El día que se celebraba el 65 aniversario de la proclamación de la II República en España se iba a diputar, a más de 1000 kilómetros de distancia de la Península, la edición centenaria de la clásica París-Roubaix, la de 1996. Ese 14 de abril, 184 valientes optaron por tomar la salida en la carrera más dura que existe, hablando de pruebas de un sólo día.
En la etapa se fueron sucediendo los habituales ataques que tienen lugar en los primeros kilómetros, mucho antes de comenzar las verdaderas dificultades sobre el adoquín. Se fueron formando varios grupos, alguno de ellos con gente de la categoría de Museew, Peeters o Zabel. Pero llegaron todos los ciclistas agrupados, casi un centenar de ellos, al mítico bosque de Arenberg. Unos pocos kilómetros más adelante, se caía uno de los grandes favoritos a la victoria final, Olaf Ludwig, y se formaba un grupo delantero de 20 unidades. En ese grupo iba nada menos que gente del nivel de Baldato, Hincapie, Ekimov, Zanini y nada menos que 5 Mapei; Ballerini, Bortolami, Leysen, Museeuw y Tafí.
Entre los sectores 11 y 12, el tristemente fallecido seleccionador italiano, Ballerini, pinchó nada menos que en tres ocasiones, perdiendo contacto con el grupo y con ello cualquier opción al triunfo, a pesar de que en los dos primeros pinchazos reenganchó con el grupo, con el tercero ya no pudo hacerlo.
La mala suerte de Ballerini quiso que uno de esos pinchazos se produjeran justo cuando sus compañeros de equipo se ponían al frente del grupo, para abrir una pequeña brecha y conseguir escaparse. Aún así, no iba a ser todo tan fácil para el conjunto Mapei. Johan Museew sufría un pinchazo en el tramo 10 de adoquín (los tramos se numeran en orden decreciente), a unos 70 kilómetros para llegar a meta. Por fortuna para los 3 Mapei cabeceros (Museew, Tafi y Bortolami), el grupo perseguidor viajaba aproximadamente a un minuto de diferencia, y entre ellos se encontraba un Ballerini que no estaba realizando el menor esfuerzo por contactar con sus compañeros de equipo. Para los 3 primeros corredores, se trataba lo que faltaba de etapa de una contra reloj por equipos en los 60 kilómetros que quedaban.
Por detrás, en el grupo, a unos 40 de meta, sufría un percance Tchmil, mientras que Zanini y Ballerini se ponían de acuerdo y comenzaban a relevarse para alcanzar al grupo delantero, hasta que en el kilómetro 235 el coche del Mapei bajó hasta el italiano, para pedirle que no entrase al relevo y pusiera en peligro el triunfo de sus compañeros, puesto que se habían llegado a poner a menos de un minuto de la cabeza.
A tan sólo 8 kilómetros de meta Museew volvió a pinchar la rueda, y sorprendentemente sus compañeros de fuga le esperaron. El triunfo de ese grupo no corría peligro, por eso le esperaron. También el director del equipo, Lefevre, ya había decidido unos kilómetros antes el orden por el que entrarían en meta, y se lo había comunicado a sus corredores.
Los corredores llegaron al Velódromo de Roubaix y se dieron una vuelta de honor al mismo, antes de cruzar la línea de meta encabezados por Museew, el ganador final, seguido de Bartolami y Tafi, respectivamente. Habían cubierto el recorrido en un tiempo total de 6 horas y 5 minutos exactos, y en ese tiempo habían entrado en la leyenda, con un triplete histórico.
Pero todavía podían hacer más grande la leyenda del equipo, pues Ballerini peleaba por ser 4º de la etapa. Finalmente no pudo ser y finalizó 5º en el sprint con Zanini (llegaron a 2´38´´). Un sprint muy feo por parte de Ballerini, ya que intentó cerrar y metió el codo a Zanini, siendo consciente que era inferior al corredor del Gewiss.
El equipo Mapei es el mejor equipo de la historia en el calendario de primavera, y no lo demostró solo en esta ocasión, sino que también lo demostraría, por ejemplo, tan sólo dos años después, en 1998, y sobre el mismo escenario.
Saludos a todos!!
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