viernes, 29 de marzo de 2013

Eric Vanderaerden. Una De Ronde para la leyenda

Desde que en 1913 se disputase la primera edición, el primer domingo del mes de abril tradicionalmente tiene lugar la Ronde Van Vlaanderen, o Tour de Flandes, una carrera conocida especialmente por sus muros y por su tremenda dureza. Si además le sumas unas malas condiciones meteorológicas a la prueba, tienes el cóctel perfecto para que esta se convierta en una carrera épica, tal como sucedió en 1985, una Ronde que ha pasado a la historia del ciclismo.

El 7 de Abril de 1985 se levantó con lluvia el día en la región de Flandes, un día nada propicio para competir en una de las carreras más duras del calendario, la Ronde Van Vlaanderen. Esa lluvia, con el paso de los kilómetros fue haciéndose más intensa a lo que hubo que sumar el frío, lo que hizo que aquel día fuese, probablemente, el día en que peores condiciones climatológicas se han visto en esa carrera. Desde la mitad de la prueba, esa lluvia y el frío ya no abandonaron en ningún momento a los ciclistas.

173 corredores tomarían la salida aquel lluvioso día de la edición número 62 de la carrera, en la que recorrerían un total de 271 kilómetros y afrontarían sus famosas 12 cotas en los últimos 100 kilómetros, destacando principalmente el Kwaremont, el durísimo Koppenberg, el Varentberg, el Mur de Grammont, o la última cota de Flierendries, a pocos kilómetros de meta.
 
En los días previos de la carrera había un corredor que destacaba por encima de los demás en las apuestas para convertirse en el ganador de la prueba. Ese corredor no era otro que el irlandés Sean Kelly, ganador el año anterior de Roubaix, Lieja y París-Tour, y recientemente había sido Top-10 del primer monumento del año, la Milán-San Remo, en la que venció Kuiper, quien era quizás el otro gran favorito. Otro de los favoritos al triunfo final era el belga Eric Vanderaerden, por haber vencido la Gante-Wevelgem que se disputó unos días antes de la Ronde.
 
La carrera fue bastante tranquila para los favoritos, que se encontraban en el grupo cabecero, hasta el momento en que iban a afrontar la parte decisiva de la carrera, los últimos 80 kilómetros. Ese fue el momento en que el belga Vanderaerden pinchó la rueda de su bicicleta y quedó descolgado del grupo principal. Ese grupo se encontraría formado por gente tan importante como Sean Kelly, Lemond, Phil Anderson y los hermanos Planckaert. Estos hombres, al tiempo que el campeón belga pinchaba, se situaban en las primeras posiciones del grupo para afrontar la parte decisiva de la carrera y evitar en la medida de lo posible los percances. 

Llegada al Koppenberg
El campeón belga no perdió mucho tiempo en el cambio de rueda, pero aún así se vio muy retrasado con respecto al grupo de favoritos, estando de esta forma obligado a realizar una dura persecución contra el grupo principal, sin contar con ningún tipo de apoyo en forma de compañero de equipo. En medio de esa persecución los corredores iban a afrontar la subida de mayor fama de la carrera, el terrible Koppenberg, una cota de 600 metros con un desnivel medio del 12% y con rampas que alcanzan hasta el 22% de desnivel. Esos porcentajes provocan que en numerosas ocasiones los corredores tengan que poner pie a tierra ante la imposibilidad de subir la cota sobre la bicicleta.

En las faldas del Koppenberg, el campeón belga ya había remontado bastantes posiciones y se encontraba situado aproximadamente en la posición sexagésima de la carrera. La distancia se había reducido con cabeza de carrera, pero aún así esta rondaba el minuto. Por delante los favoritos afrontaban a saco el terrible muro, intentando seleccionar el grupo y reducirlo a la mínima expresión posible.

Sólo los primeros consiguieron superar la cota sin poner pie a tierra. El resto de corredores caían al suelo, o cuanto menos tenían que apearse de la bici y subir cargados con ella el resto de la subida. Fue entonces cuando las cámaras de televisión enfocaron el maillot de campeón belga, que portaba Valderaerden. Este no solo había conseguido seguir avanzando montado sobre la bicicleta esquivando corredores, sino que además marchaba como una exhalación en busca de cabeza de carrera.
A Vanderaerden solo le quedaba luchar contra las adversidades sin pensar en el resultado final.

El primero que pasó por la cima fue Eddy Planckaert, encabezando un grupo de seis corredores, entre los que se encontraban todos los favoritos para la victoria, salvo uno. Ese único corredor de entre los favoritos que no marchaba en cabeza era Vanderaerden, que aún no había conseguido enlazar con ese grupo, aunque ya se encontraba entre los primeros 15 corredores de la carrera. A la rueda de Eric marchaban Kuiper y Criquelion, que no le dieron ningún relevo y se limitaron a seguir su rueda, lo cual no era una tarea sencilla.
Finalmente el belga logró enlazar con la cabeza de carrera, después de una persecución que había durado unos 20 kilómetros. Fue el momento que aprovechó Kuiper, que había marchado a rueda todo el tiempo, para lanzar un potente ataque, que puso en jaque a todos los favoritos. Dicho ataque no fructificó y el grupo absorbió al holandés. Los favoritos se miraban unos a otros cuando se aproximaban a los kilómetros decisivos de la prueba.
 
Ataque de Vanderaerden
Fue en esos kilómetros decisivos cuando Vanderaerden, casi sin haber recuperado de la persecución anterior, lanzó un ataque que dejó a todos sus rivales clavados, mirándose entre sí y sin decidirse a salir ninguno al ataque del belga. Nadie quería asumir la responsabilidad de una persecución que podría descartarle de cara al triunfo final, hasta que tuvo que hacerlo el máximo favorito de la prueba, el irlandés Kelly, por ese motivo. El irlandés se puso en cabeza, pero sus piernas no obedecían en la medida que quería su cabeza. Estaba fundido y nadie iba a colaborar con él.
Kelly no marchaba con fuerza y Vanderaerden se estaba alejando más cuando, en esa situación, Anderson trató de marcharse del grupo buscando alcanzar a su compañero de equipo. Kuiper respondió a su ataque y se fue con él en busca de la cabeza de carrera. Sean Kelly ya había dicho su última palabra en esa carrera y no pudo hacer sino verles marchar, viendo como ponían fin a su sueño de ganar la prueba. Kelly jamás ganaría en Flandes. Si lo hubiera hecho, se habría unido a Rik Van Looy, Eddy Merckx y Roger de Vlaeminck, al selecto grupo de los ganadores de los Cinco Monumentos del Ciclismo.
 
Anderson lanzaría un segundo ataque con el que trataría de dejar atrás a Kuiper y unirse al líder de la prueba. No tuvo éxito y al final ambos corredores consiguieron alcanzar la cabeza de carrera, formando así un trío. Tras marchar en armonía varios kilómetros llegaba el trío a la cota del Grammont, que iba a ser el escenario decisivo de la carrera. Desde el primer metro de la cota Vanderaerden se situó en cabeza, agarrado a la parte baja de su manillar y marchando sentado sobre la bicicleta lanzó un ataque terrible que dejó totalmente destrozados a sus compañeros de fuga, totalmente incapaces de aproximarse al belga. Faltaban unos 25 kilómetros para llegar a meta y el campeón belga se había quedado en solitario en cabeza, siendo aclamado por su público. El aficionado belga no cabía en sí de júbilo, un corredor belga marchaba en cabeza de su carrera, y lo hacía vestido además con los colores de su país.
 
Los 25 kilómetros que quedaban para alcanzar la meta se convirtieron en una especie de contrarreloj del belga contra sus perseguidores. Una contrarreloj en la que metro a metro, kilómetro a kilómetro, iba abriendo distancia con el resto y acercándose cada vez más a formar parte de la historia.
 
Llegó a la línea de meta totalmente agotado, tras casi siete horas de pedaleo bajo unas condiciones climatológicas muy adversas para los corredores desde que alcanzasen el ecuador de la prueba. El siguiente en cruzar la línea de meta fue su compañero del Panasonic Phil Anderson, que lo hizo con un retraso de 41 segundos. El otro acompañante en el pódium fue Hennie Kuiper, que llegó a un minuto y un segundo del ganador. La lluvia y el frío habían sido compañeros inseparables de los 24 valientes que consiguieron finalizar la prueba aquel día. Vanderaerden y esos otros 23 valientes que habían conseguido acabar la prueba habían pasado a la historia de la carrera, pues habían sido partícipes del Tour de Flandes más duro de la historia.
 
"El Tour de Flandes fue mi mayor victoria como ciclista profesional" declaró Eric Vanderaerden al atravesar la línea de meta y ser entrevistado por televisión.

 Clasificación:
1- Eric Vanderaerden (Panasonic-Raleigh) 6 horas 49 minutos 50 segundos
2- Phil Anderson (Panasonic-Raleigh) a 41″
3- Hennie Kuiper (Verandalux-Dries-Rossin-Nissan) a 1’01″
4- Noël Segers (Tonissteiner-Torhout Werchter-Basf) a 2’03″
5- Jozef Lieckens (Lotto-Merckx-Campagnolo-Vermarc Sport) m.t.
6- Claude Criquielion (Hitachi-Splendor-Sunair-Marc) m.t.
7- Greg Lemond (La Vie Claire-Wonder-Radar) m.t.
8- Walter Planckaert (Panasonic-Raleigh) a 3’46″
9- Jean-Marie Wampers (Hitachi-Splendor-Sunair-Marc) a 3’48″
10- Stefan Mutter (Carrera Jeans-Inoxpran) m.t.
...
24- Alan Peiper (Peugeot-Shell-Michellin) a 15´ 24´´


Saludos a todos!!

viernes, 22 de marzo de 2013

Charly Gaul, un ángel bajo la lluvia

La última etapa montañosa de la edición de 1958 tendría lugar el 16 de julio. En ella los corredores recorrerían los 219 kilómetros que separaban Briançon de Aix les Bains. Hasta ese momento, la edición número 37 del Tour había sido una edición bastante calurosa, pero ese día las condiciones climatológicas iban a cambiar.

A primera hora de la mañana los corredores tomaron la salida de la última etapa montañosa de la edición de ese año. El maillot amarillo sería un Raphaël Geminiani que se había mostrado muy sólido hasta el momento, y contaba con una cómoda renta con respecto al italiano Favero, que era segundo de la general. El tercero era el último campeón, Anquetil, que estaba a casi 8 minutos del líder, aunque mantenía intactas sus opciones de triunfo, debido a la larga contrarreloj que aún faltaba por disputarse. Por su parte, el luxemburgués Gaul se encontraba a 16 minutos y 3 segundos del francés Geminiani. Gaul, a pesar de que había batido a Anquetil en la primera contrarreloj y que Bahamontes tuvo que claudicar ante su superioridad en la cronoescalada que hubo al Mont Ventoux, parecía que había dicho adiós a sus opciones en la general debido a errores propios y al fuerte calor reinante en las anteriores jornadas de la carrera.

Pero ese 16 de julio las condiciones climatológicas cambiaron por completo. El sol no brilló en ningún momento. En los primeros kilómetros de la etapa el cielo amenazaba tormenta, y así se mantuvo el clima durante la primera dificultad montañosa, el Lautaret. Este puerto de 3ª se comenzaba a ascender sobre el kilómetro 15 y se coronaba en el 30. A unos pocos centenares de metros de coronar se produce una aceleración por parte de un pequeño grupo formado por Adriaensens, Bahamontes, Walkowiak, Darrigade y Van Est. Un grupo peligroso que corona con una quincena de segundos de ventaja con el pelotón, al tiempo que comienzan a llover sobre los corredores. Les esperaba un larguísimo descenso por delante, de unos 60 kilómetros.

El tiempo fue empeorando progresivamente, mientras ese grupo de cabeza no conseguía abrir mucho hueco. Antes de llegar a Le Freney, 20 kilómetros después de coronar el Lautaret, ya habían sido neutralizados y se produce un pequeño parón. La tranquilidad dura poco, ya que rápidamente atacaron Graeser y Annaert, a los que se unirá unos instantes después Ferlenghi, compañero de Favero, en lo que se presuponía un gran movimiento táctico del equipo Atala-Pirelli. El pelotón permanece impasible ante esos movimientos, lo que aprovechan Groussard y Dupre para intentar alcanzar al grupo cabecero.

