lunes, 30 de mayo de 2011

Roger Rivière

Hoy os voy a hablar de un ciclista francés del cual es muy complicado conseguir algo de información, más allá de la lesión que truncó su carrera deportiva y sus fechas de nacimiento y muerte. Ese ciclista francés no era otro que Roger Rivière, un corredor que comenzaba su carrera a finales de los años 50 del siglo pasado. Para los franceses, en comparación, era como para los españoles Mariano Rojas.
 
Roger nació el mismo año que aquí comenzó la Guerra Civil, en 1936. En los primeros años de su carrera deportiva, a partir de que cumplió los 20 años, obtuvo varios campeonatos del mundo en persecución, récords del mundo y también victorias tanto en Tour de Francia como en la Vuelta a España. Era, sin lugar a dudas, el mayor talento francés sobre las 2 ruedas, incluso por encima del posteriormente primer quíntuple vencedor de la ronda gala, Jacques Anquetil.

Y la gran oportunidad para Roger se iba a presentar en el Tour de Francia de 1960, en el cual no iba a participar el reciente ganador del Giro, Anquetil, posiblemente el gran favorito si hubiera corrido. No comenzó mal el Tour para el joven Roger (24 años recién cumplidos), puesto que batió su marca del año anterior, consiguiendo la victoria en 3 etapas (el año anterior fueron 2). Pero tuvo un problema con el portador del amarillo desde casi el comienzo de la carrera, su compañero de equipo Anglade. Anglade era el portador de ese maillot hasta que Roger realizó un ataque suicida, que condenó a su compañero de equipo y que dio el liderazgo a Adrianssens, con victoria de etapa para Rivière. El pelotón llegó a unos 14 minutos del los escapados, con Roger a la cabeza de estos.
 
Con esto, el equipo francés estaba destrozado internamente, pero gracias a la maestría de Marcel Bobot prácticamente no trascendió a la prensa, la cual estaba dividida a medias entre el veterano Anglade o el joven Rivière.
 
Roger, en la etapa del Aubisque, aun a pesar de desfallecer, consigue salvarla cediendo solo un minuto. En dicha etapa se puso líder el italiano Nencini. El teórico drama francés por la división interna, se tornaba en alegría. El Tour estaba al alcance de Roger, a menos de 2 minutos del líder.
 
Pero al día siguiente del día de descanso, en un 10 de julio, la tragedia volvió a acompañar a un ciclista en la ronda gala. Era la etapa que acercaba a los corredores a Avignon. Ante cualquier intento de ataque de Roger, Nencini salía pegado a su rueda. No quería dejarle escapar, puesto que consideraba que era su único rival por la general final. En esas que llegaron al descenso de un puerto casi sin importancia, el col de Perjuret.
 
Nencini había coronado en cuarto lugar, seguido de Roger, cuando el italiano se lanzó en el descenso. Era conocido como uno de los mejores bajadores del pelotón. Roger intentó no quedarse descolgado del italiano cuando en una curva su pedal golpeó con un pequeño muro y salió despedido, cayendo pendiente abajo.
 
Un compañero suyo, Rostollan, que vio el accidente, levantó rápidamente los brazos, intentando llamar la atención de la gente y del director. Todos empezaron a buscarle, pero no aparecía, aunque si su bici. Tras unos minutos de búsqueda le encontraron. Estaba inmóvil en el suelo. Acababa de fracturarse la espalda, y con ello se había acabado su carrera deportiva.

En sus bolsillos los médicos encontraron analgésicos, al igual que en su cuerpo. Pero Roger culpó a su mecánico y sus frenos, que dijo que no funcionaron. Estos estaban en perfecto estado. Posteriormente dijo que se metió aceite en sus llantas. Más tarde vendió la historia de su consumo de drogas a un periódico, admitiendo que había tomado palfium durante el ascenso de la Perjuret, un analgésico que podría haber afectado tanto a sus reflejos y como a su juicio.

En 1961 se publicó un articulo de un amigo y dietista de Rivière, Brobecker, en que se confirmaba la teoría de que Roger se adormeció con esos calmantes, por lo que al intentar dar al freno, no lo consiguió como debiera.

Roger jamás recupero la movilidad en sus extremidades, viviendo el resto de su vida en una silla de ruedas. Abrió un restaurante, el cual fracasó. Abrió también un garaje, tras ese fracaso, y también un campamento de vacaciones, también de escaso éxito. Roger murió el 1 de abril de 1976, como consecuencia de un cáncer de laringe, cuando llevaba casi 16 años postrado en una silla de ruedas.


