Albert Bourlon nació en Sancergues, en el departamento de Cher, un frío mes de noviembre de 1916. Su familia era modesta y tuvo que ser criado por su abuela. Desde muy joven, Albert hubo de ponerse a trabajar, para poder llevar el pan a casa. Su primer oficio fue el de pastor y también trabajó en las granjas de la zona. Pero esos oficios no eran suficientes, por lo que decidió marchar a París a comienzos de los años 30. Allí en París tuvo fortuna y consiguió un trabajo en la fábrica de Renault, en Boulogne. En ese puesto de trabajo permaneció hasta que la bicicleta se cruzó en su camino.
Desde que consiguió su primera bicicleta, a la edad de 17 años, apuntó grandes maneras. Esto le llevó a convertirse en ciclista profesional, muy joven, a finales del año 1936. Sus primeros años como profesional fueron bastante aceptables, incluida una 35ª posición final en el primer Tour en que venció Bartali, en 1938. Bourlon era una de las grandes promesas francesas, pero como le sucedió a otra tanta gente, la guerra se cruzó en su camino.
Antes de finalizar el año 1939, tal como sucediera con muchos jóvenes, Albert Bourlon fue movilizado al ejército nacional. Con la debacle francesa ante el ejército nazi, Bourlon sería capturado el 23 de mayo de 1940, y enviado a Stalag, en Polonia.
De Stalag se intentó fugar en varias ocasión. En la primera fracasó, lo que le supuso ser internado en un cuartel disciplinario. En 1943 fue enviado a trabajar en la estación de tren, lo que otorgaba una oportunidad magnífica para colarse en alguno de los trenes de repatriados y fugarse. Hubiera logrado su propósito de no ser por la denuncia de un oficial francés.
Había fallado dos veces en su intento de fuga, pero se conjuro para que no hubiese un tercer fallo. La tercera tentativa fue con una identidad falsa, consiguiendo, esta vez sí, alcanzar su propósito. De Polonia marchó a través de varios países: Ucrania, Eslovaquia y Hungría, hasta que finalmente llegó, a comienzos de noviembre de 1943, a la capital de Rumanía, Bucarest, en donde se vio obligado a cruzar a nado el mayor de los afluentes del Danubio, el Tisza, congelado en esos momentos del año.
Bourlon permaneció en Rumanía hasta 1944, en donde, incluso, llegó a correr bajo los colores del Viforul Dacia y ganar la carrera más popular del país, la Bucarest-Ploiesti-Bucarest. Hasta febrero de 1945 no volvería a su país, repatriado por los estadounidenses. Una vez en su país, sería contratado por el conjunto Mercier-A. Leducq.
Antes de finalizar el año 1939, tal como sucediera con muchos jóvenes, Albert Bourlon fue movilizado al ejército nacional. Con la debacle francesa ante el ejército nazi, Bourlon sería capturado el 23 de mayo de 1940, y enviado a Stalag, en Polonia.
De Stalag se intentó fugar en varias ocasión. En la primera fracasó, lo que le supuso ser internado en un cuartel disciplinario. En 1943 fue enviado a trabajar en la estación de tren, lo que otorgaba una oportunidad magnífica para colarse en alguno de los trenes de repatriados y fugarse. Hubiera logrado su propósito de no ser por la denuncia de un oficial francés.
Había fallado dos veces en su intento de fuga, pero se conjuro para que no hubiese un tercer fallo. La tercera tentativa fue con una identidad falsa, consiguiendo, esta vez sí, alcanzar su propósito. De Polonia marchó a través de varios países: Ucrania, Eslovaquia y Hungría, hasta que finalmente llegó, a comienzos de noviembre de 1943, a la capital de Rumanía, Bucarest, en donde se vio obligado a cruzar a nado el mayor de los afluentes del Danubio, el Tisza, congelado en esos momentos del año.
Bourlon permaneció en Rumanía hasta 1944, en donde, incluso, llegó a correr bajo los colores del Viforul Dacia y ganar la carrera más popular del país, la Bucarest-Ploiesti-Bucarest. Hasta febrero de 1945 no volvería a su país, repatriado por los estadounidenses. Una vez en su país, sería contratado por el conjunto Mercier-A. Leducq.
Vuelve el Tour de Francia
En 1947 hacía sólo dos años que había concluido el mayor conflicto bélico de la historia. En Europa, tras esos dos años, la gente seguía teniendo hambre, las carreteras estaban llenas de baches, multitud de edificios aún no habían sido reconstruidos y las personas carecían de casi todo lo que habían tenido antes de la guerra.
Para tratar de combatir la tristeza y la pobreza que asolaba al país, se hizo renacer la carrera más grande del calendario, el Tour de Francia, después de un paréntesis obligado de ocho años. El Tour, está vez, no podrá ser organizado por el diario L´Auto, ya que este fue acusado de colaboracionismo con los ocupantes alemanes durante la guerra y desapareció. Tampoco estará Henri Desgrange, el director de la carrera, debido a su fallecimiento en 1940. En lugar de L´Auto habrá un nuevo diario, llamado L´Equipe, y en el de Desgrange se encontrará Jacques Goddet.
Para tratar de combatir la tristeza y la pobreza que asolaba al país, se hizo renacer la carrera más grande del calendario, el Tour de Francia, después de un paréntesis obligado de ocho años. El Tour, está vez, no podrá ser organizado por el diario L´Auto, ya que este fue acusado de colaboracionismo con los ocupantes alemanes durante la guerra y desapareció. Tampoco estará Henri Desgrange, el director de la carrera, debido a su fallecimiento en 1940. En lugar de L´Auto habrá un nuevo diario, llamado L´Equipe, y en el de Desgrange se encontrará Jacques Goddet.
El 25 de junio sería el día que iba a renacer la carrera. Aquel día del renacimiento de la Grande Bouclé, tomarían la salida 100 corredores, de los cuales, apenas 13 habían participado con anterioridad en la ronda francesa. La carrera concluiría, con un final bastante sorprendente, el 20 de julio. Completarían el recorrido 53 de los 100 participantes iniciales.
Carcasona-Luchon
El viernes 11 de julio, iba a tener lugar la disputa de la decimocuarta etapa de la carrera, que uniría Carcasona y Luchon, a través de 253 kilómetros. Dicha etapa comenzó bajo un sol abrasador, lo cual sin duda afectó a los corredores, que iniciaron la etapa con mucha calma. Todos los corredores menos uno, Albert Bourlon, que se escapó casi desde que dieron la señal de salida en Carcasona. En la general se encontraba a casi dos horas del líder, René Vietto, por lo que su fuga no incomodó a nadie. Bourlon no buscaba un vuelco en la general, simplemente buscaba hacerse con los premios en metálico que había en los puntos intermedios, situados en la primera parte de la etapa.
En Limoux, a la altura del kilómetro 23 de la etapa, la ventaja con la que contaba ya era de aproximadamente siete minutos. Eso demostraba la tranquilidad con la que se estaban tomando las cosas por detrás, en el pelotón, y la seriedad que estaba mostrando el corredor francés. Los compañeros de su equipo habían ayudado a consolidar esa fuga, poniendo un ritmo bastante suave en el pelotón.
En la cima del Col de Port la ventaja aumentaría considerablemente, hasta llegar a los 16 minutos. En esa ascensión tuvo lugar el único punto que pudo haber tirado por tierra la gran escapada de Bourlon, ya que se produjeron movimientos en el pelotón, pero estos movimientos fueron perfectamente controlados durante el descenso del puerto, y ahí se acabaron las tentativas por neutralizar al valiente corredor galo.
La ventaja a cada kilómetro que transcurría iba siendo mayor, alcanzando la media hora en algunos momentos. A medio camino de la etapa, en Tarascon, la renta iba a ser de 28 minutos, pero a partir de ahí, el antiguo prisionero de guerra se iría desinflando muy poco a poco.
A la meta de Luchon, Bourlon llegaría con 16 minutos y 20 segundos de ventaja con respecto al segundo corredor clasificado del día, el belga Callens. El tercero sería el italiano Cottur, que se retrasaría en meta otros once segundos. El grueso del pelotón, por su parte, llegaría encabezado a meta por Jean Robic, perdiendo un tiempo de 22 minutos y medio con el ganador del día. Un valiente ganador que al final se había hecho con unos cien mil francos en premios, lo que significaba que el premio en metálico que se llevaría de aquel día, iba a doblar su salario mensual.
Albert Boulon acaba de culminar una hazaña histórica, un récord que aún a día de hoy sigue en pie, y que los corredores futuros tendrán muy difícil superar. Había completado 253 kilómetros de fuga en solitario. Esta ha sido, desde aquel momento, la mayor fuga en solitario culminada con victoria desde la Segunda Guerra Mundial, un hito que parece que no será superado. Llegó con tiempo de sobra para recriminar a los jueces que dos días antes de aquella etapa se olvidaran de él en la clasificación, y por lo tanto hubiese sido excluido de la carrera. Tuvo que hacer una reclamación para ser readmitido en la carrera. Evidentemente, visto su heróico ataque de Luchon, fue readmitido. Ese hecho de haberse olvidado los jueces de él hacía apenas un par de etapas, le llevó a, una vez culminada su fuga, dirigirse a los comisarios, preguntándoles si en esta ocasión le habían visto bien.
El 11 de julio de 1947 había llegado la gloria para un corredor de 30 años que antes de la guerra era una gran promesa y que para aquel Tour de 1947 no había tenido hueco en el primer equipo francés, encontrando acomodo en uno de los equipos filiales. Después de aquel histórico día se había convertido en una leyenda.