Comienza la batalla
Nada más comenzar la subida al Chamrousse, por la vertiente del Lautel, por fin consiguió descolgar Ferlenghi a Annaert y a Graeser, mientras que ni Groussard ni Dupre habían conseguido enlazar y el primero marchaba con más de un minuto de retraso y el segundo a casi cuatro minutos de cabeza. Por su parte el pelotón rodaba a casi 9 minutos de cabeza de carrera. En ese pelotón Gaul se encontraba impaciente y decide lanzar un ataque que es secundado por el español Bahamontes. Los dos escaladores consiguen abrir hueco en poco tiempo, mientras se organiza un grupo perseguidor de ambos. Ese grupo perseguidor estaría formado por Planckaert, Adriaensens, Favero y los franceses Anquetil, Walkowiak y Bergaud. En ese grupo no se iba a encontrar el líder Geminiani, al que sus compañeros franceses habían dejado vendido a su suerte.

Gaul estaba imponiendo un ritmo asfixiante en la subida, hasta que llegó un momento que Bahamontes, uno de los grandes escaladores de la historia, no fue capaz de seguir su ritmo y quedó descolgado. Al coronar el Chamrousse, el corredor luxemburgués pasaba con tres minutos de desventaja con respecto a Ferlenghi, que seguía siendo cabeza de carrera. Bahamontes ya cedía más de un minuto con Gaul. Mientras, el grupo de Anquetil pasaba a seis minutos y medio de cabeza y a más de tres de Gaul, y el líder cedía otros dos minutos más al paso por el puerto.

El descenso hacia Grenoble era muy peligroso, algo que se acentuaba con la lluvia que llevaba cayendo toda la jornada. Cuando faltaban unos 80 a meta, Gaul consiguió dar caza a Ferlenghi y Annaert, mientras que el grupo de Anquetil les estaba reduciendo distancias. El gran perjudicado del descenso fue Favero, que pinchó y cuando quiso reincorporarse a la carrera fue alcanzado por el líder Geminiani.

Nada más dejar atrás Grenoble, los corredores comenzaron el ascenso del Col de Porte, un largo puerto de 18 kilómetros, que sería definitivo en el devenir de la carrera. En él Gaul lanzó su ataque definitivo y comenzó a hacer camino en solitario. Por detrás, cuando se llegaba al kilómetro 5 del puerto Geminiani consiguió neutralizar a Anquetil. Parecía que la carrera volvía a tenerla controlada el líder.

Anquetil cede
Por desgracia para él, esa tranquilidad le iba a durar solo unos minutos, ya que rápidamente el segundo clasificado de la general, Favero, iba a lanzar un ataque que sería secundado por Adriaensens. Los gregarios de Geminiani, que había trabajado muy duro para neutralizar anteriormente a Anquetil, harían aguas ante ese movimiento y dejarían al líder sin nadie que le ayudase a defenderse. Bobet y Anquetil, aunque no habían colaborado anteriormente con el líder, sino más bien todo lo contrario, tampoco iban a poder aguantar el ritmo que iba a marcar Geminiani en la persecución de Favero.

Gaul es el primer corredor en alcanzar la cima del Porte, situada a 60 kilómetros para el final de la etapa. A 3´45´´ del luxemburgués coronaría Adriaensens, que había adelantado a Favero. El italiano sería el siguiente en coronar, a escaso medio minuto del belga. Geminiani y su grupo pasarían por la cima a 5´40´´ y Anquetil haría lo propio 20 segundos después. En el descenso Anquetil perdería completamente el contacto con el grupo del líder, al que ya no volvería a ver hasta la línea de meta.

El penúltimo puerto de la jornada, el Cucheron, no hizo sino aumentar las distancias entre los corredores. Adriaensens era el más inmediato perseguidor de Gaul, y su retraso en la cima del puerto era de 5 minutos. Los italianos Favero y Ferlenghi pasaron 45 segundos después que el belga. El líder Geminiani estaba pasando malos momentos, ya que nadie colaboraba con él en el grupo, y coronó a casi 8 minutos de Gaul.

El esfuerzo final
La última dificultad montañosa del día seria el Granier, un puerto de escasa dureza, pero que debido a las circunstancias de la etapa, iban a padecerlo muchos corredores. Gaul sabía que la etapa era suya, pero las referencias que le habían dado en el avituallamiento le hacían pensar que podía meterse en el podium de la carrera, y por ello incrementó su ágil pedaleo en ese último puerto. El resto de corredores ya no peleaba contra Gaul, sino que simplemente peleaban contra si mismos por conseguir llegar a meta. Adriaensens fue el corredor que seguía más de cerca a Gaul, y aún así pasó a más de 6 minutos por el puerto. Favero haría lo propio a más de 9, y Ferlinghi a más de 10. Geminiani había cometido un error infantil al tiempo que catastrófico en el avituallamiento. Allí optó por no tomar ningún alimento y eso le provocó ceder más de cuatro minutos en ese pequeño puerto, que coronó a más de doce y medio. Los dos últimos ganadores del Tour, Walkowiak y Anquetil, marchaban totalmente perdidos en la etapa, coronando a más de 16 minutos de cabeza de carrera. El Tour se había acabado para todos ellos y ya solo tenía un dueño, Gaul.

De la cima del Granier a meta las diferencias no hicieron sino aumentar. Gaul ganó la etapa con total superioridad. Nadie había podido seguir su ritmo bajo una terrible tormenta. Adriaensens fue segundo, pero a casi 8 minutos y el líder Geminiani llegó a meta con 14 minutos y 35 segundos de retraso con el ganador. Favero, que fue tercero aquel día, sería el nuevo líder de la carrera, con 39 segundos de ventaja con Geminiani y un minuto y 7 segundos con Gaul, quien había sentado las bases para vestirse de amarillo.

Gaul había vuelto a brillar en un día de perros, con la lluvia castigando a los corredores casi desde que tomaron la salida de la etapa. Había hecho honor al sobrenombre que se había ganado dos años atrás en el Giro, en la etapa del Bondone. El Ángel que amaba la lluvia había vuelto a hacer historia. El luxemburgués aún no era el líder, pero en la contrarreloj final de Dijon consiguió vestirse con tan preciada prenda, sentenciando la carrera, y con ello conseguir ser el primer escalador puro que se hacía con el triunfo en el Tour de Francia.

Al final de la etapa, Géminiani calificaría como unos Judas a sus compañeros del equipo francés, ya que no le habían ayudado en ningún momento en el intento de cazar a Gaul. 


Clasificación 21ª etapa. Briançon-Aix le Bains. 219 km.:
1- Charly Gaul (Faema-Guerra) 6 horas 59 minutos 10 segundos
2- Jan Adriaensens (Carpano) a 7´ 50´´
3- Vito Favero (Atala-Pirelli) a 10´ 09´´
4- Gianni Ferlenghi (Bianchi-Pirelli) a 12´ 20´´
5- Joseph Planckaert (Carpano) a 14´ 34´´
6- Piet Damen (Radium - R.I.H.) m.t.
7- Raphaël Geminiani (Saint-Raphael-Geminiani) a 14´ 35´´
8- Jean Dotto (Jean Dotto) a 14´ 41´´
9- Gastone Nencini (Leo-Chlorodont) a 19´ 01´´
10- Louison Bobet (L. Bobet-BP) m.t.

Clasificación General: 
1- Vito Favero (Atala-Pirelli) 98 horas 34 minutos 1 segundo
2- Raphaël Geminiani (Saint-Raphael-Geminiani) a 39´´
3- Charly Gaul (Faema-Guerra) a 1´ 07´´
4- Jan Adriaensens (Carpano) a 6´ 04´´
5- Jacques Anquetil (Bianchi) a 17´ 10´´
6- Gastone Nencini (Leo-Chlorodont) a 17´ 35´´
7- Louison Bobet (L. Bobet-BP) a 25´ 20´´
8- Joseph Planckaert (Carpano) a 25´ 51´´
9- Jean Dotto (Jean Dotto) a 26´ 14´´
10- Federico Bahamontes (Faema) a 35´ 33´´


Saludos a todos!!

miércoles, 13 de marzo de 2013

El récord de Merckx en San Remo

La idea de organizar una carrera que uniese Milán con San Remo surgió entre los años 1905 y 1906. Esa carrera se disputó por primera vez al año siguiente, en 1907, organizada por la Gazzeta dello Sport, y su alocado director, Costamagna. En la primera edición, de 288 kilómetros, algunas normas eran de locura, puesto que estaban prohibidos los avituallamientos o el cambio de ruedas. Solo pudieron finalizar esa primera edición 14 de los 33 corredores que la comenzaron, venciendo el francés Petit-Breton.
 
Pero fue a partir de 1910 cuando comenzó a agrandarse su leyenda, puesto que se disputó ese año en unas condiciones extremas. Tal fue el calvario aquel día que de los 70 inscritos, solo 7 lograron finalizarla. El vencedor fue el francés Eugène Christophe, el cual estaba convencido de haberse equivocado de carretera cuando divisó a lo lejos las casas de San Remo.

En las décadas siguientes, especialmente en los 50 y 60 se sucedieron varias ediciones al sprint, por lo que el director de la carrera decidió introducir novedades, y en los siguientes años se incluyeron en la carrera los cerros de la Cipressa y del Poggio, que fueron los que alargaron el recorrido hasta la distancia actual de 298 kilómetros.
 
La edición de 1976
El 19 de marzo de 1976 tomaron la salida de la Classicissima 192 corredores, con un favorito por encima de todo el mundo, Roger de Vlaeminck. `El Gitano´ había derrotado con contundencia a Merckx en la Tirreno-Adriático que había finalizado unos días antes. En un segundo escalafón estarían Maertens, Moser y un Merckx que no se encontraba en un buen momento físico, tal y como había demostrado en la Tirreno-Adriático, en donde había padecido una bronquitis. El propio Merckx lo sabía y así lo había declarado antes de la carrera, dando como máximo favorito al `Gitano´ De Vlaeminck.

La carrera marchó por los parámetros habituales durante los primeros dos tercios de la prueba, con numerosos intentos de fuga y el pelotón dejando hacer, ya que ninguno de los hombres fuertes del pelotón había intentado todavía nada. El movimiento más importante que hubo hasta la llegada al Capo Berta fue el de Renato Laghi y Raymond Poulidor en el Turchino, que no fructificó. 
 
No fue hasta después del kilómetro 240 de la etapa cuando se produjeron los primeros hechos reseñables del día. Fue en el descenso del Capo Berta, un pequeño puerto de poco más de tres kilómetros de longitud y una pendiente media inferior al 5%. En ese momento se quedó un grupo en cabeza formado por quince unidades. Puede que con la distancia que ya se había recorrido y los escasos 50 que faltaban a meta, ese grupo sea uno de los que haya reunido más quilates en los corredores que se iban a disputar la victoria de la Classicissima. Ese grupo estaría compuesto, aparte de por el propio Merckx, por los belgas Godefroot, Luc Leman, Rik Van Linden, Walter Planckaert, Patrick Sercu, Jean-Luc Vandenbroucke, Wilfried Wesemael y Roger De Vlaeminck, más los locales Gianbattista Baronchelli, Francesco Moser, Wladimiro Panizza, el holandés Gerrie Knetemann y el francés Michel Laurent. Había mayoría belga en ese grupo, pero ninguno deseaba el triunfo de un compatriota, y mucho menos Merckx el de De Vlaeminck ni viceversa.

Una vez concluido ese pequeño descenso del Capo Berta, el belga Merckx no hizo otra cosa sino atacar para intentar dejar descolgados a sus rivales. Atacó hasta en tres ocasiones en el llano, abriendo pequeños huecos de apenas un centenar de metros en cada ocasión. Pero el resto de corredores no le daban tregua y en cada ataque que realizaba el belga, ellos salían a neutralizar su escapada.
 
Fue cuando el grupo comenzó la subida al Poggio cuando se decidió la carrera. Llegó un brutal cuarto ataque del `Caníbal´ en las primeras rampas de la subida. Nadie esperaba ese magnífico ataque, por lo que no hubo ninguna reacción inmediata. De Vlaeminck y Maertens cruzaron sus miradas como retando al otro a salir en respuesta de Merckx, pero ninguno tomo las riendas y se fue abriendo hueco. Tan sólo el joven Vandenbroucke, de 20 años de edad saltó al ataque y terminó enlazando con cabeza de carrera, convirtiéndose ahora en un dueto en busca del triunfo.
 
Se entendieron perfectamente en la distancia que quedaba hasta coronar el Poggio y una vez que lo coronaron, parecía claro que la victoria se la jugarían ellos dos. Merckx pidió colaboración a Vandenbroucke, buscando aprovecharse de su esfuerzo, como novato que era. Jean-Luc estaba extenuado, pero aún así entró a los relevos Una vez que ambos entraron en San Remo, Merckx le hizo una seña a su joven compañero de escapada, y un Vandenbroucke muy inocente se colocó en primera posición. Quedaban tres kilómetros para la meta y `el Caníbal´ había jugado de forma majestuosa sus cartas. Él ya sólo se colocaría por delante una última vez, y sería en la línea de meta.
 
Merckx ponía de esta forma el colofón a su carrera deportiva, consiguiendo la escalofriante cifra de siete victorias en once participaciones, y quedándose en solitario con el récord de victorias absolutas de la prueba, que hasta ese momento había compartido con el italiano Girardengo, con seis triunfos cada uno. Ahora Merckx, con siete, se había quedado solo en el altar de la prueba, como en otras tantas, estableciendo un registro que no ha podido ser igualado hasta el momento, y que parece muy difícil que alguien pueda igualar jamás.

Merckx declaró a los periodistas que había en la línea de meta que "Para ganar esta carrera, he tenido que llegar a San Remo sin Roger De Vlaeminck ante un posible sprint. Para ello tuve que elegir el momento para atacar".

Por detrás, antes de coronar el Poggio se habían marchado por delante del grupo Michel Laurent y Panizza. El francés, ganador de la última París-Niza, coronó con un retraso de unos 15 segundos, seguido a pocos metros por el italiano del conjunto Scic. El resto de corredores ya no contaban para los puestos de honor de la carrera. Habían esperado un más que posible ataque de Merckx cerca de coronar el Poggio, como hiciera el año anterior, y ese ataque en la base les había desmontado por completo, dejándoles con un palmo de narices. Al acabar el descenso nada había cambiado y tanto Panizza como Laurent marchaban con unos metros de ventaja con respecto al grupo, lo que permitió que se jugaran al sprint el último cajón del podim. Finalmente esa tercera plaza iría a parar al corredor local Panizza, que fue muy superior en la llegada a un agotado Laurent, quien casi fue atrapado por un grupo que encabezó Planckaert en su llegada a meta.

De ese grupo que perseguidor, varios corredores sufrieron caídas con diferentes consecuencias. El primero en caer fue Maertens, impidiéndole de esta forma el terminar la carrera. Peor suerte sufrieron otras víctimas de caídas, como fueron los casos de Dietrich Thurau, quien sufrió una dislocación de hombro o de Boifava, que sufrió una fractura de muñeca. 107 corredores, de los 192 que habían tomado la salida, no pudieron concluir la prueba aquel día, lo que es un claro indicativo de la dureza de la 67ª edición de la Milán-San Remo.
 
"Cuando Merckx atacó no hubo forma de seguir con él" declaró Laurent al concluir la prueba. "Traté de escaparme en la subida, pero tampoco pude hacer eso, por lo que estoy contento con la cuarta posición. Creo que me encontré más fuerte hoy que durante la París-Niza".

La Milán-San Remo del récord de Merckx iba a acabar, sin embargo, con un gran escándalo. Jean-Luc Vandenbroucke inicialmente finalizó la prueba en segundo lugar, pero al no presentarse a un test antidopaje posterior a la prueba fue descalificado de su resultado. Panizza fue ascendido del tercer al segundo lugar de la carrera, mientras que la tercera plaza del pódium quedó vacante.

Clasificación 67ª Milán-San Remo:
1- Eddy Merckx (Molteni-Campagnolo) a 6h 55´28´´
2- Wladimiro Panizza (SCIC-bic.Colnago) a 28´´
3- Anulado
4- Michel Laurent (Miko-De Gribaldy) a 31´´
5- Walter Planckaert (Maes Pils-Rokado) a 33´´
6- Rik Van Linden (Bianchi-Campagnolo) m.t.
7- Patrick Sercu (Brooklyn) m.t.
8- Roger De Vlaeminck (Brooklyn) m.t.
9- Francesco Moser (Sanson) m.t.
10- Walter Godefroot (Ijsboercke-Colnago) m.t.


Saludos a todos!!

viernes, 8 de marzo de 2013

DisneyLandis

Una caída que Landis había sufrido años atrás entrenando y que le habían provocado una necrosis en la cadera, iba a hacer que al acabar el Tour 2006 tuviera que pasar por el quirófano para implantarse una prótesis en esa cadera.  Esto hacía que continuidad de su carrera estuviera en duda, por lo que decidió jugarse el todo por el todo para conseguir la victoria de su vida.

La 17ª etapa del Tour de 2006 iba a tener un perfil muy similar a la del 18 de julio del 2000, en la que Pantani puso en jaque al líder Armstrong y en la que finalmente consiguió la victoria Richard Virenque. Ese día los corredores iban a llegar a Morzine después de atravesar los puertos de Saissies, el Aravis, La Colombiere y el Joux Plane.

En el llano antes de llegar al primer puerto del día se formó una fuga compuesta por hombres como el español Juanma Gárate u otros de la calidad de Gilbert, Pardnos, O'Grady o la promesa alemana Sinkewitz. La ventaja de este grupo llego al comienzo de Saisies era de aproximadamente 10 minutos de adelanto sobre el pelotón.

El pelotón se está acercando al inicio de la primera subida cuando el conjunto Phonak se puso en cabeza de carrera marcando un fuerte ritmo, provocando que el pelotón se estirase. En las primeras rampas del puerto el que va marcando el ritmo es Perdiguero, reventando al pelotón en el poco más de un kilómetro que se puso en cabeza. Una hora más tarde se retiraría de la carrera, quejándose de la hipocresía del mundo del ciclismo.

Quedaban 30 corredores en cabeza cuando Perdiguero se echa a un lado y es Landis quien se pone en cabeza del grupo, dejándolo reducido a tan solo 10 corredores. El ritmo de Landis es infernal y el nuevo líder de la carrera, Pereiro, no puede aguantar el ritmo y se abre ligeramente. Tras una curva de herradura a izquierdas Landis sale fortísimo y solo pueden aguantar su ritmo dos T-Mobile, Klöden y Rogers, con Carlos Sastre haciendo la goma de ese grupito. Se produce entonces un pequeño parón delante, con el equipo del líder, el Caisse D´Epargne tirando del pelotón.

En el grupo delantero de los favoritos ahora es Rogers se pone a tirar, yendo Landis a su rueda, mientras que Klöden se muestra indeciso y no sabe si seguir al dúo, o quedarse rezagado con unos Sastre y Evans que marchan con unos metros de retraso.

Fue entonces cuando Landis, a 125 kilómetros de meta vuelve a atacar, emulando lo que intentó, y no consiguió, Pantani seis años atrás. Landis se quedó solo delante mientras que por detrás se reagrupaba el resto de favoritos, con Arroyo, Zandio y Chente del Caisse D'Epargne marcando el ritmo. Landis marcha en solitario, con el botellín en la mano y continuamente bebiendo y echándose agua por la cabeza, una imagen que se repetiría constantemente durante toda la etapa.

El primer corredor en coronar Saissies en el grupo cabecero es el belga Gilbert,. El menonita Landis lo hizo a tres minutos del primer corredor, y el pelotón coronó con una desventaja de 6 minutos y 22 segundos. Es decir, Landis había abierto una ventaja de más de 3 minutos en apenas 10 kilómetros de puerto. Iba totalmente encendido. El descenso del Saissies es bastante rápido, y como rápidamente se enlazaba con el Aravis, el pelotón no consigue reducir ni un segundo al corredor americano, que va moviendo mucho desarrollo. Por detrás es Chente quien marca un ritmo no muy exigente, mientras el CSC y el T-Mobile, nuevamente en este Tour, racanean el esfuerzo y en una estrategia lamentable dejan todo el trabajo al Caisse D'Epargne.

Landis marcha con una velocidad de más que el resto, por lo que a mitad del Aravis consigue alcanzar al grupo que marchaba por delante, a los que les ha quitado tres minutos entre la bajada y los primeros cuatro kilómetros de subida. El americano atrapa al grupo y se pone en cabeza del mismo, mientras que el resto tratan de ponerse a su rueda. Landis reduce el ritmo unos segundos, tratando de buscar algún tipo de colaboración, pero como tan solo Gárate lo hace, enseguida se vuelve a poner en cabeza, marcando un ritmo imponente. Al tiempo, en el pelotón Chente se abre, sin poder ofrecer más su ayuda a Pereiro, a quien ya solo le quedan como apoyo Arroyo y Zandio, pues ni CSC ni T-Mobile parecen querer entrar a colaborar.

Halgand será el primero en coronar el Aravis, con Landis, Sinkewitz, O'Grady y Righi a 1'14''. Por su parte el pelotón corona a casi seis minutos de cabeza. La diferencia, por tanto, entre Landis y el grupo del líder es de cuatro minutos y medio. El menonita había aumentado su ventaja en algo más de un minuto entre Saisies y Aravis. Comienza entonces la bajada de Aravis y Pereiro pide colaboración de otros equipos, pero esta petición cae en oidos sordos.

Nada más acabar el descenso comienza el ascenso a La Colombiere, sin un metro llano para recuperar. Nada más comenzar ese ascenso el grupo de Landis alcanza a Halgand y la ventaja con el líder de la carrera ya es de casi seis minutos. Ningún equipo ayuda aún al Caisse D'Epargne. Landis iba tan sobrado que en plena subida decide cambiar de bicicleta, en teoría por tener roto un radio. El cambio de bici lo había hecho botellín en mano, para seguir "hidratándose". Unos 40 botellines en total consumió aquel día, entre los que se bebió y los que se echó por la cabeza.

Cuando faltaban unos tres kilómetros para la cima, la diferencia había ascendido a más de seis minutos y medio, y el Caisse D'Epargne, cansado de trabajar en solitario, decide parar para forzar la ayuda. Ni CSC ni T-Mobile quieren ganar el Tour, por lo que no entran al relevo y al poco tiempo Caisse D'Epargne se ponen de nuevo a tirar a un ritmo más suave que anteriormente. Por delante coronan Landis y Sinkewitz en primer lugar el Col de La Colombiere. El pelotón hará lo propio ocho minutos y medio después, por lo que Landis ya era el líder virtual de la carrera.

Después de coronar La Colombiere venía un terreno en el que se le podía quitar mucho tiempo al americano, pues había 34 kilómetros de llano hasta el siguiente puerto, con una pequeña cota de 3ª por el medio. Pero ningún equipo quiere asumir la responsabilidad por detrás, ya ni siquiera el equipo español, que se había cansado de la situación. Ante ese órdago de Pereiro y su equipo, decide el CSC entrar al relevo, con el alemán Jens Voigt tirando como un poseso. En esa pequeña cota de 3ª, el Cote-Des-Chatillon-Sur-Cluses la ventaja de Landis y Sinkewitz sobre el pelotón es de 7 minutos y 20 segundos. La ventaja del dueto cabecero ha bajado más de un minuto ante el trabajo del CSC, al que por fin está ya ayudando el T-Mobile, con un trabajo formidable atrás de Honchar y Kessler. La presencia de Sinkewitz con el americano en cabeza de carrera nadie la entendía, otra muestra de la nulidad táctica de la gente que dirigía al equipo alemán. Landis, por su parte seguía consumiendo bidones y bidones de agua.

El dueto cabecero llega al último puerto, el Joux Plane, con casi seis minutos y medio de ventaja con el pelotón, y en el primer kilómetro del mismo Sinkewitz se quedó totalmente cortado. Había estado toda la etapa a rueda y ahora, que llegaban al último puerto, se quedaba cortado. Un sin sentido.

El pelotón comenzó a subir el puerto y rápidamente se fraccionó. Frank Schleck puso un fuerte ritmo para lanzar así a Sastre. Pereiro y especialmente Klöden lo están pasando muy mal y se descolgaron del corredor nacido en Leganés, que se había marchado en solitario, con un ritmo in-crescendo que iba acercándole al corredor del Phonak.

Landis sigue sin ceder en su impresionante ritmo Sastre ya aventaja en un minuto a Pereiro. A mitad del Joux Plane, Kloden empieza a hacer la goma y Pereiro se pone a tirar del grupo para acabar de descolgar a Kloden. Landis, Sastre y Pereiro están intentando ganar el Tour, tres corredores buscando la victoria de su vida, una oportunidad que salvo a Sastre, no se les volvió a presentar.

Landis coronó en primer lugar el Joux Plane, con 5 minutos y 7 segundos de ventaja con Sastre y casi 7 minutos a un trio compuesto por Pereiro, Zubeldia y Klöden. Pereiro seguía siendo el amarillo de la carrera con esas distancias. Con esas distancias comienza un peligrosísimo descenso y Landis saca a Sastre otros 34 segundos, y a Pereiro 18. Cruzó la meta en primer lugar, en solitario, puño en alto al aire y con un gesto de mucha rabia y gran entereza. No refleja alegría. Sastre entró 5 minutos y 41 segundos más tarde que el menonita y Pereiro a 7 minutos y 6 segundos. El Tour, salvo sorpresa mayúscula, iba a ser del americano.


Clasificación General:
1- Óscar Pereiro (Caisse d´Espargne) 80 horas 8 minutos 49 segundos
2- Carlos Sastre (CSC) a 12"
3- Floyd Landis (Phonak) a 30"
4- Andreas Klöden (T-Mobile) a 2´29´´
5- Cadel Evans (Lotto) a 3´08´´
6- Denis Menchov (Rabobank) a 4´14´´
7- Cyril Dessel (Ag2r) a 4´24´´
8- Christophe Moreau (Ag2r) a 5´45´´
9- Haimar Zubeldia (Euskaltel-Euskadi) a 8´16´´
10- Michael Rogers (T-Mobile) a 12´13´´


El CSC y el T-Mobile acaban de regalar el Tour a Landis, pues con la CRI que aun quedaba por disputar, y estando tercero a solo 30'' de Pereiro, no debería tener problemas para hacerse con el Tour. La aventura de DisneyLandis le había propiciado la oportunidad de ganar su primer Tour de Francia, algo que conseguiría aunque finalmente le sería arrebatado por su propia imprudencia.


Saludos a todos!!

jueves, 7 de marzo de 2013

Luciano Montero, el primer medallista español

Hablar del apellido Montero es hacerlo de la primera saga del ciclismo español. Una saga que consiguió victorias antes de la Guerra Civil, de mano de los hermanos Luciano y Ricardo y después de la misma, gracias al hijo del segundo, llamado Luciano en honor a su tío, un tío que hizo historia al convertirse en el primer medallista de España en la historia de los campeonatos mundiales.

Luciano Montero Hernández nació en la provincia de Ávila en 1908, aunque siendo aún joven, se trasladó con toda la familia al País Vasco, concretamente a Guipúzcoa, por motivos laborales del padre. La afición de Luciano por la bicicleta llegó pronto, ya que en el seno de su propia familia tenía a alguien que le inculcó dicha pasión por las dos ruedas, su hermano mayor Ricardo. Este era seis años mayor que él, y alcanzó el profesionalismo a los 22 años de edad, en 1924, después de pelear mucho por hacerse un hueco en un mundo tan complicado como ese en aquel momento. Luciano lo tuvo relativamente más sencillo que su hermano, ya que este le había abierto previamente muchas puertas, aunque su gran calidad iba por delante de todo aquel que insinuase que llegó gracias a la ayuda de Ricardo.

Luciano se hizo profesional en 1926 y desde el primer momento dio muestras de su gran clase como corredor, especialmente en el llano. Al año siguiente de ser profesional se hizo con su primera victoria, en el Circuito de Pascuas, una carrera que en esos años venció gente de la calidad de Francisco Cepeda, Trueba o Federico Ezquerra. En 1928 Luciano repetiría triunfo en Pascuas, siendo el primer corredor bicampeón de la prueba navarra. El corredor guipuzcoano de adopción se estaba labrando uno de los mayores palmarés de antes de la Guerra Civil Española.
 
La contrarreloj, su especialidad
Luciano se caracterizó a lo largo de su carrera por ser un gran contrarrelojista, probablemente el primero del país junto a Cañardo, quien tenía peor técnica pero mucha mayor resistencia que el corredor abulense. Las grandes dotes de rodador de Luciano fueron explotadas principalmente en el campeonato de España, título que alcanzó en tres ocasiones (1929, 1932 y 1934). En cuatro ocasiones (1930, 1931, 1933 y 1936) el que se hizo con el título fue Cañardo, en las que hay que destacar que la menor distancia que sacó al segundo clasificado en sus años victoriosos fue de 6 minutos y 44 segundos. Desde 1929 hasta el inicio de la Guerra Civil el enfrentamiento entre ambos corredores monopolizó el título de campeón nacional, con la única excepción de Salvador Cardona en 1935.

Precisamente el Campeonato de España de ruta había estado lleno de polémica durante la década de los años 20, por lo que para 1927 se acordó que el campeonato pasase a disputarse como contrarreloj individual, con lo que pensaban que se acabaría con los amaños. Las distancias que tendrían que afrontar los ciclistas serían de 100 a 150 kilómetros durante esos siguientes años. En esa primera edición de 1926 se impuso Mucio Miguel. Al año siguiente se impondría Telmo García, pero a partir de ese año se convirtió en una lucha encarnizada entre Cañardo y Montero.

Sus enfrentamientos causaron una gran expectación entre el público, pues llegaron a reunirse hasta un cuarto de millón de personas en los circuitos en los que se celebraban las pruebas. Las cotas más altas de ese enfrentamiento llegaron en 1932, en el campeonato que se disputó en San Sebastián. El favorito número uno era Mariano Cañardo, dicho tanto por los medios como por sus rivales. Sus actuaciones previas habían sido muy buenas, demostrando que estaba en gran forma. Su mayor rival debería ser Luciano Montero, que había preparado el campeonato concienzudamente. En la prueba, a pesar de pinchar cerca de la línea de meta, Montero terminó proclamándose campeón, habiendo marcado el mejor tiempo de la contrarreloj. La velocidad media a la que rodó estuvo por encima de los 35.5 kilómetros por hora. Montero fue acusado de ser ayudado por Cardona, en primer lugar, y posteriormente por su hermano Ricardo cuando dobló a este.

En 1934 participó por primera y única vez en el Tour de Francia. Se clasificó en la trigésima posición de la general, pero fue víctima de varias caídas aparatosas. A pesar de sus caídas, con su participación contribuyó a que la selección española se hiciese con la tercera posición de la general por equipos. Al año siguiente, en 1935, participó en la primera edición de la Vuelta a España de la historia, pero la mala suerte se cebó con él y tuvo que retiraras camino de Zaragoza, en la sexta etapa..

Primera medalla mundial española
El año 1935 había supuesto un gran fracaso para los corredores franceses en su carrera por antonomasia, el Tour de Francia, en el cual dominó desde el primer hasta el último día el belga Romain Maes, quien llevó el maillot de líder en todas y cada una de las etapas, hecho solo repetido por Maurice Garin, Ottavio Bottecchia y  Nicolas Frantz. El equipo belga se había mostrado muy superior al francés, de tal forma que incluso el gregario Jean Aerts consiguió tres victorias de etapa.
 
Francia quiere por ello la revancha, y la buscaría en el Campeonato del Mundo en ruta, que se iba a disputar en 1935 en la localidad belga de Florette. El circuito contaría con 13.4 kilómetros, estaría adoquinado y tendría tres cotas al que los corredores deberían dar 16 vueltas. Allí se congregaron nada menos que un cuarto de millón de espectadores, deseando ver a los suyos en acción. Belgas e italianos serían, a priori, los favoritos de la prueba.
 
Pero sería Francia quien daría el primer zarpazo, personificado en Speicher. Este estaba tratando de repetir la táctica que dos años atrás le permitió alzarse con el título mundial, realizando un ataque nada más arrancar la prueba. Consiguió romper el pelotón en pedazos, pero los corredores más importantes estuvieron atentos a ese movimiento y rápidamente formaron un grupo en el que estarían representadas casi todas las selecciones, entre ellos los españoles Montero y Cañardo. Tampoco llegó a buen puerto esta tentativa.
 
Poco después de haber completado los primeros 100 kilómetros de la prueba el cielo comenzó a oscurecerse en forma de nubes, y al tiempo que caían las primeras lluvias reseñables del día, el español Luciano Montero apostó por realizar un ataque. Ante ese ataque el italiano Leargo Guerra se ve impotente y queda totalmente descartado por el campeonato. Unos kilómetros más adelante será la otra gran baza italiana, Giuseppe Olmo quien se irá al suelo y también dirá adiós a sus opciones mundialistas. Italia estaba eliminada. Esos momentos de confusión por la caída de Olmo los aprovecha Jean Aerts para lanzar un potente ataque y enlazar con el español.
Ambos corredores se entienden a la perfección en cabeza de carrera y van abriendo un hueco cada vez mayor con respecto a sus perseguidores bajo unas condiciones climatológicas muy adversas. El tramo empapado de los adoquines de la prueba, vuelta tras vuelta, no hace más que confirmar la superioridad del dúo cabecero y provoca varias caídas que concluyen en abandonos. A dos vueltas para el final alcanzará la cabeza de carrera su diferencia máxima, una ventaja de más de diez minutos.

La lluvia comienza a pasar factura al corredor español a poco más de 20 kilómetros para alcanzar la meta, a lo que había que sumar varios cambios de ritmo del corredor belga. Montero comienza a ceder terreno y no puede evitar que Aerts abra hueco con facilidad. El cansancio había podido con el corredor español, mucho menos curtido en esas carreteras que el corredor belga, que corría en casa. Finalmente Aerts atravesó la línea de meta en primera posición, con más de tres minutos de ventaja con el corredor español, pero con casi nueve con su compatriota Gustaaf Danneels, quien sería tercero en meta.
 
Aerts repetía el éxito que había alcanzado ocho años atrás como aficionado en Nurburgring, el convertirse en campeón del mundo, y lo había hecho con una superioridad aplastante en unas condiciones climatológicas muy adversas. Luciano Montero, por su parte, acababa de hacer historia, puesto que había conseguido por primera vez en la historia de España una medalla mundialista, una plata. Hubieron de pasar 32 años para que otro corredor español, Ramón Sáez, alcanzase un pódium mundialista, y nada menos que 60 años, hasta 1995, para ver a un corredor español superar su gesta y verle con el maillot de campeón del mundo.
 
Guerra Civil y exilio
Después de ese mundial regresó Montero al País Vasco. Allí se había convertido en el héroe del pueblo, cuando contaban con tan solo 27 años. Parecía que en él podría haber un corredor que rivalizase con Vicente Cañardo o Mariano Cañardo. Lamentablemente 1936 fue su último año como profesional en España. Consiguió importantes resultados, como su tercer pódium consecutivo en el GP de las Naciones, siempre ganado por Antonin Magne. Sólo cuatro corredores españoles más consiguieron incorporarse a tan selecto palmarés. También consiguió una plata, por detrás de Cañardo, en el campeonato de España y un décimo puesto en el Campeonato del Mundo.

Pero Luciano era un republicano de corazón, y ante el estallido de la Guerra Civil española, optó por abandonar España con dirección a Francia. En Francia siguió compitiendo casi hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando decidió exiliarse en Argentina. En Francia consiguió varias victorias de renombre, como fueron el Gran Premio de Marsella en los años 1937 y 1938. Sin embargo, y debido al avance del bando Franquista, sus éxitos fueron silenciados por parte de la prensa, por lo que su nombre comenzó a caer en el olvido del público español.

Una vez que optó por exiliarse en Argentina se le perdió la pista, y no se volvió a tener noticias de él hasta su fallecimiento, durante el mes de agosto de 1993, en Buenos Aires. Tan en el olvido había caído su nombre y su historia que ni siquiera la prensa se hizo eco de su fallecimiento. Su nombre, a pesar de haber sido olvidado por la opinión pública, ha pasado a la historia como el del corredor que inauguró el palmarés mundialista de España, aunque su palmarés deportivo fue mucho más allá de ese segundo lugar en Florette, pues consiguió nada menos que 41 victorias en las 13 temporadas en que compitió, incluyendo sus años en Francia.


Saludos a todos!!