Saludos a todos!!

viernes, 20 de mayo de 2011

Montpon-Ménestérol-Limoges 1995

Transcurría la etapa número 18 del Tour de Francia de 1995, en un 21 de julio. Hacía tan solo 3 días desde que el corredor del Motorola, Fabio Casartelli había perdido la vida bajando el Portet d´Aspet, en la etapa de Cauterets.
 
La etapa siguiente, la de Pau, había sido neutralizada y sus compañeros de equipo, con Frankie Andreu a la cabeza de la etapa y cruzaron en primer lugar la línea de meta, en forma de homenaje hacia el campeón olímpico de 1992, que tenía tan solo 24 años y era padre de un joven niño.
 
Pero el pelotón ya había concedido un día como homenaje, al siguiente de la muerte, y ahora debían proseguir su camino, esta vez, en la etapa 18, camino de Limoges. Al comenzar la etapa el grupo ONCE había intentado dinamitar, de nuevo, la carrera en ese Tour, para hacerle perder el maillot jaune a Indurain. Ese intento de fuga de los integrantes de la ONCE (Zülle no se movió) no fue fructífero, y unos kilómetros más adelante se formó la fuga buena del día. Esta estaba compuesta por Ferrigato, Ekimov, Sciandri, Lelli, Tafi, Dufoux, Bruynell o Armstrong, entre otros corredores de renombre del pelotón.
 
Lance era compañero esa temporada de Casartelli en el Motorola, y se había metido en la fuga simplemente porque el corredor italiano, antes de empezar la carrera, había marcado en rojo en su libro de ruta esta etapa como objetivo a conseguir durante la carrera. Armstrong se metió en la fuga para intentar ganar la etapa, y de esa forma darle el mejor homenaje posible a su compañero de equipo. Pero esta vez el pelotón no iba a regalar nada, si quería obtener la victoria tendría que sudar mucho, y más aún con los compañeros de fuga que tenía.
 
A las 16.35 exactamente fue cuando, a unos 15 kilómetros de meta, Lance lanzó un ataque lleno de potencia y de rabia, con una cadencia de pedaleo que luego sería habitual en él. Ese ataque le dejó solo en cabeza en esos últimos kilómetros. Por detrás, sus compañeros de la fuga no podían hacer otra cosa, sino perseguirlo. Lance marchaba a por la victoria, no por la suya, si no la de su compañero, y ya no lo iban a detener. Llegó a contar con una renta aproximada de un minuto de ventaja, mientras los perseguidores se habían fragmentado y no se entendían en su persecución.
 
Y fue entonces cuando, tras casi 4 horas sobre la bicicleta, Armstrong llegaba al último kilómetro, con posibilidades de saborear del éxito por la etapa y de dedicárselo a su compañero.
 
En los últimos metros, antes de llegar a meta, Lance Armstrong miró hacia atrás un par de veces, y cuando estuvo seguro de que ya no le cogerían, levantó un brazo con el dedo índice señalando hacia el cielo. Le estaba dedicando el triunfo a su compañero de equipo. Luego levantó los dos brazos, y entró por la línea de meta levantado ambos brazos y besando hacia el cielo. De esta forma Motorola le regalaba otro triunfo a Casartelli, pero este ganado en la carretera, a base de coraje, de fuerza, de clase.


Las imágenes de la entrada creo que lo dicen todo y que hablan de la emoción que pudo sentir el americano en esos momentos. Creo, sinceramente, que Lance debe ser alabado por este momento, y no recordado por cosas como la que hoy publican de él en la prensa, acerca de comentarios de ex compañeros suyos, como Hamilton o Landis.



Saludos a todos!!

sábado, 14 de mayo de 2011

Mariano Rojas

Hoy en el blog no os voy a hablar de ninguna etapa mítica, ni del Tour, ni del Giro, ni de la Vuelta, ni de ningún monumento. Hoy os voy a hablar de la que muchos especialistas han dicho que era la mayor promesa del ciclismo español tras Miguel Indurain, coincidiendo justo en el ocaso del campeón navarro. Digo que era, porque lamentablemente un terrible accidente acabó con su vida y con su progresión en el ciclismo. Os voy a hablar del hermano de José Joaquín Rojas, que corre en el Team Movistar de Unzué.
 
Mariano Rojas nació en la misma localidad que Camacho, en Cieza, Murcia, allá por el año 1974, el del último Tour del caníbal Merckx. Como casi todos los que terminan siendo deportistas, siempre estuvo ligado al mundo del deporte, practicando desde muy pequeño deportes como el voley o el futbol, hasta que finalmente se dio cuenta que su deporte era el de las dos ruedas.
 
