viernes, 19 de abril de 2013

Berzin vence en la Lieja del 94.

El domingo 17 de abril se iba a disputar la cuarta prueba de la Copa del Mundo de la temporada 1994. Esa cuarta prueba sería la decana, la Liège-Bastogne-Liège, que se disputaría sobre un recorrido de 268.5 kilómetros, y en donde sus máximos favoritos serían el suizo Tony Rominger y los corredores del equipo Gewiss, secundados por corredores como Bugno o Tchmil.

La primavera de la temporada 1994 había estado dominada por el equipo que había creado para esa temporada Emmanuelle Bombini, el Gewiss. Giorgio Furlan se convirtió en su mejor hombre durante esa parte del calendario, ya que consiguió triunfos en la Tirreno-Adriático o el Criterium Internacional, pero sobre todo destaca su participación en la Milán-San Remo de ese año, en donde un ataque demoledor en el Poggio le hizo hacerse con la victoria.

Pero Furlan no había sido el único miembro del equipo destacado durante esos meses, ya que en la Flecha Valona fue su compañero Moreno Argentin quien se hizo con la victoria. Otro hombre que destacó fue el jovencísimo corredor ruso de 23 años, Evgeni Berzin, que hizo segundo en el Tour del Mediterráneo, acompañó en el pódium de la Tirreno a su compañero Furlan y fue segundo en el País Vasco.

Sin embargo, a pesar de esa superioridad que había mostrado el conjunto Gewiss en ese su primer año, y del equipo que iba a presentar en la carrera (Furlan, Argentin y Berzin, entre otros) el principal favorito para hacerse con el triunfo en la Decana iba a ser el corredor del Mapei-Clas, Tony Rominger. El suizo se encontraba en un gran momento de forma, como había demostrado unos días antes en la Vuelta al País Vasco, en donde obtuvo una victoria aplastante, habiendo derrotado entre otros, al ya mencionado Berzin. Rominger buscaba un triunfo en las Árdenas que desmoralizase por completo a sus futuros rivales en la Vuelta a España, que comenzaría unos días después. Sus grandes grandes rivales, a priori, para aquel día serían los ganadores de los tres primeros Monumentos de la temporada, a saberse, los italianos Giorgio Furlan (vencedor en San Remo) y Gianni Bugno (Flandes) y el ruso Tchmil (Roubaix). 

La carrera comenzó bastante rápida, ya que numerosos corredores tenían intención de lanzar la carrera buscando la fuga buena del día. Alrededor del kilómetro 10 de la carrera fue se formó la fuga buena, con presencia, entre otros, de Rezze, Moreau, Ghirotto o el español Torres. Esa fuga llegó a contar con casi un cuarto de hora de ventaja a mitad de la jornada, pero cuando el conjunto Mapei se puso a trabajar en favor de su líder, esta ventaja fue reducida a cenizas, con la salvedad de un par de corredores revoltosos, que se negaban a ser absorbidos por el pelotón de favoritos. Esos corredores eran el italiano Guirotto y el español Torres.

A unos 90 kilómetros de la línea de meta estaba situada la cota de Stockeu, en la cual Rominger lanzó un potente ataque. Tan sólo Berzin pudo ser capaz de salir a su rueda, lo que provocó que el suizo levantase ligeramente el pie y se formase un pequeño grupo en el que también entrarían su compañero Della Santa, el campeón del mundo Lance Armstrong, el italiano Claudio Chiappucci, Tchmil y los compañeros de Berzin, Furlan y Argentin. Los ocho corredores rápidamente superaron al dúo que aún se mantenía al frente de la carrera, Guirotto y Torres.

En ese grupo de los favoritos, situados ahora en cabeza de carrera, el ritmo lo marcaba casi constantemente el corredor del Mapei, como gran favorito que era. Ese ritmo provocó que el  ruso Tchmil no pudiera seguir al grupo y quedará pronto descolgado, y con ello perdiera sus opciones de conseguir el triunfo. Otro que también cedería todas sus opciones de victoria sería el corredor veneciano Moreno Argentin. El italiano se descolgaría en la cota de Lorcé -a 53.5 kilómetros de meta-, y con ello se irían sus opciones de conseguir su quinta victoria en la carrera, con lo que habría igualado el récord del belga Eddy Merckx.

