lunes, 25 de julio de 2011

La ascensión de Bahamontes

En el año 1952 se comenzó a escribir en el Tour de Francia la leyenda de un puerto, produciéndose ese año su primera ascensión. Ese puerto era nada menos que el Alpe D´Huez. Pero, a la par, en el Macizo Central Francés se produjo también ese año una novedad en la carrera, se subiría, también por primera vez, el Puy de Dôme. El ganador en ambas cimas en aquella su primera ascensión no fue otro que il campeonissimo Fausto Coppi, quien ese año realizó una demostración y arrasó en la carrera, consiguiendo nada menos que ganar 5 etapas, y aventajar al segundo clasificado de la general en casi media hora.

Quizás, en una primera impresión, para el aficionado no sea un puerto muy reconocible, ni por su fama ni por su dureza. Pero eso es porque no se le ha publicitado tanto como a otras cimas míticas de la carrera francesa, o quizás porque no se puede obtener la misma dureza previa en una etapa que finalice ahí que en otra que lo haga en los Alpes o en Pirineos. Dicho puerto está abierto a carreras profesionales, pero no así a cicloturistas, por la peligrosidad de su descenso.

Pero para los mayores conocedores de este deporte si se hacen varias menciones, seguro que no se puede volver a olvidar ya de este puerto, ni de lo que significa. En ese puerto tuvo lugar una etapa mítica y maravillosa, que pudo haber cambiado para siempre el ciclismo.
 
En 1964 obtuvo la victoria el fantástico escalador Julio Jiménez y fue secundado por Bahamontes, obteniendo así un doblete español. Pero lo que quedó para la leyenda fue la disputa, por la general de la carrera, entre el popular entre su público, Poulidor, y el campeón Anquetil. En la cima Poulidor solo fue capaz de recortar 43 de los 57 segundos que necesitaba para vestirse de amarillo aquel día, por lo que no pudo vestirse de amarillo. Y jamás se vistió así.

Pero sobre todo será recordado dicho puerto por el puñetazo que recibió Eddie Merckx en el ascenso al mismo en 1975, peleando con el corredor local Thevenet el que podría ser su 6º Tour de Francia. Ese puñetazo de un fanático del galo terminó de hundir a un Merckx que ya estaba pasando sus apuros por ganar dicha carrera y que finalmente no hizo.
 
Definitivamente se puede decir que ese puerto había entrado con letras de oro en la leyenda de la carrera, ya que había cambiado nada menos que en dos ocasiones la historia.

Pero habría una tercera vez. Una tercera vez que, por cronología, sería la primera vez. Esta primera vez iba a ser en el Tour de 1959, el Tour que ganó Bahamontes, y precisamente iba a ser el quien protagonizase un hecho inolvidable en el Puy de Dôme. Tanto es así que por muchos especialistas es considerado como la mejor ascensión de un ciclista a un puerto en esa carrera, y solo equiparable a la que tuvo lugar 10 años después por parte de Merckx en Las Tres Cimas de Lavaredo (Giro de Italia).

Allí se iba a diputar por primera vez una cronoescalada en el Tour, y a priori el gran favorito sería el ganador de la carrera el año anterior, Charly Gaul. Era una crono muy corta, de tan solo algo más de 12 kilómetros, todos ascendentes salvo un corto tramo inicial de llano. Uno a uno fueron tomando la salida todos los grandes de la carrera; Gaul, Anquetil, Rivière, Bahamontes o el campeón del mundo, Baldini. Durante la ascensión sorprende ver la facilidad con la que Bahamontes (dorsal 81) dobla a la gran esperanza francesa para el futuro, Rivière (nº 71). Fue una forma de doblar casi insultante, puesto que el español iba cómodamente sentado sobre su bicicleta mientras que el galo daba auténticos chepazos para subir.
 
De la ultima rampa, una auténtica pared de 700 metros casi al 16% de desnivel, hay que destacar que mientras los rivales sufrían, Federico la subía sin ir al máximo de sus posibilidades. La prueba fue que al cruzar la línea de meta, mientras todos los corredores pasaban por problemas físicos, el español se fue andando tranquilamente. Otro de los habituales regodeos del toledano, como aquel día que se tomó un helado en la cima de un puerto.
 
Pero ahí no estuvo lo más sangrante de la etapa. Lo peor para todos sus rivales fue al llegar a meta. Bahamontes completó el recorrido con un tiempo de 36 minutos y 15 segundos, superando en más de un minuto y medio a Gaul y en casi 4 nada menos que a Anquetil. Ya hemos dicho que también dobló a Rivière, por lo que a este también le alejó a un mundo. Aún así tuvo que esperar dos días más para vestirse de líder, puesto que aquel día aún no lo hizo, correspondiendo el honor a Hoevenaers.
 
Fue tanto el miedo que le cogieron a Bahamontes tras esta autentica exhibición que jamás, según cuenta él siempre, le pusieron otro final en alto en el Tour en los años en los que podía pelear por la general (en 1964 hizo pódium con 36 añitos).



Saludos a todos!!

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