Ángel Guardiola fue su primer preparador, en la escuela de ciclismo de su pueblo, y vio en él a un corredor con una gran fortaleza física.
Muy pronto se dio cuenta de que tenía un gran futuro y desde la categoría de cadete consiguió sus primeros triunfos, allá por 1989 o 1990, como el Trofeo Interclubs que se disputó en una localidad próxima a la suya, Molina de Segura.
 
Al año siguiente, por razones de edad, pasó a juveniles. Formó parte del equipo Creamar del Club Ciclista Molinense. Consiguió numerosas victorias ese año, aparte del campeonato regional. Pero realmente un hito de esa temporada hizo que su nombre comenzase a sonar con mucha fuerza. Ese hito fue su 8º puesto en el campeonato de España de fondo en carretera.
 
Con nada más y nada menos que estas credenciales, Mariano dio el salto al ciclismo amateur. Lo hizo en el equipo Gres de Nules, siendo sus directores Pérez Moya y Montoya. Fue estando en este equipo, en 1993, cuando consiguió un gran número de victorias, más de una decena. Pero fue precisamente en una no victoria donde le echó el ojo Manolo Saiz. Fue en el Circuito Montañés, en donde finalizó en tercera posición. Manolo, quien era director de la ONCE, le propuso entonces el firmar por su equipo y dar el salto a profesionales. Mariano no se lo pensó mucho y antes de cumplir 20 años, ya pertenecía al pelotón profesional.
 
Fue al año siguiente por lo tanto, en 1994, cuando pasó a formar parte del pelotón profesional. Hizo buenas actuaciones, como en la Vuelta a Murcia, donde siempre que participó terminó entre los 10 primeros, o en el Campeonato de España, donde concluyó en la posición 25. Este fue un primer año de contacto con el profesionalismo, con tan solo 20 años, y lo había pasado con nota. Pero sin duda alguna su gran año fue el siguiente, 1995.

Fue en ese 1995 cuando participaría por primera, y única vez, en el Tour de Francia. Era el ciclista más joven de los participantes de la ronda gala. La idea inicial de su director en la ONCE, Manolo Saiz, era que tan solo solo participase en las 10 primeras etapas, para que tuviese contacto de verdad con el nivel más alto del ciclismo. No hay que olvidar que ese año la ONCE fue con diferencia el equipo más potente del Tour, con Zülle 2º, Jalabert 4º y Mauri 6º en la general final. Pero Manolo tuvo que cambiar de opinión, puesto que las ganas y arrojo, sumado a la fuerza de Rojas, le obligaron a cambiar esa opinión inicial y le dejase seguir adelante.
 
Se encontraba colocado entre los 10 primeros de la general del Tour cuando llegaron a la etapa en que se subía el Tourmalet, y fue precisamente en una de sus laderas en el descenso donde se acabó el sueño de Rojas en ese Tour. Se cayó y se rompió la clavícula, por lo que tuvo que abandonar la carrera. Aun a pesar de no haber terminado la carrera, fue reconocido con el premio al mejor deportista de la Región de Murcia en ese mismo año, 1995.
 
Pudo comenzar la temporada de 1996 totalmente recuperado de su lesión del año anterior, y la comenzó con varios puesto de honor en las clasificaciones finales de Mallorca o la París-Niza. Pero como si fuera un presagio de lo que sucedería un mes después, tuvo otra caída, esta vez en la Dauphine Libéré, que le hizo frenar la progresión que había mantenido durante todo ese inicio de temporada.
 
Una vez recuperado de esta nueva lesión, un viernes 21 de junio de ese 1996, Mariano se dispuso a acudir a la disputa del Campeonato de España. Su Renault 21 se salió en una curva, teniendo un accidente muy grave. El coche quedó totalmente destrozado, dejándole a él muy grave. Dos días más tarde moría en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, debido a una insuficiencia respiratoria. Tenía apenas 22 años recién cumplidos (el 12 de junio), y en esa curva se acaban sus sueños, los de ese gran ciclista que prometía ser y ya estaba siendo.
 
Y se rompieron esos sueños en un momento crítico, más si cabe, para el ciclismo español, ya que ese año fue la primera no victoria de Indurain en el Tour, y había que buscarle un sucesor digno en nuestro ciclismo. Mariano Rojas, sin duda, lo habría sido, pero un maldito accidente de trafico acabó con esas ilusiones.