El todo poderoso equipo Gewiss perdía a su máximo exponente, el tetracampeón de la prueba Argentin. Sin embargo aún mantendría sus opciones de triunfo intactas, ya que en el grupo cabecero se encontrarían aún dos corredores suyos: Giorgo Furlan, ganador de la última Milán-San Remo, y Evgeni Berzin, quien a sus 23 años se estaba presentando ante el gran público aquel día.

Los favoritos se acercaban la antepenúltima cota de la prueba, la Redoute, situado a menos de 40 kilómetros de meta, con Rominger manteniéndose al frente del grupo. En la Redoute volvió a acelerar el ritmo, pero en esta ocasión fueron Chiappucci y Armstrong quienes no dejaron marchar al suizo. Volvieron a reagruparse y afrontando todos juntos la penúltima cota de la carrera, la de Forges, situado a 23 de meta.

Quedaba una última cota por afrontar, la de Ans, para los seis corredores cabeza de carrera cuando el mundo se le vino encima al principal favorito, Rominger, quien a tan sólo siete kilómetros para alcanzar la meta rompió uno de los radios de su rueda trasera. El cambio de material no fue especialmente rápido por parte de su equipo. Tony acababa de perder la carrera. Rominger, al llegar a meta no escondería su malhumor y declararía: "Rompí el radio y perdí mis oportunidades y los ánimos. Había venido a ganar. Con el viento de cara era suicida marcharse en solitario. Me convenía el grupo en el que viajaba y había acordado con Della Santa que me lanzase en el sprint”. Mala suerte para el corredor suizo, que no se volvería a ver en una de esas.
 
Chiappucci no necesitó ver dos veces que uno de sus rivales estaba atravesando problemas y se puso en cabeza del grupo, intentando dejar descolgados a sus rivales, y especialmente, intentando evitar que Rominger volviese a contactar con ellos. El intento del italiano no fue bueno y no pudo marcharse en solitario buscando la victoria, por lo que hubo un ligero parón entre los cinco corredores que ahora quedaban en cabeza. Como el equipo Gewiss era el único que tenía dos corredores en cabeza, puso al frente del grupo a uno de ellos, Furlan, mientras el otro, Berzin, se limitaba a ir a rueda de sus compañeros. Pero el ruso tampoco aguantó mucho tiempo a rueda y apenas un kilómetro después de que hubiera pinchado Rominger, lanzó un potente ataque por el lado izquierdo de la calzada, ante la pasividad de sus rivales.
 
Tras unos segundos de incertidumbre, el primer corredor que intentó salir a la rueda del ruso fue el corredor del equipo Carrera, Chiappucci, a cuya rueda salió rápidamente Della Santa. Todo quedó en un amago, ya que el ritmo lo mantuvieron apenas unos segundos, mientras que por delante Berzin iba dando el máximo en la búsqueda de su primer triunfo en un Monumento. En ese grupo Furlan iba a actuar como secante para el resto, mientras que el joven campeón del mundo, Armstrong, tampoco iba a ayudar a llevar la persecución a buen puerto.
 
Todo eso beneficiaba a Berzin, ya que de esta forma pudo ir aumentando sus rentas. A cinco de meta contaba con 23 segundos, y apenas un par de kilómetros más adelante esa ventaja se había doblado. Cuando esa ventaja rondaba el minuto fue cuando se produjo un último intento por parte de algún corredor para reducir esa ventaja. Como no, ese intento iba a correr a cargo del Diablo, Chiappucci, que incrementó el ritmo. Su intento, al igual que todos los anteriores, fue en vano y prefirió reservar energías buscando una plaza en el pódium de la carrera.
 
Berzin llegaría por tanto en solitario a la recta de meta de la carrera, con tiempo para celebrar su inesperado triunfo aquel día. Levantó los brazos en varias ocasiones, mostrando una inmensa alegría. El joven corredor ruso conseguía de esta forma su primer gran triunfo internacional.
 Por detrás los corredores se iban a ir vigilando hasta esa recta de meta, en donde se disputarían la segunda y tercera plazas del pódium al sprint. El más rápido de los cuatro fue Armstrong, seguido por Furlan. Chiappucci se iba a quedar sin premio aquel día, a pesar de su actitud. Rominger por su parte, llegaría en solitario a más de dos minutos del ganador de la prueba.
 
Al cruzar la línea de meta, el ganador declaró: “no esperaba ganar una clásica con tanta rapidez, aunque he empezado muy bien la temporada. Antes de la última cota hablé con Furlan y me dijo que atacase yo primero porque él no iba muy bien”.
 

Clasificación Liège-Bastogne-Liège 1994:
1- Evgeni Berzin (Gewiss-Ballan) 7 horas 16 minutos 30 segundos
2- Lance Armstrong (Motorola) a 1´37
3- Giorgio Furlan (Gewiss-Ballan) m.t.
4- Claudio Chiappucci (Carrera) m.t.
5- Stefano Della Santa (Mapei-Clas) m.t.
6- Tony Rominger (Mapei-Clas) a 2´03´´
7- Max Sciandri (MG Maglificio-Technogym) a 5´38´´
8- Marco Saligari (MG Maglificio-Technogym) a 5´42
9- Bruno Cenghialta (Gewiss-Ballan) a 5´52´´
10- Alberto Elli (MG Maglificio-Technogym) a 5´58´´


Saludos a todos!!

sábado, 6 de abril de 2013

Miguel Poblet, el pionero español

Miguel Poblet Oriols nació en la localidad barcelonesa de Montcada y Reixach, un 18 de marzo de 1928. En la localidad su padre era el dueño de una tienda de bicicletas, y él fue quien le animó durante su infancia a practicar el ciclismo. Esos años de juventud no fueron nada sencillos para ellos, ya que al igual que el resto del país, vivieron una guerra y una durísima posguerra en la que el hambre y la pobreza no escaparon de una gran parte de la población.

A pesar de las dificultades que atravesaba el país, Miguel pudo iniciar sus estudios como perito mecánico en una academia situada en Barcelona, hasta donde se desplazaba en una bicicleta. Gracias a ello  con sólo 16 años, en el año 1944, ya estaba debutando como ciclista profesional, en un momento muy complicado para ganarse la vida en ese mundo. En la siguiente temporada, la del 45, comenzó a engordar su palmarés, con triunfos como el Gran Premio de Sabadell. Eso le hizo ampliar su horizonte de competición al ámbito nacional, y por ello al año siguiente consiguió triunfos de etapa en pruebas de prestigio nacional, como eran Burgos, Mallorca o Guipúzkoa. Más tarde vendrían sus tres triunfos consecutivos, entre 1947 y 1949 en el Campeonato de España de Montaña. Esas primeras temporadas suyas fueron sobre todo de consolidación como una figura nacional.

Debút en Europa
El joven corredor catalán tenía un talento natural nunca visto en este país, pero a pesar de ese talento y  de debutar tan joven en profesionales, le costó un tiempo hacerse un hueco en el panorama internacional. Hasta las temporadas de 1953 y 1954 en que firmó por el conjunto La Perle - Hutchinson, donde coincidiría con el suizo Hugo Koblet, no conoció el calendario europeo. En el conjunto francés consiguió la victoria en varias pruebas menores al sprint, lo que le hizo ir ganándose el respeto de belgas e italianos, que eran por aquel entonces los mejores corredores del pelotón.

En 1955 cambiaría de equipo, marchándose al Splendid-D´Alessandro francés. Con el cambio de equipo llegaron sus mayores éxitos hasta ese momento. Primero consiguió la victoria final en la prestigiosa y ya extinta Midi Libre. Unas semanas más tarde participaría en la 42ª edición del Tour de Francia, en donde debutaría. Allí se hizo al sprint con la primera y la última etapa de la carrera. En esa su primera victoria de etapa en el Tour, dirección de carrera hubo de recurrir por primera vez en la historia a la foto finish, la cual despejó las dudas sobre el triunfo del español. Merced a ese triunfo en la primera etapa, sería el primer líder de la carrera y por tanto luciría el maillot amarillo de líder. Sería la primera vez que un español vestiría un maillot amarillo en el Tour.

La temporada siguiente la iba a afrontar de una forma diferente, siendo ya una estrella del pelotón internacional. Primero tomó la salida en la Vuelta a España, en donde tenía una deuda pendiente, ya que el año anterior se había visto obligado a abandonar la carrera. En la ronda española tuvo una durísima pugna con el belga Rik Van Steenbergen, pero a pesar de ello pudo conseguir tres victorias de etapa. No volvería a tomar la salida en la Vuelta. Sólo seis días después de finalizar la Vuelta a España comenzaba el Giro d´Italia, en donde el catalán también tomó la salida. Si le habían ido bien las cosas en la Vuelta, mejor aún le fueron en Italia, en donde consiguió cuatro triunfos parciales. Miguel completó una buena carrera, pero la mítica etapa de Monte Bondone fue su tumba. Él, al igual que muchos otros corredores aquel día, no iban a poder soportar las terribles condiciones climatológicas y se retiraría de la carrera.

También tomaría la salida del Tour de Francia de esa edición. Tendría así la oportunidad de obtener victorias de etapa en las tres grandes rondas del calendario. Poblet no iba a desaprovechar la oportunidad de conseguirlo y en la etapa que finalizaría en La Rochelle conseguiría alzarse con el triunfo. Se convertía de esta forma en el primer corredor que conseguía victorias de etapa en las tres grandes.

En las siguientes temporadas vivió su particular idilio con el Giro. Allí es donde realizó sus mejores papeles en las grandes rondas, llegando a ser sexto en la clasificación final de la corsa italiana en tres ocasiones consecutivas entre 1957 y 1959, además de hacerse con el maillot de los puntos en 1958, el primero español. En esos tres años sumó un total de diez victorias de etapa. Su decadencia en la carrera transalpina comenzó a notarse con el cambio de década, ya que no hizo una buena general, aunque sumó otras tres victorias de etapa en 1960. Su última participación en una gran ronda fue en 1961, en el Giro, en donde no hizo una buena clasificación general, con una discreta 41ª posición final, pero en cambio si tuvo una buena participación, ya que lució la maglia rosa en las seis primeras jornadas y se hizo con otros tres triunfos más de etapa. Eso elevó su número de victorias en Italia a un total de 20, frente a las tres del Tour y de la Vuelta.
 
Su pasión, las clásicas
Pero a pesar de ser el catalán un corredor destacado en las grandes rondas, si hay un terreno donde la figura de Miguel Poblet destaca como un avanzado a su tiempo es en el terreno de las clásicas. La irrupción de Poblet en las carreras de un día fue una anomalía para un país que está mucho más acostumbrado a ver a los suyos triunfar en las rondas por etapas, no así en las clásicas de primavera.

Después de sus éxitos en las grandes rondas en 1956, Miguel se quiso fijar un objetivo más allá de ellas, puesto que sus características sobre la bicicleta eran más propias de otro tipo de carreras. Fue por ello por lo que se inscribió en la salida en la classicíssima de 1957. Por aquel entonces su equipo era filial del Faema de Van Looy, por lo que era el equipo internacional el que seleccionaba a los corredores que participaban en la prueba.

Los directores españoles de Poblet no pensaron que fuese a tener problemas en ser seleccionado como gregario, pero Van Looy no le quería ver, ya que le consideraba un rival muy peligroso y vetó su participación. A punto estuvo de no participar en la carrera, pero por fortuna para el español dirección de carrera tenía una categoría que permitía a los corredores participar por su cuenta. Miguel se inscribió como isolée y dando la razón a Van Looy, que le veía como un rival peligroso, alzó los brazos triunfante en San Remo. De nuevo, era el primer español que vencía la classicíssima, Dos años después repetiría hazaña y tendría que pasar otros 45 años más hasta que otro español consiguiese vencer en San Remo. Lo haría otra figura también muy minusvalorada dentro de su propio país. Esa figura sería Óscar Freire, quien vencería allí en tres ocasiones (2004, 2007 y 2010).

En 1958 volvería a participar en la Milán-San Remo, también con notable éxito, pues consiguió ser segundo en la prueba, solo superado por Rik Van Looy. Ese año sumó también un segundo lugar en el Giro de Lombardía (al año siguiente sería tercero) y otro segundo lugar en el pódium en el Infierno del Norte, la París-Roubaix.

Especialmente dolorosa fue la derrota de Poblet en esa 56ª edición de la París-Roubaix, en una época en la que aún no se atravesaba el Bosque de Arenberg. Aquella edición de 1958 tendría lugar el 13 de abril y se disputaría sobre 269 kilómetros. Aquella edición la carrera fue muy extraña, ya que llegaron un total de 23 corredores a los kilómetros finales, con opción de disputar la victoria. Quince de esos corredores serían belgas, seis franceses y habría un español y un irlandés. En esa situación en la que se iba a resolver la carrera, al sprint, había tres corredores que destacaban por encima de los demás; los belgas Rik Van Looy, Rik Van Steenbergen y el español Miguel Poblet. Nadie más podría batirles si llegaban todos juntos. Pero el factor sorpresa y la inferioridad le jugaron una mala pasada al español, ya que el desconocido belga Leon Van Daele saltó del grupo en el último kilómetro, dejando de lado las instrucciones del equipo Faema, ante la pasividad de sus compatriotas y compañeros de equipo, incluido Van Looy. Nadie salió a por el belga y cuando quisieron lanzar el sprint ya era demasiado tarde, no hubo forma de neutralizarle. Van Daele consiguió vencer en Roubaix, con el español segundo y Van Looy tercero. Cuando supo que apenas diez centímetros le separaron de la victoria, contó Miguel hace pocos años, que no pudo parar de llorar en un buen rato.
En 1960 sí levantó la mano en la París-Roubaix, aunque lo hizo levemente y como vencedor del sprint de grupo, lo que le hacía ser tercero de la prueba en aquella edición. Delante habían llegado Cerami y Sabbadini. Había sido segundo y tercero en Roubaix, aunque no llegó a conseguir nunca la victoria, tal y como le sucedería más de cuarenta años después a Juan Antonio Flecha.

Retirada
A pesar de ser aún joven, y de haber demostrado un excelente estado de forma en las temporadas anteriores, con numerosos pódiums en grandes pruebas, Miguel Poblet decidió retirarse tras la temporada de 1962. Se despidió ganando la prueba de los "Seis Días Ciclistas de Madrid", en donde formó pareja con el mallorquín Miguel Bover.
Esa fue la última victoria de un palmarés que contó con 106 victorias, entre las que destacan sus dos victorias en la Milán San Remo, 20 etapas en el Giro de Italia, tres en el Tour y la Vuelta, o dos Voltas a Catalunya (en donde sumó 32 victorias de etapa). También destacó en otras pruebas donde no pudo conseguir la victoria y donde jamás había brillado un español, como la París-Roubaix (hizo 2º y 3º), Giro de Lombardía (2º y 3º) o París-Tours (4º, 6º y 7º). Probablemente el único punto negro de su carrera fuese el Campeonato del Mundo, pues su mejor clasificación allí fue el 11º puesto de 1958. Aparte de todos estos logros, y de ser el primer español en casi todo, fue el primer corredor de la historia que consiguió victoria de etapa en las tres grandes vueltas en la misma temporada, la de 1956.

Desde el pasado martes día 2 de abril, Miguel Poblet había sido ingresado en el Hospital Quirón de Barcelona a causa de una insuficiencia renal que lo mantenía en un grave estado de salud. Este pasado sábado día 6, falleció a causa de su enfermedad, dejando tras de sí un legado muy complicado de equiparar.

Saludos a todos!!