martes, 10 de julio de 2012

Dieter Senft, el diablo del ciclismo

Hace apenas unos días se dio a conocer, dentro del mundo del ciclismo, que Dieter Senft, "el Diablo del Tour" quizás el aficionado más fiel al ciclismo en las últimas décadas, que casi con total certeza no estaría presente en las carreteras de Francia, haciendo su habitual y particular seguimiento de la ronda gala. Esto se debía a que por un problema personal había tenido que pasar por el hospital, y ahí le habían recomendado reposo absoluto durante el verano, lo que, en un principio, le debería imposibilitar el acudir a la edición de este año del Tour.

Dieter Senft es un alemán nacido en Storkow, un pueblo próximo a Berlín, en plena postguerra alemana, concretamente un 7 de febrero de 1952. Dieter es un inventor y diseñador, entre otras cosas, de bicicletas, conocido por sus amigos como Didi. Pero por ninguna de esas cosas es mundialmente conocido en el ciclismo. Él es conocido en el mundo del ciclismo por ser uno de los grandes animadores de las cunetas en las Grandes Vueltas por etapas, especialmente en el Giro de Italia y en el Tour de Francia. No obstante, su presencia no es exclusiva de esas carreras, ya que también se le ha podido ver en alguna que otra ocasión en la Vuelta a Alemania o en la Vuelta a Suiza. En todas esas cunetas aparece siempre disfrazado de manera que pueda distinguírsele del resto de los aficionados que se encuentren en los puertos, y es que el bueno de Dieter se disfraza, año tras año, de diablo, acompañado siempre por un tridente decorado para cada ocasión.

En sus años de joven, Dieter vivía en Alemania del Este, y ahí fue un ciclista que llegó a competir en algunas carreras en ese lado del Telón de Acero, teniendo como sueño el de la práctica totalidad de los amantes del ciclismo de ese lado del Muro, el participar en la Carrera de la Paz, pero no llegó a cosechar gran éxito como ciclista, por lo que optó por dedicarse a diseñar modelos de bicicleta para el país. Todo esto tuvo lugar en los años 70 y comienzos de la década de los 80, momento en el que también comenzó a diseñar modelos de bicicletas poco corrientes.
 
Pero ni por su vida deportiva ni por su peculiar forma de diseñar bicicletas es conocido Didier Senft para el mundo del ciclismo más ocasional. Y es que Dieter saltó a la fama a mediados de los 90 por su particular forma de aparecer en las cunetas de las carreras ciclistas más importantes, disfrazado de diablo y portando siempre un tridente, el cual decora especialmente para cada carrera.
Parece ser que todo comenzó en el año 1993, cuando en la 15ª etapa de la carrera, una etapa que finalizaba en Andorra y de la que resultó vencedor Oliverio Rincón, en los últimos kilómetros de la misma las cámaras de televisión no pudieron evitar captar la figura de un extraño personaje, un personaje que iba disfrazado de diablo y que se dedicaba a animar a los ciclistas, pero sin llegar a molestarlos, puesto que Dieter sentía y sigue sintiendo un gran respeto por la figura del ciclista, como competidor que fue en sus años de joven.
 
Un peculiar tipo que hacía su acto de aparición en 1993 vestido de diablo, justo el momento en el que comenzaba el declive del verdadero diablo, Claudio Chiappucci, por quien Dieter sentía una verdadera admiración por su forma de comportarse sobre la bicicleta, siendo siempre ofensivo. Esta vestimenta de Dieter fue elegida en honor al corredor italiano, además de por una expresión que tenían los comentaristas de Alemania del Este, cuando este era pequeño y seguía las retransmisiones por radio o televisión. En esa expresión, los comentaristas hacían alusión a un diablo rojo cuando se referían a las últimas rampas de un puerto en las etapas montañosas. Y como Dieter jamás vio a ninguno de esos diablos a los que hacían referencia los comentaristas de Alemania Oriental, optó por disfrazarse de esa distinguida forma.