Saludos a todos, y pido perdón por no poner ningún vídeo suyo, pero no lo he encontrado, ni yo tampoco tengo ninguno!!

domingo, 8 de mayo de 2011

Le Grand Bornard - La Plagne 1995

Hoy vuelvo a retomar la narración de otra etapa protagonizada por Miguel Indurain. En esta ocasión se trata de la 9ª etapa del Tour de 1995, la que finalizaba en La Plagne. La anterior etapa había sido la de la CRI de Seraing, la cual había concluido con la victoria del navarro por tan solo 12 segundos con respecto al danés que le sucedería, Bjarne Riis, y ya más distanciados el resto de sus rivales, puesto que solo el danés fue capaz de aguantarle el pulso durante la CRI. En dicha etapa, el a priori líder del equipo español ONCE, el suizo Zülle, había perdido unos 3 minutos, lo que le situaba muy lejos en la general con respecto al líder Indurain. Esa distancia en la clasificación era la cual obligaba a atacar al suizo si quería obtener algún éxito en dicha carrera. Y eso fue precisamente lo que hizo en esta 9ª etapa, la de La Plagne.
 
Durante la disputa de esa corta etapa, de tan solo 160 km. y en vísperas de la etapa de Alpe D´Huez, se produjo un hecho insólito y muy sorprendente. En los primeros kilómetros de la etapa bajaba al coche Alex Zülle para recibir alguna indicación de su director, Manolo Saiz, junto con algún otro compañero. Hasta ahí todo normal, puesto que todavía no había pinganillos. Manolo estaría hablando con uno de sus ciclistas, al que indicó que atacase en ese momento, cuando Zülle entendió que esa orden iba dirigida a él, por lo que atacó a todavía bastante distancia de meta. Se formó un pequeño grupo que fue cogiendo bastante distancia, llegando a contar con más de 5 minutos de renta con respecto al pelotón, lo que convertía al suizo en líder virtual de la carrera.
 
Por su parte el líder navarro no se ponía nervioso y dejaba hacer al suizo, manteniendo a raya a Riis, el cual demostró el día anterior estar muy bien. Puso su equipo a controlar la distancia para que no se marchase mucho en la general antes de la última subida del día, a La Plagne.
 
Llegaron a pie de puerto los fugados con aproximadamente 4´30´´ de ventaja, la cual aumentó, ya en solitario el suizo, hasta los 4´56´´ en los primeros kilómetros de ascensión. Fue entonces cuando aceleró Indurain leventemente el ritmo del pelotón, poniéndolos en fila de 1. Ese cambio de ritmo que estaba protagonizando Indurain recordaba al que realizó justo un año atrás, en Hautacam.
 
En ese momento marchaban a su rueda los Leblanc, Escartín, Rominger, Riis, Gotti... a su rueda, hasta que Vicente Aparicio pudo marcarle el ritmo a Miguel. Cuanto ya no pudo más Aparicio fue cuando cambio ese ritmo Indurain, y en menos de un kilómetro no solo había estirado completamente al pelotón de favoritos, sino que ya se había marchado por delante de todos ellos, en su particular persecución a Zülle.
 
Pocos metros más adelante cogió al ruso Tonkov, que iba con unos metros de ventaja, y sorprende la forma en la que asfixia Miguel a Tonkov, en tan solo unos 400 metros, que es lo que puede seguirle el ruso la rueda al navarro.
 
Ya era segundo de la etapa Miguel, tras Zülle, y en la persecución de ambos marchaban todos los hombres de la general, manteniendo las distancias con el suizo, y perdiendo un mundo con el navarro, que fue el único capaz de recortar tiempo al suizo.
 
Si intentáis encontrar algún vídeo con la subida completa, os aviso que es imposible conseguirlo, porque las imágenes que encontraréis por internet se cortan a 10 km. de meta, pero os diré que en esos 10 km. que no se muestran Miguel no hizo si no recortar tiempo a Zülle, siendo la ventaja de este (ganador) con respecto a Indurain (2º) en meta de nada más que 2 minutos, cuando en el momento en que se cortan las imágenes cuenta con una renta de más de 4 minutos. Indurain por su parte sentenció aquel día su 5º Tour, aventajando en meta a Tonkov, Gotti y Pantani en más de 2 minutos, Rominger o Chiapucci perdieron aquel Tour, dejándose más de 4 minutos, y su, a priori tras la jornada del día anterior, Riis, se dejó en meta más de 5 minutos.

Esta etapa la pongo de ejemplo a todo aquel que diga que Indurain no sabía subir, que simplemente arrasaba, que lo hacía, en las Cronos, y luego se limitaba a defenderse en la montaña.




Saludos a todos!!