En Limoux, a la altura del kilómetro 23 de la etapa, la ventaja con la que contaba ya era de aproximadamente siete minutos. Eso demostraba la tranquilidad con la que se estaban tomando las cosas por detrás, en el pelotón, y la seriedad que estaba mostrando el corredor francés. Los compañeros de su equipo habían ayudado a consolidar esa fuga, poniendo un ritmo bastante suave en el pelotón.
En la cima del Col de Port la ventaja aumentaría considerablemente, hasta llegar a los 16 minutos. En esa ascensión tuvo lugar el único punto que pudo haber tirado por tierra la gran escapada de Bourlon, ya que se produjeron movimientos en el pelotón, pero estos movimientos fueron perfectamente controlados durante el descenso del puerto, y ahí se acabaron las tentativas por neutralizar al valiente corredor galo.
La ventaja a cada kilómetro que transcurría iba siendo mayor, alcanzando la media hora en algunos momentos. A medio camino de la etapa, en Tarascon, la renta iba a ser de 28 minutos, pero a partir de ahí, el antiguo prisionero de guerra se iría desinflando muy poco a poco.
A la meta de Luchon, Bourlon llegaría con 16 minutos y 20 segundos de ventaja con respecto al segundo corredor clasificado del día, el belga Callens. El tercero sería el italiano Cottur, que se retrasaría en meta otros once segundos. El grueso del pelotón, por su parte, llegaría encabezado a meta por Jean Robic, perdiendo un tiempo de 22 minutos y medio con el ganador del día. Un valiente ganador que al final se había hecho con unos cien mil francos en premios, lo que significaba que el premio en metálico que se llevaría de aquel día, iba a doblar su salario mensual.
Albert Boulon acaba de culminar una hazaña histórica, un récord que aún a día de hoy sigue en pie, y que los corredores futuros tendrán muy difícil superar. Había completado 253 kilómetros de fuga en solitario. Esta ha sido, desde aquel momento, la mayor fuga en solitario culminada con victoria desde la Segunda Guerra Mundial, un hito que parece que no será superado. Llegó con tiempo de sobra para recriminar a los jueces que dos días antes de aquella etapa se olvidaran de él en la clasificación, y por lo tanto hubiese sido excluido de la carrera. Tuvo que hacer una reclamación para ser readmitido en la carrera. Evidentemente, visto su heróico ataque de Luchon, fue readmitido. Ese hecho de haberse olvidado los jueces de él hacía apenas un par de etapas, le llevó a, una vez culminada su fuga, dirigirse a los comisarios, preguntándoles si en esta ocasión le habían visto bien.
El 11 de julio de 1947 había llegado la gloria para un corredor de 30 años que antes de la guerra era una gran promesa y que para aquel Tour de 1947 no había tenido hueco en el primer equipo francés, encontrando acomodo en uno de los equipos filiales. Después de aquel histórico día se había convertido en una leyenda.
El ciclista en vida de mayor edad del Tour
Con la muerte de Pierre Cogan, el 5 de enero del presente año, añadió, además, otro récord a su lista de méritos. Ese nuevo récord será efímero, pues de todos los corredores que han participado en el Tour, él es el más anciano de todos los que viven en la actualidad. Un logro que el tiempo le quitará. Mientras, el otro récord, el de la fuga culminada más larga tras la guerra, quizás le pertenezca para siempre.
Clasificación 14ª etapa. Carcassone-Luchon
1- Albert Bourlon (Francia Central Sur-Oeste) 8 horas 10 minutos 11 segundos
2- Norbert Callens (Bélgica) a 16´ 20´´
3- Giordano Cottur (Italia) a 16´ 31´´
4- Giuseppe Tacca (Italia) a 18´ 52´´
5- Jean-Marie Goasmat (Francia Oeste) a 18´ 54´´
6- Jean Robic (Francia Oeste) a 22´ 32´´
7- Lucien Teisseire (Francia) m.t.
8- Paul Giguet (Francia Sur-Este) m.t.
9- Gottfried Weilenmann (Suiza-Luxemburgo) m.t.
10- Marius Bonnet (Francia Sur-Este) m.t.
Clasificación general
1- René Vietto (Francia) 101 horas 2 minutos 43 segundos
2- Fermo Camellini (Holanda) a 2´ 11´´
3- Pierre Brambilla (Italia) a 3´ 4´´
4- Aldo Ronconi (Italia) a 3´ 25´´
5- Édouard Fachleitner (Francia) a 6´ 16´´
6- Jean Robic (Francia Oeste) a 23´ 21´´
7- Raymond Impanis (Bélgica) a 35´ 39´´
8- Giordano Cottur (Italia) a 1 h. 1´ 17´´
9- Jean-Marie Goasmat (Francia Oeste) 1 h. 1´ 22´´
10- Jean-Apo Lazaridès (Francia Sur-Este) a 1 h. 6´ 15´´
Saludos a todos!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario