la carrera en todas las ediciones en las que participó, por el abandono en su primer año del bueno de Big George, apodo por el que es conocido en el pelotón.
 
Antes de pasar a profesionales, ya se había labrado un nombre como uno de los ciclistas de los que mejor futuro podía esperarse, incluso pensándose que pudieran competir en Europa, algo que era casi una quimera en aquellos momentos para un corredor estadounidense. En 1992 formó parte del equipo olímpico de su país en las olimpiadas de Barcelona, siendo 16º en la prueba cronometrada (hasta esas olimpiadas los corredores profesionales no podían competir en los JJOO). Inmediatamente en 1993 dio el salto a profesionales, donde sus primeros pasos fueron en la estructura del Motorolla, equipo sucesor del mítico 7-Eleven, dirigido por Jim Ochowicz. Allí dio sus primeros pasos como profesional de la mano de un jovencísimo, y muy diferente, Lance Armstrong, quien ese primer año se proclamaría campeón del mundo. Ambos estuvieron juntos hasta 1997, año en el que separaron sus caminos... aunque sería sólo durante una temporada.
 
Y es que la carrera de George Hincapié va íntimamente ligada a la carrera de Lance Armstrong. Los éxitos del texano son, en cierta medida, gracias a los éxitos del neoyorkino, quien fue el único compañero de equipo que participó en sus 7 títulos en Francia. Era una pieza imprescindible para el heptacampeón. Con él, y con más compañeros del US Postal, no solo compartió buenos momentos en el mes de julio en Francia, sino que también compartió durante un par de temporadas residencia en Girona.
 
Pero los caminos de Armstrong y de Hincapié se separaron con la retirada del primero, después del Tour de 2005. Hincapié permaneció aún dos temporadas más en la estructura del equipo, llegando incluso a ser considerado por la prensa no especializada como uno de los favoritos al Tour 2006. Sin duda el Tour no estaba hecho para que él triunfase en esa carrera, aunque fue en ella donde consiguió el mayor éxito de su carrera: en el año 2003 conoció en París a Melanie, quien es su mujer y con la que ha tenido 2 hijos.
 
En Discovery ayudó a un nuevo corredor a conseguir la victoria en un Tour, en este caso a Alberto Contador, y tras abandonar el conjunto norteamericano por su desaparición, pasó a formar parte del conjunto HTC durante las 2 siguientes temporadas, tras las que Jim Ochowicz decidió reclutarle de nuevo para un equipo suyo, esta vez el recién creado BMC. En esta estructura ya vivió momentos deportivos lejos del rendimiento que tuvo en el US Postal, pero aún así fue siempre indiscutible a la hora de formar parte del 9 del Tour, siendo una pieza básica para la victoria de Evans en la pasada edición.
 
Pero el verdadero sueño de George no era trabajar para otros para que consiguieran ganar en julio. No. Su sueño pertenecía al mes de abril, y estaba en las clásicas, en la París-Roubaix. Allí él era el jefe de filas del equipo, y no iba a decepcionar a nadie. En Roubaix debutó en su tercera temporada de profesional, en 1995, obteniendo un más que meritorio 21º puesto final. En las dos siguientes temporadas no fue capaz de mejorar dicha posición en el Infierno del Norte, y para 1998 el equipo no le seleccionó para correrla, aunque por el contrario, una semana antes ocupó una destacada 17ª plaza en Flandes. Se estaban labrando las bases para ser un gran clasicómano.
 
Su primera gran actuación en Roubaix tuvo lugar en 1999, una edición que los Mapei controlaron a su antojo. En ella consiguió llegar al velódromo en el grupo que iba a disputarse la tercera plaza del podium. En el sprint fue batido por un sprinter como era el belga Tom Steels, quien acompañaría a sus compañeros de equipo Tafi y Peeters en el podium. Hincapié fue cuarto, quedando por delante de grandes corredores, gente como el excepcional Vandenbroucke (7º), o de Mussew (9º).
 
Al tiempo, durante esos años, acumulaba victorias en otras carreras de menor prestigio, como el de la Gante Wevelgem, en el año 2001, pero seguía sin poder cumplir su sueño. En 2000 y 2001 también rozó el palo, con una 6ª y una 4ª posición respectivamente. Pero le falta la pizca de suerte necesaria. 2002 tampoco fue el año, aun a pesar de tener bajo sus órdenes a un imberbe entonces Tom Boonen, quien trabajó para el americano. 6º final, tampoco pudo ser. Cada año ofrecía mejores sensaciones, siendo un seguro top-10 de la carrera, pero no culminaba su trabajo ni siquiera llegando al pódium. Hasta que en el año 2005 estuvo a punto de culminar la que ha sido su mejor carrera en el Infierno. Llegaron de la mano al velódromo el español Flecha y su antiguo discípulo, Tom Boonen, junto con Big George. En la línea de meta se impuso la lógica del mejor sprinter, que lo era Boonen, y de esta forma Tommeke conseguía culminar su sueño; vencía en la primera de sus 4 Roubaix, conseguía hacer realidad el sueño de otros muchos, entre ellos, el sueño de Hincapié. Este pódium será el que haga justicia a una carrera de esfuerzos y sacrificios dedicados a una carrera que no pudieron ser culminados.
 
Parecía que en ese punto de su carrera, en 2006, estaba destinado a ganar en Roubaix, máxime cuando había alcanzado la 3ª plaza en Flandes, pero ese año tampoco pudo ser. Marchando en el grupo de cabeza de carrera, mientras el grupo atravesaba el sector de Mons-en-Pevele su manillar se rompió, haciendo ingobernable la bicicleta y yéndose con ella al suelo. Su clavícula impactó en el suelo y se hizo añicos, al igual que su sueño de salir vencedor.
 
Aunque volvió a pisar un top-10 en el año 2008, ya nada volvió a ser lo mismo. Su mejor momento había pasado, y ya no era uno de los favoritos en la carrera, aunque su indudable clase le hacía colocarse en el grupo de los favoritos, ya no podía responder como antaño a los ataques de los peces gordos y veía como su esfuerzo caía nuevamente en saco roto, pero en estas ocasiones a un mundo de los que de verdad se jugaban el triunfo final, o incluso teniendo que trabajar para otros compañeros, como Ballan o Hushovd.
 
George Hincapié se retirará siendo ganador de 9 Tours (a la espera de la edición de 2012), como gregario, con 3 corredores diferentes, en otros tantos equipos diferentes: 6 con Armstrong en US Postal (1999-2004), otro más con el texano en Discovery (2005), consiguiendo en esa estructura también el primer Tour de Contador (2007), y por último el año pasado, en 2011, siendo partícipe de la primera victoria de un corredor del hemisferio sur en la ronda gala, la victoria de Cadel Evans.
 
En su palmarés figura el récord de participaciones en el Tour de Francia (1996-2012), una victoria en la Gante-Wevelgem (2001), una Kuurne-Bruselas-Kuurne (2003), 5 participaciones en Juegos Olímpicos (1992, 1996, 2000, 2004 y 2008) o siendo 3 veces campeón de su país (1998, 2006, 2009). También ha lucido un día el maillot de líder del Tour de Francia, en 2006.
 
Este currículum puede, en parte, compensar el frustrado sueño de Hincapié de no haberse visto vencedor en la París-Roubaix. Después del Tour de Francia, y del USA Pro Challenge se irá, sin duda, un grande. Big George.


Saludos a todos!!

martes, 5 de junio de 2012

La espectacular Dauphiné del 96

Miguel Indurain afrontaba en 1996 la posibilidad de pasar a la historia como el primer y único corredor que podía conseguir 6 Tours de Francia, conseguidos encima de manera consecutiva. Tan solo Anquetil, Merckx e Hinault habían conseguido salir victoriosos en 5 Tours, aunque a diferencia del navarro, ninguno lo había conseguido de forma consecutiva. La preparación de Miguel de cara al Tour había sido muy buena, consiguiendo las generales en la Vuelta a Asturias o la Euskal Bicicleta. Pero en la Clásica de los Alpes había sembrado dudas, finalizando 8º y siendo derrotado por Laurent Jalabert y su ONCE.

Esa derrota de Miguel a manos del francés Jalabert fue muy comentada en la prensa francesa. Tan comentada fue que incluso se comenzaba a hablar de Jalabert como la gran alternativa a Indurain para conseguir la victoria en el Tour.
 
Pero antes de llegar al Tour había de por medio una Dauphiné Libere (en 2002 renombrada como Critérium du Dauphiné Libere y desde 2009 como Critérium du Dauphine), y en esta ambos ciclistas debían demostrar sus credenciales de cara al Tour, el navarro para demostrar que la Clásica fue un accidente y el francés para confirmarse realmente como alternativa a la tiranía del navarro. Pero no iban a ser los únicos corredores importantes que tomarían parte de la Dauphiné, ya que también tomarían la salida corredores como Rominger, Virenque, Boardman o el pódium del año anterior en el Tour, un Bjarne Riis que había cambiado el Gewiss por el Telekom. Por lo tanto, en la Dauphiné habría muchos de los candidatos a hacerse con la victoria.

El día del prólogo, el 2 de junio, fue un día lluvioso. La lluvia marcó toda la etapa prólogo, con sus escasos 6 kilómetros, en los que el corredor que menos tiempo invirtió en recorrerlos fue un habitual de este tipo de modalidad, Chris Boardman, realizándolo en algo menos de 8 minutos. 11 segundos perdió Brochard, 13 perdió Rominger, 15 Indurain y hasta 24 se disparó la pérdida de Jalabert.
 
Las 3 siguientes etapas eran llanas, y a priori tranquilas. La primera de ellas fue a parar a las piernas de un fugado Kasputis. En la siguiente vencía Simon, con un sorprendente Indurain que se metía tercero en la etapa, y la última de esas tres etapas llanas iba a parar al palmarés de Bouvard. Hasta ahí iban a llegar las comodidades de la carrera, puesto que las siguientes etapas serían una con final en Mount Ventoux, una CRI, otra con final en Briançon y una última etapa en Grenoble, respectivamente. Todas ellas, etapas muy complicadas de controlar por los equipos, además de haber una CRI que teóricamente favorecía al navarro Indurain.

En la cuarta etapa de la carrera, la del Mount Ventoux, un valiente Virenque, acompañado por Heulot, lanzaban un duro ataque a 13 kilómetros de la cima, es decir, con casi todo el puerto por ascender. Indurain por su parte sufría y Rominger y el líder cedían terreno. Jalabert por su parte permanecía expectante, hasta que a 10 de meta decidió que ya había esperado lo suficiente. Ni Indurain ni nadie fueron capaces de salir al ataque de un Jalabert que rápidamente dio caza a los corredores que se habían fugado anteriormente, de los que solo Virenque fue capaz de seguir el ritmo, y con ello llegaba el entendimiento hasta la meta entre ambos galos. La ventaja de ambos fue aumentando hasta la línea de meta, donde venció sin oposición Virenque. En meta Indurain se dejaba más de 1 minuto y Rominger más de 2. Jalabert había dado un buen palo a la carrera y se situaba en cabeza de la general con 10 segundos con respecto a Virenque y 53 con Indurain, un Indurain que había sido derrotado en dos ocasiones consecutivas por Jalabert y su equipo.
 
Pero al día siguiente se disputaría la prueba por excelencia de Indurain, una contrarreloj de 42 kilómetros, por lo que Jalabert debería sufrir mucho si quería mantener el liderato de la carrera. Las apuestas apuntaban únicamente a una victoria de Indurain y eso fue lo que sucedió, aventajando en 28 segundos a Rominger y 50 a un Jalabert que conservaba el maillot de líder de la carrera. La ventaja de Indurain, desde luego, no era la que esperaban desde su equipo viendo que la contrarreloj tenía una longitud considerable.

La penúltima etapa terminaría en Briançon, tras subir Allos, Vars e Izoard, y desde los medios franceses ya se había anunciado a bombo y platillo la victoria de su compatriota, aún a pesar de estar él e Indurain separados por 3 segundos en la general. Por supuesto también le señalaban como el elegido para ganar el Tour. El tiempo les quitaría la razón.
 
En el puerto de Vars Jalabert no iba con buenas sensaciones, y de ello se hizo eco un Indurain que lanzó un ataque que fue respondido por Rominger, Escartín y Leblanc, pero no así por el líder, al que sus compañeros de equipo le tuvieron que ayudar a neutralizar el más de medio minuto que había conseguido el navarro en la cima del puerto. Enlazó con Indurain, pero eso no hizo más que desatar la tormenta que se le vendría encima en el Izoard; Indurain realizó varias aceleraciones, hasta que Jaja se abrió de patas. Uno a uno los rivales del navarro se fueron echando a un lado de la carretera, incapaces de seguir su impresionante ritmo. Coronó con 20 segundos de ventaja con respecto a sus más inmediatos seguidos y más de 2 minutos con un líder que estaba haciendo aguas ante el ataque del último vencedor de la carrera. Pero el descenso estaba mojado por el chaparrón que estaba cayendo y Miguel no quiso arriesgar más de la cuenta, así que fue neutralizado por varios corredores. Pero en la subida final en la ciudadela de Briançon Miguel volvió a acelerar el ritmo y entró victorioso en la línea de meta. Jalabert cedería casi dos minutos aquel día, por lo que también le cedería su maillot de líder.
 
La última etapa finalizaría en Grenoble, después de afrontar el Lautaret, Coq, Porte y el final en la Bastilla. En ella, en el Col de Coq, Jalabert se retiraría de la carrera, aquejado de problemas de salud, según informaba su director, Manolo Saiz. La etapa no tuvo mucha más historia, salvo los ataques de Leblanc o de Virenque, o el pinchazo que sufrió Miguel en el descenso del Col de Porte, lo cual le impidió luchar por la victoria de etapa, aunque entró sexto en la línea de meta, a poco más de medio minuto del vencedor. Un vencedor que fue Leblanc, quien atacó abajo del muro de la Bastilla y consiguió entrar en meta por delante de Rominger y de Escartín. 
 
En la general final Indurain se impondría con 1 minuto y 21 segundos al suizo Tony Rominger y con 11 segundos más con respecto a Virenque, pero sobre todo había destacado de esa carrera lo ofensivo que se había mostrado, muy lejos de la imagen de persona fría y calculadora que solía ofrecer en las carreras. Pero también hay que destacar la profunda decepción que se llevó la prensa y la afición francesa en esa carrera, ya que al que veían como la gran alternativa, Jalabert, había sido derrotado magistralmente por el pentacampeón del Tour, Miguel Indurain, que ahora se volvía a mostrar como el único favorito a conseguir la victoria en dicha carrera.


Saludos a todos!!