sábado, 2 de septiembre de 2023

Fernando Sanz, un Borbón bastardo con medalla olímpica


Archivo:Fernand Sanz, deuxième du Grand Prix de Paris amateurs en 1902.jpgEn mayo de 1900 iban a dar comienzo los segundos Juegos Olímpicos de la era moderna, los que se iban a celebrar en París, y cuya celebración se iba a prolongar hasta el mes de octubre, en el marco de la Exposición Universal que se celebró en la misma localidad a lo largo de ese 1900.

A estas segundas olimpiadas de la historia moderna España no envió una delegación como tal, ya que ni siquiera existía un Comité Olímpico, lo que no impidió que varios deportistas del país acudiesen a Francia. Entre los representantes españoles se iban a encontrar el pelotari vasco José de Amezola y el madrileño Francisco Villota, quienes fueron los que iniciaron el medallero olímpico español con su oro en cesta punta por parejas (la única pareja rival, los vasco-franceses Durquetty y Etchegaray, se retiraron antes de disputar el partido, logrando consiguientemente el oro los españoles). También fueron partícipes en los Juegos Mauricio Álvarez de las Asturias (duque de Gor y primer olímpico español), Luis Antonio Santiago de Cuadra (marqués de Guadalmina), Juan Camps, José Fórmica, Ricardo Margarit, Antonio Vela y Orestes Quintana.

Estos 9 hombres fueron, oficialmente, los representantes de España en los Juegos. Sin embargo,y debido a que la organización fue bastante caótica, se puede dar el hecho que España constase con un mayor número de representantes durante esos meses de 1900. De entre esos posibles españoles que compitieron en París hay un hombre que destaca por encima del resto. No por sus hazañas, puesto que los hubo mejores que él, sino por sus orígenes.

Fernando Sanz, hijo de rey
De entre los 997 participantes oficiales de los Juegos Olímpicos de París, destacamos la historia de un supuesto representante español que compitió bajo bandera y nombre francés, Fernand Sanz -con lo que España jamás podrá reclamar su medalla como española y no francesa-, pero especialistas, como la publicación Memoire du Ciclisme, identifica a este Fernand Sanz como Fernando Sanz y Martínez de Arizala, y es aquí donde comienza la controversia por sus orígenes.

Fernando Sanz era hijo ilegítimo del monarca Alfonso XII y de la cantante de ópera castellonense Elena Sanz.
El citado Fernando Sanz había nacido en Madrid el 28 de febrero de 1881, siendo hijo de una bellísima cantante de ópera castellonense, Elena Sanz (Elena Armanda Nicolasa Sanz y Martínez de Arizala). Hasta ahí nada anómalo, ya que nada impedía a una cantante convertirse en madre. Lo peculiar de la historia lo vamos a encontrar en el padre de la criatura. De hecho, padre de las criaturas, puesto que Fernando iba a ser el menor de los dos hijos de Elena y este personaje.

Y es que el padre de Fernando no iba a ser otro que el joven monarca español, Alfonso XII, quien tras la muerte de su primera esposa, María de las Mercedes de Orleans, se enamoró perdidamente de la señalada cantante, convirtiéndola en su pareja, e incluso llegó a retirarla de los escenarios y la asignó una pensión vitalicia. Pero por sus orígenes, no era de sangre azul, no podría ser nunca más que la querida del monarca. La segunda esposa del monarca sería María Cristina de Habsburgo-Lorena.
 
A pesar de la imposibilidad del matrimonio, fruto de esta relación entre Alfonso y Elena iba a nacer en 1880 Alfonso. Aunque iba a nacer poco después de las segundas nupcias del monarca español, Alfonso -al igual que su futuro hermano Fernando- jamás iba a ser reconocido oficialmente como hijo de Alfonso, por lo que jamás recaerían en él los derechos dinásticos (Alfonso XIII no nace hasta 1886, ya con su padre fallecido). Al año siguiente nacería un segundo hijo de esta relación entre Alfonso y Elena, el ya mencionado deportista olímpico Fernando Sanz.

Alfonso y Fernando jamás serían reconocidos como hijos de Alfonso XII, y de hecho, tras el fallecimiento del monarca en 1885, la reina regente consiguió el exilio en Francia tanto de Elena como de los dos jóvenes vástagos del monarca, jugosa pensión mediante. En Francia moriría la artista en 1898. Tras su fallecimiento Alfonso Sanz regresó un tiempo a España, aunque acabó trasladándose finalmente a México. Por su parte Fernando se quedó en París, donde en sus años de juventud se convirtió en un deportista de cierto éxito sobre las dos ruedas. No en la carretera, que eso era muy sacrificado para la mentalidad aristocrática, sino en el velódromo, en donde consiguió algún que otro éxito.
 
Primera medalla olímpica en el ciclismo español
Los mayores éxitos de Fernando Sanz tuvieron lugar en el velódromo de Vincennes (hoy Velódromo Jacques Anquetil), en donde se iban a disputar las pruebas de distancia sprint de los Juegos Olímpicos (2.000 metros en aquella edición). En primera ronda iba a finalizar en segundo lugar. De ahí iba a llegar a las rondas eliminatorias, en donde superaría con bastante solvencia los cuartos de final y las semifinales. En la final iba a competir contra Georges Taillandier, quien ya le había derrotado en un mitin de velocidad en París celebrado meses antes. Y nuevamente Taillandier iba a derrotarle claramente. Alfonso, pues, iba a conseguir la medalla de plata, la primera de un deportista español (aunque compitiese bajo bandera francesa). Además, a día de hoy sigue siendo el único Borbón que se ha convertido en medallista olímpico, aunque no ha sido el único participante, ya que, por ejemplo, Juan Carlos de Borbón participó en la prueba de vela en las olimpiadas de Munich 1972. El bronce en esta prueba del 2.000 sprint, por cierto, sería para el estadounidense John Henry Lake.
 
Fernando abandonó el ciclismo en pista y se pasó al boxeo, en donde llegó a proclamarse campeón de Francia dos años consecutivos.

Después de ese éxito en París, Fernando continuó compitiendo de forma esporádica, ya que su vida en la alta sociedad resultaba agotadora. Poco a poco la bici fue perdiendo interés para él. Probó suerte en el boxeo, logrando proclamarse campeón de Francia de “boxeo inglés” en los años 1903 y 1904. Después de eso se le perdió la pista para el mundo del deporte. Fernando Sanz murió antes de haber cumplido los 44 años, en enero de 1925, en Pau. Jamás se casó, y siempre tuvo fama de bohemio. Nunca llegó a trabajar, y repartía sus tiempos entre el deporte, la poesía y la música.
 
Saludos a todos!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario