El Paso de Gois es una estrecha carretera, que tiene apenas 4.5 kilómetros de longitud. Esa estrecha carretera sirve para comunicar la Isla de Mourmoutier con el continente, en Francia, y ni siquiera es transitable durante todo el día. Sólo se puede atravesar dicho camino durante unas pocas horas al día, cuando la marea está baja, puesto que cuando esta sube, llega a sumergir dicho camino a una profundidad de entre 1.5 y 4 metros bajo las aguas. Esta carretera no pudo ser construida hasta 1939, y tardó 5 años en construirse, ya que los obreros tenían que los trabajar durante 2 horas 2 veces al día, solo cuando la marea estaba en su punto más bajo.
El Tour de 1999 se presentaba en su salida con la ausencia de un ganador de la carrera. Los últimos cuatro ganadores, por diferentes motivos, no iban a tomar partida en la carrera: Miguel Indurain se había retirado hacía ya casi 3 años; Bjarne Riis acababa de anunciar su retirada para esa temporada; Jan Ullrich se encontraba recuperándose de una caída semanas antes a la carrera, y el último ganador, Marco Pantani se había negado a participar en la carrera tras su expulsión por el positivo del Giro de ese mismo año.
Por lo tanto en la salida de la carrera se barajaban muchos nombres como favoritos o como aspirantes a poder llevar el amarillo en París. Posiblemente el candidato que sonaba con más fuerza, al menos en los medios españoles, era Abraham Olano. Otros favoritos de primer nivel también, eran el suizo Alex Zülle o el ruso Pavel Tonkov. Un escalón por debajo se podía situar a Escartín o a Richard Virenque, e incluso al norteamericano Bobby Julich, tercero en la última edición de la carrera.
Aunque su nombre era muy conocido, debido a su enfermedad y a haberla superado, Lance Armstrong también sonaba entre los candidatos, aunque con mucha menos fuerza. De hecho, en su país el candidato del que se hablaba era del ya mencionado Julich. Sólo Miguel Indurain, en su crónica para un periódico nacional dio como único favorito al corredor de Texas.
En esa edición del Tour, la carrera iba a afrontar la dificultad del Passage du Gois, un paso que comunicaba la Isla de Mourmoutier con el continente, en la segunda etapa de la carrera. Ese paso estaba situado a más de 90 kilómetros de la meta, y era un paso muy estrecho de unos 4.5 kilómetros, que se lo iban a encontrar los corredores humedecido y con sal en el asfalto, debido a que sólo es transitable unas pocas horas al día, ya que luego la corriente sube y lo deja oculto bajo las aguas.
La aproximación a dicho paso no fue excesivamente rápida, ya que aún faltaban muchos kilómetros, más de 90, para el final de la etapa. Pero los nervios fueron haciendo acto de aparición entre todo el pelotón, ya que vieron que la carretera estaba mojada, que era resbaladiza y unido a estos dos factores, la estrechez del recorrido. Es por eso por lo que empezó a haber problemas y el resultado fue que los corredores empezaron a caer al suelo. Unos caían ellos solos por lo resbaladizo, otros por tocar la maneta del freno, y otros más por atropellar a esos primeros corredores que se habían ido al suelo.
El resultado fue que al entrar al Passage el pelotón entró como una unidad, y al salir del mismo se había fraccionado en cinco grupos reconocibles, más corredores sueltos. El primer grupo estaba formado por 15 unidades, entre los que destacaban los nombres de Cipollini, Armstrong, Hincapie, Kirsipuu y Dufaux. Por detrás les fueron alcanzando varios grupitos de corredores, y se formó un gran grupo. Ese grupo fue alcanzado por Olano, quien iba acompañado de hasta 6 compañeros del grupo deportivo ONCE, por lo que no hubo ningún tipo de duda por parte de su director, Manolo Saiz, y les ordenó ponerse en cabeza a tirar, ya que faltaban muchos favoritos en ese primer grupo. ONCE comenzó a recibir la ayuda de hasta tres equipos más, US Postal, Cofidis y Casino.
25 kilómetros después del Passage de Gois, en el sprint intermedio de Machecoul la diferencia de ese primer grupo era de 1´10´´, pero en los algo menos de 70 kilómetros de etapa que quedaban hasta la meta de Saint-Nazaire la diferencia se fue disparando con el resto de grupos. En meta vencería el belga Tom Steels, batiendo en la llegada a Kirsipuu o a Cipollini, mientras que el estonio Kirsipuu, gracias a las bonificaciones, arrebataba el maillot amarillo a Armstrong (ganó el prólogo). 70 corredores entraron en el mismo tiempo, y algo descolgados entraron Wesemann (18´´) y Andreu (48´´). Pasaban los minutos y nadie cruzaba la línea de meta, hasta que a los 6 minutos y 3 segundos exactamente cruzaba la línea otro gran grupo. Entre medias, sólo un par de corredores aislados habían llegado a meta. En ese grupo estaba incluido Zülle, del conjunto Banesto.
Que el conjunto ONCE se pusiera a tirar, aún cuando sabían que Zülle (antiguo corredor de ellos) y Beltrán se habían caído durante la etapa fue la chispa que hizo prender la llama para una nueva guerra entre los dos conjuntos fuertes de España, el Banesto y la ONCE. Hubo cruces de declaraciones entre ambos directores, acusándose mutuamente, en lo que supuso la fin a la paz momentánea que habían acordado el año anterior, con motivo del Tour del Caso Festina.
Zülle ese año finalizó nuevamente la carrera en la segunda posición del pódium, sólo por detrás de Armstrong. Si bien es cierto que en la general final terminó a más de 7 minutos del norteamericano y que en Gois perdió 6´03´´, no es lo mismo afrontar todas las etapas decisivas (las dos CRI y toda la montaña) empatados a tiempo que empezar con más de 6 minutos de retraso.
Esta etapa del Paso de Gois demostró que hay etapas que no te hacen ganar un Tour, pero si las hay que te lo pueden hacer perder. Y no fue únicamente el caso de Zülle (quien además cumplía años ese día), puesto que también Gotti, Belli, Boogerd, Christophe Rinero y Jean-Cyril Robin (ambos Cofidis, junto a Julich, el año anterior fueron como motos), además que para ganarlo no sólo hace falta estar muy atento, sino también tener suerte y no tener percances.
Saludos a todos!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario