En la salida del Tour de Francia, en 1996, había un único e indiscutible favorito, Miguel Indurain, el ganador de los 5 Tours anteriores. El 29 de junio se iniciaba ese Tour, un poco antes de lo habitual, debido a que ese era año olímpico.
Desde los medios franceses, aún a pesar de que el favorito era el navarro, se planteaba ese Tour como un duelo de Indurain contra la ONCE, especialmente contra su líder, el francés Laurent Jalabert. Todo eso venía, primero de la ausencia de un candidato claro francés a la victoria, ya que no tenían un Hinault o un Fignon, y segundo, por los apuros a los que sometió Jalabert a Indurain en la Dauphiné Liberé de una semanas antes (de la que el francés abandonó cuando ya había sido batido por el navarro).
Total que en las primeras etapas no transcurre nada reseñable, salvo que Zülle gana la etapa prólogo y porta el maillot amarillo durante 2 etapas más. Indurain estaba a 4´17´´ de Heulot en la general, pero a tan solo 12´´ de Zülle, el primero de los favoritos, o a 1´´ tan solo de Riis. Pero fue entonces cuando se llega a la etapa número 7 del Tour, la del 6 de Julio, que transcurre entre Chambery y Les Arcs, un puerto de no especial dificultad, y en la que también se subían la Madeleine y el Roselend.
A ese primer puerto del día, la Madeleine, se llegaba tras 60 kilómetros llanos. Hacía un día horrible, con lluvias que impidieron dar imágenes de dicha subida. Simplemente llegaban noticias de que el líder iba descolgado de un pequeño grupo comandado por Jan Ullrich, en el que iban todos los favoritos, y muy por detrás del grupo, marchaba el otrora favorito, Jalabert. Para la historia queda su paso por la cima del puerto, a 4´26´´, con el maillot completamente desabrochado, dando una sensación de calor sofocante, cuando no haría más de 10 grados en ese momento.
En la subida del siguiente puerto, el Roselend, ya solo le quedaba a Miguel un compañero de equipo, el Chava Jiménez, el cual comandaba el grupo. Indurain por su parte, iba a su rueda, a voz en grito pidiéndole que no acelerase tanto el ritmo que le estaba ahogando con su ritmo. Se sucedían al tiempo los ataques, de Dufaux, Virenque, Escartín, Virenque... pero todos estos ataques fueron neutralizados por el grupo, salvo el de el corredor del Telekom, Udo Bolts, que marchaba en solitario. Poco antes del último kilómetro Indurain se ponía al frente del grupo, para reducir paulatinamente el ritmo del mismo y al tiempo solicitar, con su presencia al frente, el que no hubiera más ataques. Por su parte, el líder Heulot, ya perdido muy atrás en la carrera, ponía pie a tierra y abandonaba la carrera siendo líder.
En el descenso de ese puerto, ya se produjo el caos. De la lluvia que habían soportado durante toda la etapa, se pasó a un imponente sol. Además el suizo Zülle, que había lanzado un duro ataque a final del ascenso del puerto, se caía hasta en dos ocasiones en el descenso. A su vez, el belga y actual director de Radio Shack, Johann Bruynell, caía casi al final del descenso por un barranco. Por suerte, no se produjo nada de importancia y pudo terminar la etapa, aunque eso si, a más de 7 minutos del vencedor.
Al terminar el descenso, rápidamente se encaraba el último ascenso del día, a Les Arcs. El grupo lo hacía comandado por Aitor Garmendia, de la ONCE, con Zülle e Indurain a su rueda. Por delante marchaban Bolts y Dufaux. Más o menos fue todo así hasta que a 8 de meta, lanzó un poderosísimo ataque Leblanc, que dejó rápidamente atrás a todo el pelotón, mientras estos seguían circulando a rueda de Garmendia.
Fue a 5 de meta cuando se soltó la liebre. Atacaron Luttemberger y Virenque a rueda de este, dejando también atrás a Indurain y compañía. Se sucedieron entonces los relevos en la cabeza del pelotón, con Ullrich, Olano... tirando del mismo, y por fin, cediendo terreno tanto Zülle como Indurain. En tan solo un kilómetro, a 3 de meta, ambos habían perdido casi medio minuto con respecto a los favoritos, Rominger, Riis, Olano, Berzin...
Garmendia les alcanzó y con él el suizo se recupero algo en su pedalear. Pero no así Indurain, que marchaba con la peor pájara de su carrera. Además iba pidiendo un bidón de sales a los coches de asistencia, algo totalmente prohibido en los últimos 20 kilómetros de la etapa. El Gewiss, en un gesto caballeroso, le sirvió un bidón, que rápidamente tiró Miguel al suelo, puesto que no era de sales, si no de simple agua, y no era lo que él necesitaba en ese momento.
Aquellos cuatro kilómetros se convertirían en los cuatro kilómetros más largos de la carrera de Miguel. Perdió cerca de 4 minutos en esa distancia, casi a razón de 1 minutos por kilómetro. Todavía no había perdido el Tour, puesto que no era la primera vez que perdía tiempo con un rival. Pero en esta ocasión había perdido tiempo con todos ellos, y se encontraba en la general a casi 4 minutos de Berzín y Olano, los 2 primeros de la general, empatado a tiempo.
Se ha hablado muchas veces acerca de porqué Miguel perdió ese tiempo en tan poca distancia y el porqué de esa pájara, cuando él mismo ha reconocido que poco antes de que le diese, estaba pensando en lanzar un ataque. La única razón convincente que se ha dicho, también por el danés Riis, es que Miguel subió muy abrigado la Madeleine, con guantes y chubasquero, y con el cambió de temperatura antes del último puerto, sufrió una fuerte deshidratación de la que no pudo recuperarse.
saludos a todos!!
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