Aprovechando que en los próximos días va a dar comienzo la edición del año 2011 del Tour de Francia, hoy voy a relatar una de las etapas más míticas que han tenido lugar en la carrera, o al menos en los tiempos posteriores a Eddie Merckx. La etapa que tuvo lugar hace ahora 16 años, en el día de la fiesta nacional francesa, un 14 de Julio del año 1995. La etapa número 12 que unía las localidades de Saint Etienne y el aeródromo de Mende tras recorrer 222´5 kilómetros y nada menos que superar 5 puertos de montaña, aunque ninguno superaba la catalogación de 2ª categoría.
En el recorrido había innumerables problemas, ya que tenía numerosos repechos, aparte de los puertos puntuables, además de circular por carreteras estrechas, y como era propio de la época, con el asfalto levantado por el calor. Es decir, que si ese día se producía una fuga, sería muy complicado para cualquier equipo el controlarla.
En esas que el mejor equipo, y el más combativo de aquel Tour, la ONCE de Zülle y Jalabert fue metiendo corredores en todos y cada uno de los saltos que se producían del pelotón. Hasta que en el kilómetro 24 se consolidó el salto que realizó Jaja, acompañado por Bottaro, del todopoderoso Gewiss del médico Michele Ferrari. A dicho dúo, pocos kilómetros después se unió el también ONCE, Melchor Mauri, consolidando de esta forma la escapada, rozando una ventaja de casi 3 minutos cuando aún no iban ni 40 kilómetros de etapa.
Por detrás se fueron produciendo diversos contraataques y en uno de ellos se marcharon del pelotón Massimo Podenzana (Brescialat), Andrea Peron (Motorola) y Neil Stephens (ONCE), consiguiendo enlazar con el trío de cabeza en el km 75, momento en el que la renta ya llegaba a los 3´45". Con tres ONCE en la cabeza de carrera la ventaja fue aumentando hasta alcanzar una máxima renta de 10´40" allá por el kilómetro 129 de la etapa. Con esa diferencia era Jalabert líder virtual de la carrera y el equipo Banesto no sabía cómo salir de la trampa en la en que los hombres de Manolo Saiz les habían hecho caer. El Tour de Francia estaba ardiendo.
Fue en ese momento, cuando se alcanzó la máxima ventaja de la fuga cuando los directores del Banesto comenzaron a buscar alianzas con el resto de los equipos. El director del Gewiss, Bombini, les dijo que hasta que tenían corredor en la fuga, Bottaro, y que hasta que la fuga no fuera seguro que llegaba a meta, no ayudarían, aún a pesar de que momentáneamente estuviera echando del podio Jalabart a Riis. Transcurrieron así varios kilómetros, hasta que por fin los Gewiss comenzaron a tirar del pelotón, al tiempo que Bottaro dejaba de colaborar en la fuga, para reservar fuerzas. Pero el Gewiss no fue el único equipo que tiró del pelotón, junto a Banesto, sino que muchos corredores tiraron de forma desinteresada, ya que era Indurain a quien estaba perjudicando esta fuga. Y es que con la forma de ser y de ganar del navarro, se había ganado muchos amigos en el pelotón, y era este el momento en el que ellos le iban a tender su mano para ayudarle.
Tiraba del pelotón gente del MG, del Kelme, todo el Gewiss, el Banesto... y por delante dejaban de relevar Pondezana y Perón, dejando todo el peso de la fuga a Melchor Mauri, puesto que Jalabert no relevaba. Esta actitud de los otros directores sentó fatal a Manolo Saiz, que lo calificó de mercenariato.
Al llegar al pueblo de Mende, antes del ascenso al velódromo, la fuga contaba con casi 7 minutos de ventaja, gracias a Stephens y sobre todo a Mauri, los 2 ONCE que se habían quedado ya descolgados de la fuga. Quedaban de esta forma tan solo 3 kilómetros, de ascensión al velódromo, para concluir la etapa.
Jalabert lanzó un primer ataque y automáticamente se quedó en solitario en cabeza de carrera, para lograr una magnífica victoria. Por detrás, por su parte, se sucedían los ataques, por orden, de Pantani, Zülle y posteriormente y a ritmo, de Indurain que se llevó a su rueda a Riis.
Jalabert había reventado el Tour, y aunque no había conseguido más que ser el líder provisional durante muchos kilómetros, consiguió en meta unas rentas de casi 6 minutos con respecto a sus más directos rivales de la general; Indurain, Zülle y Riis respectivamente, adelantando además en la general a este último y colándose en el podio, a falta todavía de 8 etapas para el final de la carrera.
Desde la ONCE habían puesto en jaque todo el Tour, pero aunque no se habían llevado el premio gordo del maillot amarillo, habían podido disfrutar en el día grande de Francia de un espectáculo sin paliativos, en el que Jalabert entró en el corazón de los franceses (hasta entonces coto privado de Virenque) y Manolo Saiz se destapó como un gran estratega que disputó de tú a tú un Tour al mejor Indurain que se vio jamás en las carreteras.
Saludos a todos!!
Gran descripcion de una bonita etapa, pero discrepo con que Manolo Saiz sea un gran estratega. Diselo a Isidro Nozal, al que, con todo de cara, le hizo perder una vuelta. Un saludo.
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