Ditier comenzó a ser buscado por los objetivos de las cámaras de cada carrera desde aquella su primera aparición en 1993, algo que no tendrían muy difícil, porque siempre acompañó a las grandes carreras durante su recorrido desde aquel momento. Su estilo siempre era el mismo; disfraz de diablo de color rojo cubierto por una capa negra, tridente, su inconfundible barba blanca, y por supuesto, su famoso remolque con una bicicleta gigante. Suele situarse en los últimos 25 kilómetros de la etapa, si esta es llana, y si es montañosa, en los últimos 5-10 kilómetros del puerto, ya que no le gusta situarse nunca en el último kilómetro (tal y como dice la expresión de la que viene su idea de vestir así), según dice, por el peligro que puede entrañar su presencia para los ciclistas en ese último kilómetro.
Sus apariciones en el Tour no han cesado desde aquel 1993, pero también lleva apareciendo en el Giro d´Italia desde 1996. Su figura también se ha dejado ver en alguna Vuelta a España, Campeonato del Mundo o también en Juegos Olímpicos, aunque ahí su presencia no adquiere las cotas de importancia, ni tiene la misma regularidad que la del Giro o la del Tour.
 
A la caravana que le acompaña siempre en su seguimiento a cada carrera, junto a su particular bicicleta gigante, nunca le falta tampoco unos 50 litros de pintura blanca para dejar mensajes en el asfalto, mensajes que no tienen porque ser el nombre de ningún ciclista en concreto, sino que también pueden ser a favor de un ciclismo limpio.

Su fama ha llegado a alcanzar límites insospechados, teniendo actualmente patrocinadores personales, los cuales le han permitido pagar sus múltiples viajes por toda Europa, siguiendo cada carrera que puede. Y  es que a Dieter le buscan todo tipo de aficionados, para hacerse unas fotos con él, grabarle en algún video o conseguir su autógrafo, por lo que para el patrocinador es un gran producto. El diablo, por supuesto, siempre acompaña cada uno de estos actos con una enorme sonrisa, que le hace, aún más si cabe, ser más admirado entre los amantes del deporte, aficionados o ciclistas profesionales.
 
Aunque es un gran amante del ciclismo, y viste siempre como el diablo, Dieter no se caracteriza por sus dotes de adivino, porque ya hace algún año que pronosticó que un compatriota suyo, Patrik Sinkewitz sería ganador del Tour de Francia, mientras todavía competía bajo los colores del potente conjunto T-Mobile, circunstancia que no parece que vaya a poder cumplirse.
 
Pero Didi no es en exclusiva un seguidor de ciclismo, sino que también siente pasión por el mundo del futbol, y ha sido visto también en Mundiales o Eurocopas, apareciendo por primera vez con su peculiar vestimenta en el Mundial de Estados Unidos de 1994, siendo visto por última vez hace tan solo unos días, durante la disputa de la Eurocopa de Polonia y Ucrania, antes de acudir al hospital por su problema, del que los aficionados al ciclismo esperemos que se recupere plenamente y a la mayor brevedad posible.

Desde hace varios años, Dieter dirige un museo de bicicletas en su localidad natal, Storkow, en el que se encuentran expuestas más de 120 modelos diferentes, todos ellos de exhibición. Entre esa particular colección se encuentra el mayor tándem del mundo, que mide unos 6 metros de longitud, o la bicicleta más grande, que mide casi 8 metros de largo y 4 de alto. Todos estas creaciones de Didi, por supuesto, tienen su hueco en el Libro Guinnes de los Récords.
 
Por supuesto, a pesar de su trabajo, no falla en sus diversas citas anuales con el ciclismo. Y es que desde hace muchos años su figura se ha hecho indispensable en las cunetas, llegando a eclipsar en ocasiones a la propia carrera a la que acude, siempre que estas no sean el Tour o el Giro.


Saludos a todos!

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